Reseña de AYAKASHI TRIANGLE de Kentaro Yabuki, Ivrea

Reseña de AYAKASHI TRIANGLE de Kentaro Yabuki, Ivrea

Los Ayakashi son unos monstruos malignos que habitan Japón, pero existen unos poderosos ninjas exorcistas que dedican su vida a combatirlos. Matsuri es uno de ellos, aunque su máximo objetivo es proteger a su querida amiga de la infancia Suzu, que atrae a los Ayakashi como la luz a las polillas.

Su vida dará un vuelco el día que se tiene que enfrentar al gato Ayakashi Shirogane, un ser poderoso que se resiste a ser capturado y que cuando se ve acorralado usa una técnica inesperada: ¡Cambia a Matsuri de sexo! Matsuri seguirá teniendo entre ceja y ceja proteger a Suzu, pero ahora también tendrá que pensar cómo volver a ser un chico, mientras se enfrenta a los avatares de su nueva vida femenina.

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Recientemente Ivrea sumaba a su catálogo el manga AYAKASHI TRIANGLE, la obra más reciente de Kentaro Yabuki, a quién conocemos de sobras por ser el autor de To Love Ru con todo el fanservice que ello conlleva y quién ahora se atreve a meterse en el mundo de los ninjas y lo sobrenatural.

La serie es otro éxito de Yabuki que se publica en la revista Shonen Jump y cuenta hasta ahora con cinco tomos y un anime anunciado en preparación. Ivrea lo lanza en nuestro país en una replica exacta del formato japonés, un formato tankoubon rústica con sobrecubiertas de 192 páginas en blanco y negro, con cadencia bimestral de momento.

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Kentaro Yabuki es a estas alturas un mangaka de sobras establecido con una enorme experiencia a su espaldas en lo que es el típico manga "otaku" de romance con teta fácil. Docenas de tomos de To Love Ru son una prueba irrefutable de las características más destacables de su trabajo, y esa misma esencia se ha trasladado directamente a las páginas de su nueva obra.

La trama nos presenta a Matsuri, un ninja exorcista de Ayakashis (espíritus malignos), y Suzu, su querida amiga de la infancia. El tema es que ambos guardan sus propios secretos. Por un lado, Matsuri no le ha confesado que Suzu es un foco de atracción para estos Ayakashi, que ansían devorarla, y por el otro Suzu no le ha confesado que está loca por él y va más caliente que el palo de un churrero.

En esta situación es cuando aparece Shirogane, un gato Yokai que, tras fracasar al intentar comerse a la muchacha decide vengarse del ninja que lo ha impedido transformándole en chica. Y aquí es dónde empieza de verdad el eje central de la historia.

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Y con el eje principal, el manga cae en todos los clichés que podríamos esperar. Como en el caso de Ranma, a Matsuri lo del pudor femenino le importa un comino (toma rima) y eso da pie a toda una serie de escenas de enseñar cacha, piernas abiertas y acoso sexual por parte de sus compañeras de lo más innecesarias... lo cual sumado al fetiche de los muslitos rechonchos de Suzu nos lanza a una caída en espiral de fanservice gratuito.

El prota que no se cosca de como la chica del manga está enamorada de él mientras la misma es más tonta que hecho de encargo está demasiado trillado en el mundo de la comedía romántica, y solo da como fruto escenas que no sorprenden a nadie ya. Escotes, braguitas, alguna teta y un culete no son ya ningún reclamo si el manga no tiene algo más que ofrecer.
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Por suerte, este fanservice viene acompañado de dos ingredientes que le dan mucho más atractivo a Ayakashi Triangle: 

Por un lado, el espectacular dibujo de sensei Yabuki, un factor indiscutible en todas sus obras capaz de atraer la atención de cualquier otaku al que le gusten las viñetas bien dibujadas. El mangaka es capaz de trasladas todo el ecchi del universo a sus viñetas, creando chicas de lo más sugerentes en las escenas más eróticas sin despeinarse.

Por otro, la historia aporta bastante acción con las misiones de Matsuri como cazador de Ayakashis y su búsqueda por recuperar su cuerpo original, creando una dinámica de aventuras bastante divertida, mientras el intenta cazar monstruos y Suzu trata de pinchar con él, sea hombre o mujer.

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Ayakashi Triangle está bien. Sin grandes pretensiones. 

No es un título que prenderá fuego a la Jump, pero tampoco es un manga aburrido, aunque carece la chispa para convertirse en un título destacable, por lo que aunque los primeros tomos puedan resultar entretenidos, dudo mucho que la audiencia pueda soportar una serie larga con esta premisa.