Todo fan de Batman que se precie conoce La Broma Asesina, ese clásico que eriza los pelos y te mantiene enganchado página tras página, haciendo que aunque sea corto, se sienta todavía más escueto de lo que és. Ahora ECC ediciones ha decidido relanzarlo nuevamente dentro de su catálogo de DC Black Label y ofrecer una nueva oportunidad a sus fans de hacerse con esta joya.
Alan Moore (guión) y Brian Bolland (dibujo y color) son los autores de este gran clásico revisionado dentro de la biblioteca del murciélago. Eso sí, es importante recalcar que la obra original es de 1988 y en ella contaban además con John Higgins, aunque Bolland en la reedición quiso rehacer el trabajo anterior y darle su toque personal.
En cuanto a la edición que nos presenta ECC nos encontramos ante un sencillo tomo en cartoné de tapas duras que recopila en su interior apenas 64 páginas a color. Podría parecer escueto, pero su interior vale muchísimo la pena por los 12.95€ que cuesta.
La historia empieza con lluvia, hojas caídas de un árbol por los achaques del otoño y los faros del Batmóvil. Las viñetas iniciales producen una tensión oscura, con los primeros pasos de Batman adentrándose en el asilo de Arkham. Ninguna palabra, sólo miradas y gestos junto a algunos rostros conocidos hasta llegar a la celda de un demente sin nombre. Unas manos mortecinas, pálidas como los naipes que sostiene. El desconocido cartel de la celda da paso a una silueta conocida, un villano ensalzado por sus fechorías y el tiempo: Joker.
Así comienza esta historia, como un chiste. Un chiste en el que Batman, en un principio, trata de detener el fatídico destino que parece perseguirlos a él y a Joker. Su propia muerte, la de alguno de los dos. Una batalla que llevan librando desde hace demasiado tiempo y aún no ha finalizado. Probablemente jamás lo haga hasta que uno de los dos se manche las manos con la vida del otro.
Las intenciones de nuestro héroe se ven truncadas cuando el hombre que tiene frente a él no resulta ser quien esperaba. Un poco de tinte en sus manos y la sorpresa se gesta: el Joker ha vuelto a fugarse. Uno de los villanos más retorcidos y temibles de Gotham y el mundo entero campa a sus anchas.
Llegados a este punto, el interés está servido. ¿Qué nuevas locuras llevará a cabo? Como es de esperar en un personaje de su talla, por su mente no pasa nada bueno. Tratará de demostrar algo, crudo y visceral que removerá las entrañas del lector si empatiza con los personajes implicados, si logra ponerse en la piel de las marionetas de la obra de Moore.
La aparente sencillez de la historia está plagada de simbolismos y detalles que facilitan más de una lectura. Todo está perfectamente conectado, mostrándonos una historia de Batman que profundiza en la dualidad del héroe así como en los orígenes de su némesis. Puede verse cómo héroe y villano comparten una misma base que los ha llevado a tomar caminos opuestos, dos caras de una misma moneda, inseparables.
Como no podía ser de otro modo en una obra de estas características, nos encontramos con una sección de extras breve pero curiosa. Aparte de los típicos prólogos y epílogos realizados por Tim Sale y Brian Bolland respectivamente, nos encontramos con una breve historieta dibujada y escrita por Bolland, además de algunos de los bocetos de 'La broma asesina', entre los que se cuenta la fotografía en la que se inspiró para dar forma a la portada.
En cuanto a 'Un tipo inocente', nombre de la historia que encontraremos al final, es un extra imprescindible de rápida lectura. Es original e interesante, el breve relato de un chico que muestra sus reflexiones y oscuros deseos, queriendo, por una vez, hacer algo realmente malo. Una historia en la que incluye aquello que no pudo introducir en 'La broma asesina', como un homenaje al Batman de Dick Sprang.
Siguiendo con el dibujo de Bolland, así como el nuevo coloreado, más oscuro y acorde con el tono de la historia, mantiene el listón bien alto, al nivel de un guión de estas características. Sin demasiadas florituras o estilo distintivo, su dibujo muestra la realidad, con expresiones y movimientos calculados que logran transmitir las emociones de los personajes a la perfección. Un punto más a favor de la obra.
En conclusión, esta obra maestra te engancha desde el primer momento y no te suelta hasta que tus ojos terminan de descubrir la broma final. Una broma perturbada que podemos llegar a explicar tanto por la sencilla vía de una batalla entre enemigos, o de un modo mucho más trascendental y retorcido que rompe la pared que separa el cómic de la misma realidad. Conociendo a Moore, cualquiera de las dos opciones es viable.