Reseña de Batman: Victoria Oscura (Biblioteca DC Black Label), de Jeph Loeb y Tim Sale - ECC Ediciones.

Corrían los años 1999 y 2000 cuando fue lanzado en USA Batman: Victoria oscura, serie limitada que servía de secuela a la exitosa saga Batman: El largo Halloween y que lograba una vez más crear un clásico del murciélago.

Ahora, gracias al sello DC Black Label, esta inolvidable historia regresa con un nuevo y formato elegante cartoné que nos ofrece ECC Ediciones.

Nos encontramos ante una continuación directa de El Largo Halloween, dónde el equipo creativo formado por el escritor Jeph Loeb, el artista Tim Sale y el colorista Gregory Wright se reúne una vez más para dar un nuevo capítulo a su visión del caballero oscuro.

Como sugiere el título, la historia se siente bastante más tenebrosa que su predecesora, pero a pesar de ello a medida que avanza podemos ver algo de luz al final del tunel.

Tras los acontecimientos del caso de Festivo, que pudimos ver en El Largo Halloween, Gotham se encuentra más rota que nunca. Lo sucedido con el fiscal Harvey Dent ha trastocado por completo el status quo, malogrando la relación entre Batman y el Detective Gordon, y la muerte de Romano ha dejado las familias del crimen en desorden y absoluto caos, provocando que las mafias se conviertan en un pozo repleto de pirañas.

De hecho, las relaciones son el motor que hace girar la historia de Victoria Oscura mientras un nuevo y misterioso caso de asesinatos azota la ciudad, dejando tras de si cadáveres de miembros del cuerpo de policía con pistas que apuntan indudablemente a Harvey Dent, ahora conocido como Dos Caras.

Intercalados de manera magistral por Loeb a lo largo de la historia, encontramos momentos de desgarradora sinceridad en los que los personajes se muestra sin tapujos al lector, exponiendo sus debilidades y traumas.

Los personajes principales de la historia son individuos fracturados, algo que se evidencia repetidamente a lo largo de todo el libro, en el que se remarca la soledad una y otra vez, una soledad que hiere y acompaña a cada uno de ellos lo deseen o no. Y esta soledad queda plasmada en cada una de las viñetas de Sale, en cada primer plano de Batman, Gordon o cualquier otro.

Una soledad que queda retratada con exactitud en su errónea relación con Selina Kyle, a la que no quiere abandonar, pero con la que tampoco comparte ninguno de sus momentos.

Como Alfred no deja de hacer notar, Bruce necesita aliados en su cruzada, y a medida que el tiempo continúa pasando y más cadáveres aparecen complicando el caso, Batman comienza a reconstruir torpemente sus viejas alianzas, mientras se establecen los cimientos de un nuevo e importante personaje que le cambiaría la vida para siempre: Dick Grayson, también conocido como su compañero Robin.

"Solo". 

Esa palabra se repite casi en cada viñeta y se aplica tanto al héroe como a sus enemigos. 

Dos caras es un claro ejemplo.

Su lucha, ahora como un nuevo ser completamente roto, se aprovecha de viejos conocidos y super criminales de Gotham, pero jamás llega a confiar en nadie, ejecutándolos fríamente de ser necesario. 

Dent, dividido, ahora se muestra como un absoluto monstruo sin escrúpulos que se encuentra totalmente abandonado en la irónica soledad que es la dualidad de su propia persona.

El drama que viven los Falcone es otro punto destacable, con los tres hermanos abismalmente separados por sus propias éticas, tan contrarias y cuestionables entre sí.

Loeb y Sale orquestan una historia magnífica, en la que la Victoria final, oscura o no, es alcanzada por el encapuchado cuando al fin logra depositar su confianza en sus aliados, abandonando la mencionada soledad para abrazar un nuevo y prometedor futuro.

Un futuro que cambiará para siempre la historia de Gotham.