Cómic: Reseña de All-Star Batman vol. 03: El Primer Aliado, de Scott Snyder y Rafael Albuquerque - ECC Ediciones.
Este mes de enero ECC Ediciones lanzaba el tercer recopilatorio de la nueva serie de Batman, englobada en el evento Rebirth (aka Renacimiento) de DC Comics, la estupenda All-Star Batman.
Una vez más tenemos un fantástico tomo dónde el veterano guionista del Caballero Oscuro, Scott Snyder, une sus indiscutibles habilidades a las del dibujante Rafael Albuquerque, junto a quién ya nos ofreció American Vampire llevándose por ello un Eisner, dando como resultado a una historia excelente del murciélago.
Este volumen recopila los números del 10 al 14 de la serie original All-Star Batman, en un formato cartoné en cuyo interior encontramos 176 páginas a todo color.
All-Star Batman: El Primer Aliado
Como sucedía en tomos anteriores, la colección continúa la tendencia de publicar historias de alta calidad que ofrecen miradas atípicas a momentos pasados de la vida del Caballero Oscuro.
En este volumen, los lectores se sumergen en la vida de Alfred Pennyworth y aprenden más sobre su historia, su familia y el papel que desempeña en el desarrollo de Bruce Wayne tanto como superhéroe, como persona. Esto combina con una trama principal increíblemente emocionante llena de muchos giros que nos mantienen constantemente interesados, sin abandonar el tópico principal de la relación entre hijos y padres y la recursividad a las historias de piratas como eje de la historia.
Es para ello que Scott Snyder cambia el enfoque clásico de Batman como narrador a la figura de Alfred, mezclando historias del pasado y presente del mayordomo no solo para crear un símil entre su yo pasado y su "hijo" Bruce, si no para poner al lector en el camino correcto a medida que se va revelando al auténtico villano y conclusión de la trama.
La primera secuencia de este tomo tiene un nivel de acción tan exagerado que roza lo ridículo, con Batman y Alfred conduciendo el batmóvil a través de un estadio de fútbol, donde Batman se lanza en un helicóptero mientras "The Star Spangled Banner" suena de fondo; pero este loco estallido marca el tono que seguirá la historia a lo largo de todo su desarrollo.
A partir de aquí, la historia sigue la aventura de Batman y Alfred para robar el legendario Motor Genesis, capaz de crear de cero a nivel celular, antes de que caiga en malas manos. Esto lo lleva a luchar contra los piratas modernos, quedar atrapado en un submarino hundido e incluso saltar desde un edificio mientras se está derrumbando... una enorme cantidad de escenas repletas de acción a raudales en las que el equipo del Caballero Oscuro lo pasa francamente mal para sobrevivir.
Pero la acción no solo tiene lugar en el presente; en el pasado Scott Snyder muestra a un joven y testarudo Alfred, jugando con el lector para que lo identifique en primera instancia con un joven Bruce, y rompiendo por completo su status quo de mayordomo, formando parte de un programa secreto de soldados británicos que se mueven en la sombra.
Acompañando a toda esta acción tenemos una narración reflexiva de Alfred, que agrega una gran profundidad y significado a la historia. Su lucha como joven se contrasta con su lucha como padre sustituto, sugiriendo que está constantemente inseguro de qué hacer como un padre que solo quiere lo mejor para su hijo, aportando un desarrollo para el personaje pocas veces visto anteriormente.
Para terminar de bordarlo tenemos el impresionante arte de Rafael Albuquerque, cuyo estilo áspero encaja perfectamente con una historia repleta de piratas y traiciones, logrando que las secuencias de lucha se sientan más realistas y en general generando una sinergia perfecta con el trabajo de Snyder.
Mientras esta historia es una auténtica joya, tenemos otra bastante más floja para cerrar el tomo, una historia independiente sobre la batalla de Batman contra una familia criminal en Rusia, escrita por Rafael Albuquerque y Rafael Scavone, con Bruce Wayne infiltrándose a través de una identidad robada. No es que esté mal, pero simplemente queda totalmente eclipsada por la primera, dejando al lector cargado de una enorme indiferencia.
Al arte aquí tenemos a Sebastian Fiumara, con un trazo muy similar al de Albuquerque, ya que presenta a las personas y ubicaciones en una luz áspera y arenosa. Además, sus diseños de personajes complementan en gran medida la historia; destacando obviamente a Vik, quién da imagen de ser tan turbia como debe.
