Siguiendo con la significativa labor que están haciendo con la obra del consagrado mangaka de terror Hideshi Hino, la editorial La Cúpula relanzaba este pasado octubre el volumen El Hijo del Diablo.
Nos encontramos ante una fantástica historia de Hino-sensei en las que el mangaka desarrolla todo un mito terrorífico, un total de 264 páginas en blanco y negro que nos vienen recopiladas en un rústica con solapas.
En esta ocasión, Hideshi Hino hilvana un mito que toma su raíz en un lejano pueblo de interior japonés, dónde encontramos a Rasetsu Emma, un doctor de gran renombre y heredero del Castillo Inferno, una poderosa fortaleza medieval que corona la población de la Villa de Inferno y que ha sobrevivido durante siglos a guerras y calamidades de todo tipo.
Este doctor vive en la plenitud, con una bella esposa y un hijo inteligente que es su mayor orgullo. Pero un día, al ir de excursión familiar, un accidente de coche termina con su hijo muerto.
Desesperado ante la muerte de su primogénito, el doctor decide hacer caso de una bruja vagabunda y sacrificar a otro niño para devolverle la vida a su hijo. Pero por supuesto, este camino no les lleva a nada bueno.
Desesperado, su padre hará todo lo posible por salvar a su hijo de la maldición, pero sus gestas no solo serán inútiles, si no que además no tardará en descubrir que viene de mucho, mucho tiempo atrás, y que se origina en los albores de su propia familia.
Como siempre, Hino logra crear un ambiente terrorífico que se desarrolla velozmente sobre sus páginas abarcando varios arcos en los que vemos como la maldición de los Emma se extiende hasta límites insospechados.
Por supuesto, la variedad narrativa de Hino viene en compañía de su estilo único, sencillo y a la vez grotesco que, aunque al principio se nos antoja como algo ridículo, termina logrando crear un ambiente malrollero bastante difícil de igualar.
Hideshi Hino (日野日出志)
Nacido en Manchuria en 1946, pronto se trasladó con su madre a Tokyo, donde el clima de posguerra que se respiraba en Japón marcó profundamente su niñez. Tras ver Seppuku, la película de Masaki Kobayashi, Hino decidió que quería ser director de cine, pero la fascinación que sus compañeros de clase sentían por sus dibujos le llevó a compaginar su carrera como cineasta con la de artista de cómic. Su primer trabajo, Tsumetai Ase (Sudor frío) vio la luz en 1967. Tras publicar en varias revistas y formar parte de diversos colectivos, en 1978 apareció su primera novela gráfica. Su inimitable estilo le ha colocado a la cabeza del manga de terror y ha influenciado a toda la siguiente generación de dibujantes.