Manga: Reseña de "Aquella Vez que me Convertí en Slime" de Fuse y Taiki Kawakami - Norma Editorial

Las novedades de esta primavera de Norma Editorial incluían una nueva licencia manga muy esperada por todos los seguidores del género Isekai; hablamos de Aquella Vez que me Convertí en Slime (Tensei Shitara Slime Datta Ken 転生したらスライムだった件), que ya cuenta en su catálogo con dos tomos.

Reseña de "Aquella Vez que me Convertí en Slime" de Fuse y Taiki Kawakami - Norma EditorialReseña de "Aquella Vez que me Convertí en Slime" de Fuse y Taiki Kawakami - Norma Editorial

Recordemos que nos encontramos ante la adaptación a manga de la serie de novelas que Fuse publicó inicialmente en la web Shosetsuka ni Naro en 2013, pasando a publicarse en la Micro Magazine 2014. Posteriormente en 2015 Taiki Kawakami realizó esta adaptación manga que se publicó en la revista Monthly Shonen Sirius la cual ya cuenta con 11 tomos.

Como es habitual, Norma Editorial trae la serie en un formato idéntico al japonés, en un formato tankoubon rústica con sobrecubierta de 13x18,2 cm, en cuyo interior encontramos respectivamente 240 y 188 páginas en blanco y negro.


Reseña de "Aquella Vez que me Convertí en Slime" de Fuse y Taiki Kawakami - Norma Editorial
Aquella Vez que me Convertí en Slime
A estas alturas cualquier otaku que se precio e incluso el seguidor casual del manga sabe que es un Isekai. Este género, para los que no estén muy sueltos en el tema, se basa en gente del mundo normal que por algún motivo (habitualmente su muerte y reencarnación) van a parar a un mundo de fantasía clásico del estilo Dragon Quest, dónde habitualmente se siguen el trasfondo y las normas de un RPG.

Bajo esta premisa ya van un sinnúmero de series que han ido dejando el tema de lo más trillado, hasta el punto en que comienza a ser aburrido. Pero entre todas ellas, siempre hay algunas que logran añadirle ese toque de originalidad a la mezcla que provoca que la historia vuelva a tener algún aspecto que nos logre la atención, algo que este manga logra con creces.

Satoru Mikami es un humano de 37 años, virgen y solitario, que trabaja diligentemente en una oficina. Un día acompaña a un compañero y su prometida a celebrar su unión cuando, sin ningún motivo, un criminal aparece de la nada y lo apuñala.

Reseña de "Aquella Vez que me Convertí en Slime" de Fuse y Taiki Kawakami - Norma Editorial
Bien, ya tenemos al habitual protagonista de Isekai, cayendo al ciclo de reencarnación que lo enviará a un lejano mundo de fantasía, pero en este caso se encuentra con algunas peculiaridades. Y es que aquellos que logran reencarnarse al mundo al que se dirigen, suelen renacer con algunas habilidades especiales...

... y él, en base a sus últimos pensamientos, termina reencarnándose como un slime.

Sí, un slime, esas graciosas bolitas y gelatinosas que habitualmente son unos monstruos de bajo nivel y que se popularizaron principalmente por la saga Dragon Quest. Pero el slime de Satoru no es un bichito cualquiera, y pronto comienza a darse cuenta de que posee unas habilidades de lo más beneficiosas: su habilidad para absorber cualquier cosa y asimilarla gracias a su habilidad Gran Sabio, lo que le permite aumentar rápidamente sus capacidades hasta límites insospechados.

El slime, tras vagar varios días por una cueva absorbiendo todo lo que toca, finalmente se encuentra con Veldora, el más joven de los cuatro dragones más fuertes considerado un monstruo catastrófico antes de ser sellado por una heroína hace siglos. El dragón no solo se vuelve y le enseña varias cosas al slime, si no que le da el nombre de Rimur Tempest y realizan un pacto mediante el cual Rimur se compromete a liberarle en el futuro, antes de hacerle desaparecer con su habilidad.

Reseña de "Aquella Vez que me Convertí en Slime" de Fuse y Taiki Kawakami - Norma Editorial
Tras emerger al mundo exterior, Rimur continua absorbiendo materiales y enemigos, hasta que sus estadísticas comienzan a estar "rotas", comenzando a llamar la atención de amigos y enemigos por igual. Su poder, cada vez más grande, pronto comienza a granjearle amigos entre los monstruos, convirtiéndole en líder de una aldea goblin y de toda una manda de fenrir, a los cuales comienza a evolucionar con su mera presencia.

Así es como da inicio el viaje de Rimur el slime, un monstruo que a pesar de parecer inofensivo comienza a adquirir habilidades y aliados de manera imparable, dando pie a un personaje cada vez más poderoso bajo las normas de este nuevo mundo en el que se ha reencarnado.

Bajo estas condiciones es inevitable que recordemos en la historia de Fuse el Overlord de Kugane Maruyama, con la cual encontramos muchos paralelismos en la obra, como la velocidad con la que crece su imperio de aliados y su red de influencia, en su poder abrumadormente superior al de los otros habitantes de su mundo, a su curiosidad por encontrar a otros semejantes de su anterior mundo.

Por su parte, Taiki Kawakami añade la parte artística a la adaptación manga de estas novelas, quién realiza una labor ejemplar al lograr trasladar toda la carisma de los personajes originales a las viñetas con su estilo de trazo fino y delicado, lo cual es todo un éxito si tenemos en cuenta que es capaz de dotar de expresividad propia a Rimur.