Juegos de Mesa: Falomir Juegos, la copia hecha arte.

Leyendo en páginas de juegos de mesa, vi que hubo una gran polémica sobre el juego de mesa Alien: USCSS Nostromo. El juego basado en Alien, el octavo pasajero y de cómo la empresa fabricante, Wonderdice, robó el juego de su creador… así por la patilla. El juego tiene pinta de irse a la mierda al nivel de Aliens: Colonial marines, aquel juego que salió para las consolas de la anterior generación.

Bueno, el caso es que eso me hizo pensar, aquí ha habido (y sigue habiendo) una empresa de juegos que se dedicó única y exclusivamente a plagiar juegos por la patilla y robar ideas de otros hechas con la cara tan dura que podría ponerse en la proa de un rompehielos. Sí amigos, me estoy refiriendo a FALOMIR JUEGOS.

José Luis Falomir Alcorisa fundó la empresa en 1945 en algún pueblo de Valencia. El bueno de José Luis, allá por los años 80 se puso a rebufo de la empresa americana MB (Milton Bradley Company), y nunca mejor dicho, porque mientras el que va delante lleva toda la resistencia del aire, el que va detrás va mucho más liviano, aprovechándose de su competidor.

Todo juego tiene un nicho en el que vender: Familiares, wargames, estrategia, etc. Bueno, pues Falomir juegos tenía un nicho muy especial: Los padres confundidos. Ya sabes, mi hijo me ha pedido “no-se-qué de fuego o algo así”, un juego de mesa de esos… - ¿La isla de fuego tal vez?, un juego que ya costaba más de 5000 pesetas en la época, pues no, acababan llevándose La bola de fuego, un sucedáneo más malo que tener piedras en el riñón.

Según Pepe Pineda, creador de juegos de Cefa, otra empresa española dedicada a juegos de mesa, se hacían en torno a 14 juegos al año y por tanto, con tanta demanda, los productos eran como eran. Cefa también hacía muchas copias de juegos, como el Misterio, una copia del Cluedo con monstruos clásicos o La Ruta del tesoro, un Monopoly de piratas, pero también sacaba productos propios como el Sinai o el gran En busca del Imperio Cobra, todo un clásico de la época, pero es que Falomir sacaba al mercado auténticos despropósitos hechos exclusivamente para sacar dinero sin ofrecer un producto mínimamente original, tirando de copias baratas de otros que sí habían tenido éxito.

Quizás pensáis, millenials míos, que dramatizo demasiado (digo millenials porque los puretas como yo sabrán perfectamente que no exagero un ápice). Bien, aquí muestro algunos ejemplos. Pasad y disfrutad.

En busca del imperio Cobra de Cefa Toys vs A la búsqueda del reino Cobra
Era el año 1983, hacía un año que se había estrenado Conan el bárbaro, y He-man y los masters del universo salía ese mismo año y como antes las pelis blockbusters eran pocas, todo se suplía con versiones de cine B (eufemismo de copia descarada y más mala que la lepra). La cosa es que, en ludotecas españolas cargadas de parchises y ocas, apareció de la mente de un tal Pepe Pineda y de la mano de un gran ilustrador Isidre Monés: En busca del imperio Cobra, un juego que bebía del mundo de Conan y He-man: Magia, espadones, héroes y con un punto ciencia-ficción. Bien, no dejaba de ser un parchís o una oca, pero ¡eh! Ahora tenía argumento y podías llevar espadas mágicas o hachas de plomo (por si te atacaba un dragón radioactivo me imagino).

Tiempo después (No pienso ni molestarme en saber en qué año salió) apareció A la búsqueda del reino Cobra. Mientras que el primero entraba por la vista y enamoraba con un trabajado tablero y donde habían dibujadas 4 islas: La isla de Cobra, La selvática Khytya, la desértica Vendha y la gélida Hyrca (si ponías haches intercaladas molaba más, todo el mundo lo sabe, Jon Nieve), el segundo era… Bueno, digamos que no se gastaron mucho dinero en ilustraciones de tablero.






La cosa es que hace pocos años volvieron a sacar el En busca del imperio Cobra de Cefa, irónicamente, la nueva Cefa trilló de una página web de print and play su propio juego (la antigua Cefa cerró hace años y vete tú a saber dónde acabó todo ese material), la cosa es que, al parecer, Cefa se "olvidó" de poner el nombre de sus creadores, así que, podríamos decir que Cefa falomizó su propio producto.

Heroquest vs Herocult

Heroquest, toda una joya de MB y Games Workshop. MB puso el reglamento y GW las miniaturas. El juego tomaba prestadas algunas temáticas de D&D e incluso Conan el bárbaro, como dije, no había muchos blockbusters por aquella época. El juego fue una iniciación al rol para muchos y lo hacía con una estética muy buena para la época.

Herocult, por su parte, iba a la estela de Heroquest. Tras investigar por varias páginas web, hay una palabra que se repite, en serio, buscadlo vosotros si no me creéis… “puta mierda” es como coinciden algunos que recuerdan este juego. Yo habría usado alguna palabra menos soez, pero como concepto hay que reconocer que lo resume bien. Pero, también he encontrado a alguno que ha defendido este juego, así que busqué el reglamento, me lo leí… y mira, es malillo, pero los ha habido peores. Es más, considero que Herocult y la portada prácticamente calcada de Heroquest no le hacen justicia a este juego de mazmorras. Heroquest está influenciado en D&D, eso está claro, pero no plagia. Hay un juego mexicano del mismo palo: Calabozo, la aventura de los anillos, que es muy parecido a todo esto, pero tampoco plagia, tiene unas reglas propias y algunas dinámicas diferentes y queda majete (en cuanto uno sabe que el juego es mexicano y se lee las reglas, lo hace con acento de México inconscientemente ¿por qué será?), pero los diseñadores de Herocult trataron mal a su producto porque les podía haber quedado un producto bastante resultón… con pobre maquetación, también hay que decirlo, pero decidieron ir a su nicho de compradores: los padres despistados.
Igualicos

El contenido de Heroquest
El contenido de Herocult

¡Qué cachondo el viejo!



Cathedral vs Catedral
Cathedral era un juego simple, pero era creo, que de los mejores juegos de la época. Aun hoy en día se vende y no me extraña. Tiene un aire al Tetris, puesto que se trata de utilizar la capacidad para ordenar bloques en los espacios que tienes disponibles; si bien cambia respecto al juego ruso que van despareciendo filas, en este, el espacio se va limitando cada vez que se coloca un edificio con una forma característica. El primero que no puede poner un edificio pierde. Y ya, no tiene más, pero el juego venía en piezas en 3D, nada del otro mundo, pero le daba un valor añadido.

Por el contrario, Catedral, usaba el manido Parchís/Oca reinventado, teniendo que ir a una casilla moviendo tras tirar un dado, coger una carta con una campana (si no, tocaba volver a hacer el recorrido), una vez con la campana, ibas hasta la casilla de la catedral y fin. Victoria… Tan divertido como ver crecer el pelo.



Cruzada estelar vs Spacego
Cruzada estelar fue otra de esas joyas de MB y Games Workshop que hicieron hace 30 años (o más). Mientras Heroquest fue el hermano pequeño de Advanced Heroquest, muy superior al de MB, Cruzada estelar no era peor que Space Hulk, tenía un montón de miniaturas, entre ellas, peña del caos, orkos y eldars, mientras que el de GW tenía genestealers. Así que era un producto diferente, e igual de buenos ambos. No voy a hablar del reglamento porque considero que todo el mundo sabe de que va al menos estos juegos.

Por el contrario, Spacego, venía a ser un sucedáneo de Space Hulk, pero… al igual que pasaba con Herocult, Spacego no es tan malo como cabía esperar, ¿flojillo? sí; ¿cartón del malo a raudales? también. Pero mira, a ese reglamento le pones unos marines espaciales, unas miniaturas chulas y un tablero majo y oye, hasta lo compraría y todo. ¿El reglamento? los jugadores deben entrar en una nave alienígena, desactivar trampas, matar bichos, poner varias bombas y largarse de la nave antes de que explote. Posiblemente, el mejor juego de Falomir de aquella época.



Hotel vs Gran Hotel
Hotel no era más que un Monopoly con un lavado de cara… Un gran lavado de cara. Cada jugador llevaba un coche por una especie de circuito donde iba comprando terrenos de hoteles que luego iría edificando en fases, incluyendo zonas ajardinadas. El juego no tenía mucho, era algo repetitivo, pero los edificios en cartón y plástico estaban muy bien hechos, con serigrafías metalizadas para representar el reflejo de los cristales, distintos tipos de hoteles y fichas en forma de coches de lujo (yo pensaba que eran Porsche 911, pero no, eran Rolls Royce Silver Wraith del 47, lo que le daba más clase aún si cabe a este juego). Como guinda del pastel, venían edificios del banco y del ayuntamiento para pedir el permiso de obras (había un dado con colores verde y rojos para ver si te aprobaban el proyecto o no… lo curioso es que ya en los locos principios de los 90, inocentes e imberbes que éramos, ya nos inventábamos reglas para pagar un extra y volver a tirar el dado, ¡Sin comentarios!).


Si Hotel era el Mónaco de los juegos de mesa, Gran Hotel era Magaluf. Básicamente se podría resumir en “hortera”: colores estridentes, fichas de parchís, y casas del monopoly. He buscado el reglamento para comparar temáticas, pero me ha sido imposible encontrarlo, así que en lo que se refiere a mecánica de juego, por ahí se salva.




La isla de fuego vs La bola de fuego
Y llegamos al caso más flagrante: La isla de fuego, un juego americano en toda regla. 4 exploradores viajan a una isla para hacerse con una joya mientras en lo alto de ella hay un ídolo que lanza bolas de fuego. Esta aventura Pulp estaba hecha en un tablero bastante grande, pintado a todo color y en 3D, impresionante aun hoy en día, incluyendo 4 miniaturas de exploradores de un nivel más que aceptable. A nivel de reglamento, pues mirad, no es más que un parchís con argumento. Tirabas 1D, de dos a seis movías tantas casillas como resultado se obtenía, un uno hacía tirar una bola de fuego, intentando tirar a un aventurero obligatoriamente, aunque fuera el tuyo. Si te chamuscaba ibas a parar a “casa”, es decir, a una meseta incandescente, donde debías volver a buscar la joya. Era un juego muy sencillo pero muy espectacular… Es decir, muy americano.

Su contrapartida, La bola de fuego, no se trataba de emular a Jerry Lewis tocando un piano en llamas, no. La versión cutre-cartón era en 2D y con una estética infinitamente peor. Si el primero era un Parchís con argumento, el segundo era una oca, donde según donde cayeras iba a ocurrir una cosa u otra: Que si la casilla del cocodrilo, la del pulpo gigante o la de la bola de fuego te hacía perder varios turnos. Como curiosidad deciros que, las fichas, en lugar de ser miniaturas en 3D como el primero, eran cartones en 2D ¡completamente iguales unas de otras! Además, los de Falomir, con un morro capaz de rallar el diamante, piratearon directamente la ilustración de la Isla de Fuego, tanto en la portada como en tablero… Eso por no hablar de las faltas de ortografía en la mismísima portada. En fin, todo un despropósito y un ejemplo de cómo no hay que hacer un juego de mesa… O de cómo hacerlo y que a día de hoy se recuerde por la desfachatez de sus creadores.

Como guinda, y emulando a la familia Falomir, le sigue un grupo de gente que vende este juego por páginas web y Apps de venta de segunda mano a precios que van desde los 35 a los 64 euros (recordemos que Colonos de Catán original vale 36€) con subtítulos como: “Excelente juego de mesa, la Bola de Fuego. ¡Toda una joya!” … Claro que sí campeón, claro que sí.



Monopoly vs Superpoly
Lo de este juego es algo curioso, puesto que el propio Monopoly es una copia de un juego de principios del siglo XX, The Landlord's Game. Bien, pues como no podía ser de otra manera, los de Falomir tuvieron que sacar la variante, no demasiado variante para que los padres pudieran confundirse en época de reyes (aunque no me imagino a un niño de los años 80 pidiendo un Monopoly para reyes… bueno, ni de los 80 ni de los 50).

Pero aún se podía rizar más el rizo, la mencionada Cefa sacó su versión del Monopoly, el Palé, un juego patentado por un tal Paco Leyva (de ahí el nombre), repito: PATENTADO.



Juegos que sí funcionaron
Dentro de toda esta amalgama de despropósitos, hubo algunos juegos que sí llegaron al estándar del juego original, si bien con los mismos acabados reguleros. Intelect emuló a Scrabble con un resultado bastante digno; Coloca 4 copió el Conecta 4, que, aunque el de MB tenía unas fichas de calidad, con un grabado de “MB” en cada ficha, el de Coloca 4 suplió bien la marca blanca; Trivio 1000, 2000… (hasta 6000), emulaba a Trivial Pursuit, no dejaba de ser un juego de preguntas, el acabado era regulero, pero el juego no estaba tan mal para los estándares de Falomir.

En definitiva
La lista sigue y sigue: Risk y Conquest, Stratego y Tactego… hasta que Falomir se pilló los dedos con Hasbro y en 2008 acabó pagando millón y medio de euros por plagio.

No fue la única demanda que recibió, pero fue la de 2008 la que marcó un final de época, ahora, aunque tiene algunas copias de juegos (y no pocas), ha sacado material propio, en forma de juegos clásicos PODA (parchís, oca, damas y ajedrez), de magia y juegos de mesa para los más pequeños principalmente. Pero aquí no acabó la cosa, no, ¡Qué va! Falomir denunció a un empresario ibicenco por hacer una versión de varios juegos. Falomir pedía… [pausa dramática]… [pausa dramática un poco incómoda], ¡Prisión para el empresario ibicenco! ¡Venga va! ¡Pedid silla eléctrica ya que estamos! Al final, Falomir perdió el juicio porque… ¡NO TENÍA LICENCIAS DE ESOS JUEGOS! Sé lo que estáis pensando, ¿Qué palabra lo definiría? ¿Cinismo?, ¿Ironía?, ¿Tener una cara del material con el que poder hacer un escudo de Capitán América?

Actualmente la empresa lo llevan los nietos del bueno de José Luis. Así hablaba Fernando Falomir en una entrevista en 2016: “Cuando creamos un juego siempre pensamos en que la gente se divierta y creemos que, tras 70 años de trabajo, lo hemos conseguido” […] Bueno, tras 70 años de trabajo y varias demandas por plagio perdidas, ¿no?

La empresa reconocía que era algo común en la época, sí, cierto. Se hacía en juegos y sobre todo en películas de serie B directas al video club, pero tampoco era excusa, la valenciana Geyper no se dedicó a esa política de empresa, suyo es el Juegos reunidos de toda la vida y los Geyperman, versión española (y con licencia) de GI Joe y Actionman. Así que no, como excusa no vale.

Hay un juego plagiado que me hace especial gracia y con esto ya acabo, el ¿Quién es quién? (sin tilde en el original de MB) que fue plagiado por unas cuantas empresas, el ¿Cuál es cuál? (sin tilde en el “original” de Falomir y ya no nos ponemos en el error gramatical de preguntar Cuál en referencia a una persona, solo les faltaba titular Lo cualo es lo cualo), bien, pues Cefa hizo otra copia descarada y que resume muy bien lo que hizo Falomir en su día y en menor medida Cefa, el ¿Quién es quién? De Cefa se llamaba: ¡Qué cara tienes! Pues sí muchachos, mucha cara teníais, mucha cara.