De la mano de Asmodee Éditions vuelve uno de los míticos juegos de los años 90. Un juego bastante diferente a lo habitual pero que creo que es imprescindible que haya en el catálogo de juegos: Un juego de carreras.
La caja
La ilustración de portada ya nos da a entender que tipos de carreras podremos hacer, en las que no caben medias tintas: O el lujo y el glamour de la Fórmula 1 o la testosterona y el ambiente underground de las carreras ilegales al más puro estilo Fast and Furious.
La ilustración de portada es bastante bonita, sin nada espectacular, repetida en los laterales de la caja.
Dentro veremos dos circuitos: El circuito de Mónaco, el sumun del sumun del glamour de la Fórmula 1 y un circuito urbano para emular a Dominic Toretto o Brian O’Conner.
El reglamento
¡Oh amigos! En la sencillez es donde reside la clave del éxito de este juego. Es un juego de carreras, así que tiene que ser rápido y dinámico. Cada marcha tiene su propio dado, la primera es 1D4 con un resultado de 1-2, la segunda es 1D6 con resultados que van del 2 a 4, hasta llegar a quinta con 1D20 con resultados que van del 11 al 20 y el espectacular D30 con resultados de 21 al 30. (Lo sentimos, los coches de Fórmula D solo tienen 6, nada que ver con los coches que salen en Fast and Furious).
Puedes intuir como irá la cosa ¿verdad? Escoges una marcha, tiras el dado y sumas tantas casillas.
-¿Pero entonces no es más que un simple tiradadados?
-¡Pues claro que no! Decir que Fórmula D es un tiradados es como decir que una carrera se gana acelerando y girando un volante. No, cada curva que tomas, debes decidir dónde colocarte para situarte mejor para la siguiente, decidir cuándo fuerzas el coche y hacer una estrategia ANTES de la carrera. Por mi experiencia en este juego te toca ver el circuito, pensar donde vas a forzar la máquina, donde ahorrarás componentes y diseñar un coche para ganar la carrera (¡oh sí! ¿No he dicho que diseñas tu propio coche en función de tu forma de conducir y tus necesidades para el circuito?).
Pero como toda táctica bien diseñada sobre el papel llega el momento de enfrentarlo a la realidad y llegan los imprevistos: Calar el coche en la salida, lluvia repentina o accidentes. Todo con reglas sencillas… ¡Y sin cartas! No me malinterpretéis, me encantan los juegos de cartas, pero hay juegos donde no toca, y creo que este es uno de ellos, tu control de coche cabe en un DIN A5 y no necesitas más, ¡algo muy necesario cuando el número máximo de jugadores es hasta de 10!
Lo demás
¿Y qué es lo demás, señor pureta que nos habla de juegos de los 90? – Me gusta que me hagas esa pregunta, supuesto impertinente imaginario. Lo demás es lo que convierte a este juego en uno de los grandes: Su comunidad de jugadores. Esa comunidad que se curra un reglamento de competición, con reglas bien trabajadas o diseña sus propios circuitos para la comunidad, ¿todo para qué? Para pasar a otro nivel de juego: HACER UN CAMPEONATO DE FÓRMULA D.
Ahí estamos hablando de palabras mayores, un campeonato nada más y nada menos, algo que parece tan difícil de conseguir como encontrar el santo grial o descifrar la máquina Enigma pero que si tu grupo de colegas es de tamaño estándar y tampoco podéis quedar todas las semanas se puede hacer igualmente. Los coches de Formula D están pintados por parejas, es decir, en equipos, lo que lo hace ideal para ser llevado por un número pequeño de jugadores y ser prestado cuando viene un jugador puntual.
Por mi experiencia, cuando juegas a Formula D no quieres volver a dejar de jugar.
Lo mejor
- Interacción con otros jugadores.
- Sencillez.
- Cada circuito se juega diferente.
- Posibilidad de hacer campeonatos.
Lo peor
- Necesitas bastante espacio para albergar a muchos jugadores y el circuito.
- No están reeditados todos los circuitos oficiales.
- La toma de curvas no es del todo fiel a la física real.