Manga: Reseña de "El laberinto del millón de tatamis" (Hyakumanjo Labyrinth) vol.2 de Takamichi - @letrablanka
Tras una espera que nos hacía mordernos los puños finalmente esta primavera Letra Blanka Editorial nos traía el segundo y último volumen del que, en nuestra modesta opinión, es uno de los mejores título de su Colección Kanji:
El laberinto del millón de tatamis (Hyakumanjo Labyrinth 百万畳ラビリンス) de Takamichi.
Esta obra de ciencia-ficción finalista del Premio Manga Taisho 2016 nos llega tras cosechar una más que justificada fama por tierras francesas, en un formato tankoubon japones que hará las delicias de los otakus: una rústica con sobrecubiertas de 13 x 18 cm en cuyo interior encontramos 224 páginas, con cuatro a color. Toda una joya en la que se puede apreciar todo el cariño depositado por LetraBlanka para que los fans podamos deleitarnos.
El laberinto del millón de tatamis / Hyakumanjo Labyrinth
El primer volumen de El laberinto del millón de tatamis nos planteaba una trama que rompía con lo establecido, un derroche de imaginación poco habitual incluso en el mundo del manga que nos demuestra de lo que es capaz su autor.
Dos muchachas jóvenes llamadas Reika y Yoko que desempeñaban un trabajo de beta testers en busca de bugs en los videojuegos durante su fase de desarrollo antes de que estos salgan al mercado despiertan un día y sin ningún motivo aparente en una especie de laberinto enorme que parece no regirse por las leyes naturales.
Un complejo de viviendas japonesas con suelo de tatami y puertas correderas prácticamente infinito en el que pisos, paredes y objetos parecen obedecer alguna bizarra ley de programación: mesas que se replican, objetos que desaparecen y gigantescos monstruos que devoran partes del edificio para dejar tras de sí únicamente un enorme vacío y oscuridad.
Pero Reika es adicta a los bugs, y además de lograr rápidamente acostumbrarse a esta demencia y aprender a usarla en su favor, se abren camino hasta conocer a un ayudante remoto, Tagami, diseñador de un videojuego preferido por Reika por estar basado en los bugs y que parece estar inmiscuido en este tema y con intenciones de echarles un cable.
Ahora, con posesión de un mando a distancia que las permite abrir portales, logran salir a una especie de simulacro de ciudad dónde toda una serie de civiles parecen seguir su día a día sin inmutarse... a pesar de que se encuentran en una ciudad falsa en la que vagan hasta el fin de sus días como peces en una pecera.
Dispuestas a romper con esta prisión y a dar punto y final con la situación, Reika y Yoko comienzan a utilizar su recién obtenido y peculiar mando y los portales espaciales que es capaz de crear para hacer frente a los Cazadores, los misteriores y mudos seres que parecen vigilar a sus presas humanas en este mundo de cartón.
Takamichi sigue exprimiendo en este volumen el original mundo al que ha dado a luz en estas páginas, haciendo uso para ello de la peculiar protagonista que encontramos en Reika, una mujer cuya forma de pensar va mucho más allá de lo normal, capaz de reinventar las reglas del propio mundo y quebrar el status quo.
Su imaginario avanza seguro de su mismo, ofreciéndonos sorpresas en cada nuevo capítulo y siendo capaz de darle la vuelta a su argumento las veces que haga falta, hasta llevarnos a través de una historia que, en el primer tomo, no podíamos ni sospechar..
Por supuesto Takamichi nos ofrece además unas viñetas impecables en las que su estilo preciso y proporcionado es capaz de retrarar fácilmente a sus dos personajes, dotándoles de vida propia gracias a sus propias expresiones, haciéndolas viajar al mismo tiempo a través de escenarios imposibles.