Cómic: Reseña de "Star Trek. La Ciudad al Borde de la Eternidad" de Harlan Ellison [Editorial Drakul].
El 8 de septiembre de 1966 se estrenaba en la NBC el primer capítulo de la serie original de Star Trek, dando inicio a una de las mayores y más aclamadas franquicias de ciencia ficción de todos los tiempos.
Mucho ha sido todo lo aportado por esta serie, estando marcado habitualmente por la premisa de lo innovador y lo original. Una larga carrera que los ha llevado hasta este 2016, durante el que se ha estrenado el film Star Trek Beyond en el marco del 50 aniversario de Star Trek.
Un aniversarion del cual Editorial Drakul también se ha hecho participe a medidados de este mes de noviembre con la publicación en nuestro territorio del cómic Star Trek. La Ciudad al Borde de la Eternidad.
Aquellos que no son ajenos a la Enterprise NCC-1701 ni a sus tripulantes saben bien de que estamos hablando al mencionar semejante título.
La ciudad al fin de la eternidad (The City on the Edge of Forever) se emitio por primera vez el 6 de abril de 1967 como el episodio 28 y penúltimo de la primera temporada de Star Trek, y su acogida fue tal que fue aclamado por la crítica, nombrado mejor capítulo de la serie original por medios de renombre como Entertainment Weekly ó IGN, y galardonado con el Premio Hugo en 1968 en la Convención Mundial de Ciencia Ficción.
Podríamos hablar alabanzas sobre dicho capítulo, pero en esta ocasión en concreto no vamos ha hablar de la serie como tal, si no del guión original del capítulo en cuestión.
Escrito por Harlan Ellison, el guión original para La Ciudad al Borde de la Eternidad fue considerado por los productores, literalmente, demasiado largo para un solo episodio, costoso de rodar y poco afín con el espíritu de Star Trek en alguno de sus aspectos (como todo el tema del tráfico de drogas).
En vista de estos factores, Ellison retocó varias veces el guión, que finalmente pasara por las manos de otros editores como Steven W. Carabatsos, Gene L. Coon, D. C. Fontana y Gene Roddenberry, que terminaron convirtiéndolo en algo bastante diferente de lo que había sido inicialmente, provocando que Harlan Ellison decidiera renunciar al mismo, firmandolo bajo el pseudónimo de Cordwainer Bird.
Toda una serie de decisiones tomadas para ajustar el guión a la serie que solo añaden controversia a la historia, sobretodo si tenemos en cuenta que finalmente en 1968 el Premio de la Sociedad de Escritores de América (WGA) al mejor guion dramático de una hora de duración con el guión original.
Por suerte para todos los curiosos, este guión finalmente nos llega en formato de novela gráfica como conmemoración al decalustro que se encuentra celebrando la franquicia, en un rústica con solapas de 128 páginas a todo color que incluye unos memorables prólogo y un epílogo de Harlan Ellison.
Para lograr una adaptación digna, que si nos fiamos del prólogo ha encantado al propio Ellison, ha sido necesario que Scott y David Tipton, ya veteranos en todo lo que envuelve a la presencia de la saga en el noveno arte, invirtieran sus esfuerzos conjuntos como guionistas para que toda la esencia y los sentimientos impresos originalmente llegaran a las viñetas.
Pero para semejante proeza no se encontraban solos, ya que contaban con el impresionante dibujo fotorrealista y preciosista de J.K. Woodward, quién ha dotado a este ejemplar de un ambiente que nos transporta directamente a la serie original al primer vistazo.
La historia nos presenta a Richard Beckwith, teniente de la Enterprise NCC-1701 que ha decidido montarse un negociete bastante turbio pasando entre la tripulación Joyas del Sonido. Resumiendo, drogas. Pronto, la situación se le pasa de las manos, y termina liquidando a uno de sus clientes cuando este amenaza con destaparlo todo frente al capitán.
En su huída escapa a la superficie de un planeta bastante peculiar que se encuentran orbitando, siendo perseguido por un equipo formado por el capitán Kirk, el sr. Spock, la yeoman Janice Rand y seis guardias de seguridad. El grupo no tarda en descubrir una suerte de ciudad congelada frente a la que se encuentra una entidad denominada el Guardián de la Eternidad. Gracias a él descubren que allí existió una avanzadísima civilización ya perdida, y que el mundo se encuentra suspendido en una suerte de anomalía temporal, y que él custodia un Vórtice temporal a través del cual pueden observar cualquier momento en el tiempo.
Por desgracia para ellos, Beckwith aparece en ese momento y escapa a través del vórtice al Chicago de 1930, provocando con ello y de forma accidental un brusco cambio en la linea temporal, provocando que la era que ellos conocían deje de existir.
Dispuestos a recuperar lo perdido, Kirk y Spock deciden viajar a los Estados Unidos de 1930 para impedir las acciones de Beckwith. Sin embargo, toda esta situación se complicará más de lo esperado cuando descubran que el nexo que provocó todos estos cambios es una mujer llamada Edith Keeler.
De alguna forma la presencia del traficante de joyas de sonido impede el hecho de que Edith Keeler muriera, lo cual tiene terribles consecuencias en la linea temporal. Para establecer la historia, Kirk y Spock se ven obligados a aguardar que Beckwith aparezca, manteniéndose próximos a la propia Keeler para tal cometido.
El problema es que para que la historia siga su curso, esta mujer debe morir. Pero el inevitable e irónico destino lleva a Kirk a enamorarse de Edith de una forma que el jamás habría imaginado.
A ninguna otra mujer le fue ofrecido el universo por amor.
Palabras lapidarias las de Spock, que caen como un cubo de agua fría sobre la conmocionada mente del lector cuando esta maravillosa historia llega a su fin.
Sin duda, nos encontramos ante una obra maestra de la coincia ficción, en la que se añade a la coctelera el factor más humano para dar como resultado una química pocas veces reproducida.
Gracias al trío de autores formado por los hermanos Scott y David Tipton y el arte de J.K. Woodward nos llega con una irrepetible ejecución en novela gráfica que, si bien en muchísimas páginas cede un ausente dinamismo entre viñetas a cambio de un preciosismo menos necesario, consigue llegarnos al corazón y transmitir todo lo que debe llegarnos.
Sin lugar a dudas, una versión que los trekkies disfrutarán como nunca, y gracias al cual aun podrán adjudicar más valor añadido a aquella obra de arte que es el episodio La Ciudad al Borde de la Eternidad.
Los autores
Harlan Ellison es un prolífico y destacado autor de novelas e historias cortas especializado en ciencia-ficción. Ha ganado numerosos premios, entre ellos varios Hugos, Nebula y Edgar.
Los hermanos Scott y David Tipton han escrito un gran número de guiones para los cómics de Star Trek y para otras series como Angel o Tortugas Ninja.
J.K. Woodward es conocido por ilustrar la serie Fallen Angel, pero ha dibujado también cómics de Star Trek y de otras series