De nuevo volvemos con un nuevo review manga de una de nuestras series de cabecera, Noragami, manga creado por el dúo de autoras llamado Adachitoka, que ya va por su sexto tomo publicado por Norma Editorial y que está en uno de los puntos álgidos de la historia, porque no hay nada más emocionante que un dios en chándal luchando contra una diosa en biquini. Pero antes hagamos un pequeño repaso al volumen.
La edición que nos trae Norma editorial vuelve a ser en formato rústica con sobrecubierta y el ya habitual tamaño de 11,5 x 17,5cm. En su interior encontramos 192 páginas en blanco y negro más las 2 reglamentarias a color donde en esta ocasión los protagonistas son los grandes villanos de esta saga, Nora y el doctor Kugaha. Su precio como siempre es de 8 euros.
Nuevamente recordamos que además del manga como tal, en su final se incluyen unas pocas páginas con algunas tiras cómicas protagonizadas por los personajes de la serie. Además en esta ocasión están situadas cronológicamente de forma paralela a los sucesos del manga, lo cual le añade bastante gracia, algo así como un “detrás de las cámaras” de los personajes.
Dicho esto, vemos de que va el cómic como tal.
Noragami #6.
Pongámonos pues primero en situación. Hiyori y Kazuma han sido secuestrados por Kugaha, o más concretamente por Aiha, quien ha caído bajo las tretas del doctor creyéndose-las a pies juntillas, la pobre está desconsolada porque no sabe muy bien que hacer y el ver como a su Diosa se la carcome la podredumbre no hace más que angustiarla.
Como no Yato nota que algo pasa, pero sus suposiciones se van un poco de madre al creer que la causante de la desaparición de Hiyori es Bishamonten, según él, es la diosa quien ha secuestrado a su amiga y la tiene presa en los cielos, así que ni corto ni perezosa y junto a Yukine deciden ir a por ella. Lástima que para subir a los cielos tengan que atravesar una de las puertas celestiales, y que por lo tanto tengan que pedirle ayuda a algún conocido, en concreto a Tenjin, quien les permite subir hasta allí si nadie se va de la lengua que ha sido el quien les ha dejado pasar y si además rompe sus lazos con Hiyori. Obviamente Yato acepta y sube a los cielos a enfrentarse con la diosa.
La pelea entre ambos dioses es formidable y más lo sería si realmente Bishamonte no se viera embargada por la rabia, el dolor y el sufrimiento de las punzadas de sus shinkis y de la ponzoña que la va marcando lentamente. Sin embargo, pese a esas debilidades la diosa va en cabeza y con un tajo certero casi elimina a Yato, casi, porque Yukine se pone en medio y termina destrozado. Yato rompe a llorar al ver como su amigo se ha sacrificado por él, pero no tarda en caer que el nombre de Sekki, el que le puso a Yukine, no ha desaparecido, por lo que lo convoca de nuevo y este vuelve, ahora en forma de dos katanas más letales y poderosas.
Aprovechando la confusión de la lucha, Kugaha libera varios Ayakashis para que maten a sus otros compañeros shinkis, alegando que está cansado de esa diosa Bishamonten, que ya no era ni guerrera ni fuerte. El mismo la mataría y la haría alzarse de nuevo, separándola de toda la basura que había acumulado, de todos los shinkis rotos que había cuidado, con el cómo su única familia.
Cuando Aiha escucha estas palabras se da cuenta del grave error que ha cometido y corre a liberar a Hiyori y Kazuma, esperando que ellos puedan detener la lucha que está teniendo lugar en los cielos, pero por mucho que llegan a tiempo de evitar que Yato mate a Bishamonte, no consiguen que esta vuelva a su estado racional, teniendo que interponerse el mismo Kazuma en el camino de la espada de su ama para que esta no mate a Yato.
Ante tal acto, casi de suicidio, Bishamonten sí que reacciona, escuchando a Kazuma, su historia y liberando finalmente el dolor acumulado durante todo este tiempo, su llanto resuena por todos los cielos y llega hasta los oídos de Kugaha quien se muestra finalmente como la mente detrás de todo ese sarao. El admite que quería remplazarla para que volviera a ser la diosa que debería, y aunque sus ideas sean macabras, realmente esperaba que así su diosa mejorara como ser celestial, pero Bishamonten no puede dejar pasar todo lo sucedido así que, aunque Yato amenaza con matarle y realmente le llega a cortar una mano, es ella quien finalmente lo libera y le envía al mundo humano alejándolo para siempre de su lado.
Finalmente, la pelea concluye dejando muchas bajas por el camino, la familia de Shinkis de Bishamonten ha mermado mucho, pero los que sobrevivieron esperan poder ayudar más a su diosa y ésta, aunque resentida, deja marchar a Yato. En la tierra, en el templo de Tenjin, les esperan todos sus amigos quienes además de alegrarse por su vuelta se sorprenden por el sacrificio de Yukine, quien ahora se ha convertido en una regalía sagrada. El único problema es que Yato prometió algo más a Tenjin y lo tiene que cumplir, por lo que decide cortar sus lazos con Hiyori.
Critica:
Desde luego podemos decir que este es uno de los volúmenes más emocionantes hasta ahora. La batalla entre Yato y Bishamonten ha sido espectacular y en ningún momento se ha notado aburrida o abrumadora, gracias a ir intercalando de forma efectiva y práctica, pequeños recuerdos de los personajes.
La verdad es que es una técnica arriesgada el partir una batalla para incorporar flashbacks, ya que puede romper el ambiente narrativo o distraer demasiado de los sucesos que tienen lugar, pero Adachitoka ha sabido solucionarlo con mucho ingenio y se nota el énfasis y cariño puesto en el manga, el cual cada vez parece ser más interesante. Personalmente además me ha gustado muchísimo la transformación de la diosa Bishamonten, quien se nota va cayendo poco a poco más en la locura y la rabia al ver como todo a su alrededor vuelve a repetirse.
Bien podríamos decir que con este volumen concluye el arco de Bishamonten aunque realmente aún queden algunos cabos por unir. Se nota la evolución en la trama, destapando algunos de los secretos mejores guardados hasta ahora como la implicación de Yato en la historia de Bisha o su relación con Nora, sin embargo otros secretos siguen sin desvelarse a la espera de un momento mejor.
Con esto esperamos que Bisha mejore como personaje, quizás más abierto a Kazuma y a sus propios shinkis, manteniendo una relación más sincera y cordial. Mucho sería esperar que su relación con Yato dejara de ser de odio, pero que no le haya matado ya es un primer paso.
Y en el extremo opuesto la relación que parece ahora está tambaleándose es la de Yato y Hiyori, no tanto por la desconfianza de la chica sobre el dios, ya que eso de que se dedicara a masacrar shinkis no es algo precisamente agradable, si no por el mismo Dios, quien se ha encariñado de la muchacha demasiado, siendo capaz de matar a otro Dios o de hacer todo lo contrario, de dejarla ir para que ella pueda estar a salvo.
Tengo ganas de ver como esto se desarrollará, si realmente llegará a cortar los lazos con ella como parece dar a entender o si esta, que cuenta con una personalidad bastante más fuerte, se negará en rotundo a que decidan ellos lo que ella tiene que hacer con su vida y se impondrá como mandamás en el grupo.
Eso sí, de lo que Yato puede alegrarse es de contar con un buen compañero como lo ha llegado a ser Yukine. El muchacho, que empezó como un simple brabucón adolescente ha mejorado muchísimo gracias a la paciencia de Hiyori, los cariños de sus caseros, Kofuku y Daikoku y como no, las enseñanzas de Yato. Es agradable ver cómo ha ido mejorando y ahora es una pieza más dentro de la vida de Yato.
Arte:
Nuevamente en el apartado artístico solo podemos elogiar a este dúo de artistas. La pelea entre Yato y Bisha es espectacular, tanto por las coreografías y los efectos de los golpes, como por las perspectivas. Son capaces de realizar movimientos perfectamente elegantes en el cuerpo de Hiyori y a la vez absolutamente contundentes cuando la que se encuentra en batalla es Bishamonten.
Además, como no, mencionar que el diseño de Bisha gana muchísimo más cuando la lacra empieza a mostrarse en su piel. Si, su diseño medio policía sexy medio biquini es bastante impresionante de por sí, pero cuando la rabia empaña su vista y los ojos empiezan a aparecerle por el cuerpo, es simplemente terrorífico.
Lo que menos se luce en esta ocasión son los fondos a causa de la batalla principal, pero cuanto estos de muestran de vez en cuando parecen fotografías de lo detalladas que son. El templo, hogar de la diosa, es realmente bello, con una estética más actual en comparación con el de Tenjin, que también se muestra en una pequeña parte del volumen. Sin embargo ambos son recintos donde viven los dioses y aunque diferentes, los dos desprenden un aura de solemnidad muy acorde.
Finalmente comentar que la imagen a color del volumen, con Yato y Yukine protagonizándola, resulta muy bonita con sus colores difuminados como si fueran acuarelas y los tonos más verdosos en conjunto. Mi única duda es, ¿ese lazo rojo en el meñique de Yato, será que va hacia Hiyori indicando que realmente están destinados a estar juntos? Quién sabe.
Conclusión:
El tomo 6 de Noragami es en definitiva una joyaza dentro de esta colección.
Las batallas son increíbles con un nivel de detalles maravilloso y mucho dinamismo en sus movimientos. La fuerza en el sentimiento de todos los personajes está siempre presente, tanto en el bando de Bisha como en el de Yato; no hay nadie impasible, salvo el villano claro está. Y desde luego el desenlace del volumen deja con muy buen sabor de boca.
Lo mejor de todo es que, aunque la gran mayoría de secretos se hayan ido desvelando poco a poco, aún quedan muchos más por conocer, como la procedencia de Nora o parte del pasado de Yato, secretos que se sumarán a los que aparezcan en la nueva trama.
Desde luego uno de los puntos álgidos de este manga y de lo mejor en cuanto a Shonen hoy en día. Altamente recomendado.