Vuelve el Pasqual
Ferry creador de historias y lo hace con una obra muy personal y ambiciosa.
Tras años dando forma a todo un nuevo universo creativo con personajes
singulares, dónde nada es lo que parece y con un estilo gráfico muy atrevido, Ferry nos presenta Alice en un despliegue de recursos nunca visto anteriormente en su
carrera.
Alice es una
historia para divertirse, no solo para leer, también para ver. Es un “Tebeo” de
aventuras y de misterio con giros argumentales, monstruos, junglas exóticas
mundos paralelos, física cuántica, robots y con amor. Sí, con amor, porque al
fin y al cabo es lo que lo mueve todo y en esta historia también (probablemente
en todas lo es). El cómic trata sobre una familia rota, los Cole, a causa de un
misterioso accidente y que pese a tenerlo todo en contra luchan para conseguir
volver a estar unidos. La historia no pretende ser una nueva versión de la
ALICIA de LEWIS CARROLL, ni un reboot. Pero sí que utiliza algunos de los
personajes y escenografías. ¿Por qué? Porque es la manera en la que se comunica
la madre, Anna, con su hija Alice. Le cuenta cosas, le narra
historias y siempre utiliza los personajes de los libros: la liebre de marzo,
el sombrerero loco, el conejo blanco y sobre todo el gato de Cheshire, que
tiene mucho que ver con el subconsciente de Alice.