Cómic: Reseña de "Harley Quinn #7" [ECC Ediciones].

Aquí estamos de nuevo con una nueva reseña comiquera de uno de esos cómics que tanto nos gustan, estamos hablando de la doctora y paciente más famosa de Arkham, quien cuenta hasta con película propia, la afamada y mil veces cosplayeada, ¡Harley Quinn!

En esta ocasión ECC Ediciones nos trae el séptimo volumen de Harley en rústica, englobando en su interior los capítulos del #20 al #24 USA, los cuales vienen a tener lugar justo tras el final del volumen número 5, ya que recordemos que el 6 fue el tomo con Power Girl.

La edición como siempre vuelve a ser en una sencilla rústica de 128 páginas a color que salió a la venta el pasado mes de Julio. Su precio es de 12,50€ y como siempre ha sido realizado por Amanda Conner y su marido Jimmy Palmiotti, siendo la primera autora de la serie regular de Power Girl. En cuanto al arte encontramos la primera mitad del volumen realizada por Johnn Timms, mientras que la segunda toma el relevo Chad Hardin

Harley Quinn #7

En esta ocasión y tras el breve, pero intenso viaje espacial que encontramos en el anterior tomo, volvemos a contar con nuestra Harley a ras de suelo y en concreto de viaje una vez más, atravesando todo el país directa a Los Angeles.

¿El motivo? Nuestra querida protagonista se ha comprometido a ayudar a una de las enfermeras que trabaja con ella en el hogar de ancianitos, obviamente no es por caridad, si no por el jugoso fajo de billetes que ofrece a cambio. Así pues, tras un divertido viaje de avión se planta en la casa en la que supuestamente tienen retenida a la chica, curioso resulta que más que una secta parezca un fiestón con drogas y mafia incluida, por suerte nuestra chica puede con todo eso y tras patear unos cuantos culos y dejar agujeros en unas cuantas cabezas se asegura que la chica no está allí y se marcha de la fiesta.

De camino a la siguiente fiesta consigue un nuevo compañero, el Cowboy y juntos encuentran a la chica a la que habían ido a buscar, pero ¡sorpresa! No está secuestrada ni nada, más bien viviendo la vida madre en la ciudad, como no, eso a Harley le molesta más que otra cosa así que tras dejarla en su hotel, amordazada viendo películas horribles como castigo decide seguir con sus cosas, lástima que justo antes de abrir la puerta el otro cazarecompensas mate a su colega Cowboy, si es que nadie se puede escapar de Deadshot. Como no esto desembocará en una pelea de dimensiones épicas, grandes bromas y mucho compañerismo, o al menos hasta que deciden que parte se queda cada uno.

Tras la pelea y de vuelta al hotel Harley no tarda en darse cuenta que la chica no está así que haciendo las preguntas adecuadas descubrirá su paradero, en Hollywood. Resulta que además de niña mimada tiene un chanchullo con mafias y drogas, vamos una mala pécora, así que Harley no dudará en darle una tunda a ella y hacerse amiga de sus amigas. Por suerte para ella el sermón no tendrá que dárselo, si no que será su propia madre la que se encargue de tal adusta tarea. Ella simplemente cobrará la pasta, se irá de compras y disfrutará de la vida en Los ángeles, o al menos hasta que le toque volver de nuevo a casa.

Pero la relajada vuelta que esperaba tener Harley al hogar no lo es tanto cuando secuestran a su chofer, le enchufan uno nuevo y acaba freída a balazos por un montón de rusas con minifalda y metralletas. Menos mal que a Harley siempre se le dieron bien las tareas a lo MacGyber y con cuatro cosas se monta el arma definitiva y consigue de paso descubrir quién va detrás de ella, nada más y nada menos que la antigua enemiga y romance prohibido de su colega Sy Borgman, la señorita Zena Bendemova resucitada ahora como un ziborg.

Con este problemón entre manos y sabiendo que la antigua ex agente rusa ha secuestrado al ancianito decide ir en su ayuda a la bolera, lugar de reunión, eso sí, pasando antes por chapa y pintura, lástima que realmente pegue pocos tiros porque la pasión entre los dos ancianos crece como la espuma al reencontrarse y decidan hacer la guerra, pero en la cama.

Con este frente finalmente cerrado tendrá que enfrentarse al siguiente y más complicado a nivel emocional. Parece que el pobre Mason está siendo intimidado, apaleado y ultrajado en la cárcel tanto por presos como por guardias, llegando a temer incluso por su propia vida, algo que Harley no puede permitir que suceda así que va en su ayuda por todos los medios que ve capaces.

El primer intento es el método legal, hacer un trato con el alcalde quien cree que está llevando esto a cabo, lástima que no sea el quien esté mandando a los matones. Así que pasamos al plan B. Ir a la cárcel, matarlos a todos y salvar al muchacho. Bueno, la primera parte está bien e incluso la segunda, pero Mason está gravemente herido y no puede llevárselo o morirá por el camino así que la única opción es dejarlo en la cárcel y espera que lo cambien de penitenciaria. Por suerte esto no tarda en suceder, lástima que donde se lo lleven sea a Gotham, o peor, a Arkham.

Ahora Harley sí que tendrá que salvar a Mason de ese lugar y afrontar así algunos de los problemas que dejó sin resolver.

Crítica:

Uno de los detalles que más llama la atención en este volumen es el tono tan oscuro que adquiere de golpe y porrazo el cómic de Harley. Sí, es cierto, no es que hayamos estado nunca ante un volumen de My Little pony, pero la sutileza que solía tener Harley en esta primera parte la pierde. En concreto estamos hablando de la tendencia renovada que tiene nuestra protagonista para atacar herir e incluso matar a aquellos que se crucen en su camino. 

Personalmente no me parece algo malo, últimamente estábamos acostumbrados a ver como los guionistas alababan el lado más humano y heroico de Harley, pero no podemos olvidar que ella sigue siendo una loca, villana durante una buena temporada y miembro del suicide squad, así que ya me parece bien que los escritores Amanda Conner y Palmiotti la hagan caminar sobre la cuerda floja gracias a esa desconexión mental que tiene entre lo que es bueno y lo que es malo

Y como no, destacar la aparición del personaje invitado en este volumen, Deathsot. Quien se nos presenta con una versión bastante más dura de la que se ha podido ver en cines.
A su vez me alegra ver que este personaje no aparece porque si, sino porque este es el caza recompensas que tenía que encontrar a la muchacha que ahora busca Harley, vamos, un pretexto como cualquier otro para su aparición, pero al menos parece más creíble.

Por suerte, su dinámica con Harley sigue siendo muy divertida y encontramos escenas memorables de lucha entre ambos.

Pero es en la segunda parte de este cómic donde Conner y Palmiotti ponen toda la carne en el asador prometiendo grandes escenas y debates, entre ellos el de los homosexuales.

Mucho se ha hablado sobre la orientación sexual de Harley, sobre si estaba de pareja con hiedra o no, quedando más o menos aclarada la cosa cuando los mismos guionistas admitieron que estas dos mujeres no eran una pareja de hecho, pero que sí que tenían una relación abierta. Ahora nos encontramos con que Harley también tiene sentimientos por Mason así que, ¿cómo están las cosas?

Mi opinión al respecto es sencilla, igual que Harley camina entre el bien y el mal también le sucede en el terreno amoroso. Lo de querer solamente a una persona no es algo que esté en su cabeza, para ella el amor es todo lo libre que pueda ser, y más tras las dramáticas experiencias ocurridas con el Joker. Así que no, Harley no es gay, simplemente disfruta con sus relaciones, a las que no se siente atada, porque no considera que este tipo de amor venga con ataduras. Una idea que personalmente me parece maravillosa y que me alegra enormemente que Conner y Palmiotti hayan profundizado.

Arte:

En el apartado artístico encontramos a dos dibujantes, John Timms y Chad Hardin, encargándose cada uno de ellos de un arco.

Así pues, comencemos por el principio, el dibujo de John Timms vuelve de nuevo pisando fuerte con un aspecto más oscuro, pero manteniendo su singular estilo. Su Harley no es especialmente sexy pero tampoco es adorable, si no que consigue abrazar los dos lados del personaje, tanto psicótica como adorable, conformando de esta forma a la Harley actual.

La anatomía de los personajes no está del todo mal, pero sus fondos se notan algo falto de detalles. Por suerte estos pequeños defectos se suplen fácilmente con las escenas de acción y tortas que encontramos en esta primera parte, las cuales son espectaculares por la energía que transmiten, son de esos golpes que solo de verlos te duelen. La cantidad de rojo y negro sube exponencialmente y el personaje del cowboy hace que todo sea aún más loco. Los requisitos necesarios para un cómic de Harley

La segunda parte y las más larga vuelve a recaer en Chad Hardin, quien regresa con las pilas cargadas en este volumen. Su Harley vuelve con ese estilo más caricaturesco, con redondeces más pronunciadas, pero sin ser una bomba sexual.

Si bien es cierto que algunas de sus escenas parecen tambalearse con posturas un poco extrañas, todo el cómic está hecho maravillosamente y de él me quedo con escenas memorables como la de los periquitos en el cañón del arma.

Pero no podemos olvidarnos que suyas son las páginas en las que sale Mason y sus agresiones en la cárcel, las cuales ha sabido plasmar perfectamente sin entrar en macabros detalles visuales. Todo un acierto en este tema la verdad.

Conclusión:

En definitiva, el regreso de Harley a su historia regular ha sido muy sonado, ya sea para lo bueno como para lo malo. Con este volumen Amanda Conner y Jimmy Palmiotti nos vuelven a recordar que estamos leyendo un cómic donde la protagonista es una loca por mucho que sus intenciones sean de lo más heroicas.

Porque si, Harley está loca, trabajó en el Suicide Squad, fue la novia del Joker y una reputada psicóloga, pero ante todo es una nueva Harley, una con la que nos desternillamos de risa en cada número.

Uno de los mejores cómics de mujeres que hay en el mercado, con un personaje fuerte, divertido, loco y seguro de sí mismo. ¿Qué más se puede pedir?