Cine: Crítica de "El Niño y la Bestia (Bakemono no ko)" [A Contracorriente Films]

Hoy en día las películas que consideramos infantiles no se parecen en nada a las de hace unos años atrás. Esta nueva forma de hacer cine ya no busca entretener a los más jóvenes durante un rato, si no también inculcarles unos valores a grandes y pequeños sobre la vida y la experiencia adquirida a lo largo de los años. El review que hoy traemos es un claro exponente de este tipo de evolución en el cine, mostrando un camino a seguir tanto a los niños, como a los adolescentes y los adultos. De la mano de a Contracorriente Films hoy reseñamos El niño y la bestia.

Esta película que llegará a nuestros cines el 22 de abril ya se estrenó en su país de origen Japón, en 2015 bajo el título de Bakemono no Ko (The Boy and the Beast), resultando ganadora de múltiples premios, como en el festival de San Sebastián y en el de Guijón en la sección oficial largometrajes de animación, así como Nominada a Mejor película independiente en los Premios Annie.

Contando con una duración de 119 minutos que se hacen realmente llevaderos, el director Mamoru Hosoda junto con el estudio Chizu/NTV ha creado una divertida película de género fantástico donde la amistad, la familia y los monstruos nos enseñaran grandes lecciones sobre la vida y la fortaleza interior.


Para aquellos que no lo conozcan, Mamoru Hosoda se ha convertido en uno de los directores de animación más importantes del mundo siendo sus películas, La chica que saltaba a través del tiempo (2006), Summer Wars (2009) y los Niños lobo (2012) calificadas de obras de arte tanto en su país como en el extranjero. En esta ocasión, junto al estudio Chizu, el más pequeño del mundo y acompañado de grandes actores japoneses como Koji Yakusho, Aoi Miyazaki, Shota Sometani, Suzu Hirose, Yo Oizumi, Lily Franky, y Masahiko Tsugawa, nos traen una nueva película que llenará nuestros corazones de alegría y magia.


El niño y la Bestia (Bakemono no ko)
Qué pasaría si además de nuestro mundo, lleno de gente estresada, niños felices y familias rotas, existiera otro mundo, uno distinto. El mundo de las bestias.

Este mundo mágico y fantástico recibe el nombre de Jutengai y una de las formas de llegar hasta él es a través de uno de los callejones que se encuentran en Shibuya.

El protagonista de esta historia, y quien consiguió pasar de un lado al otro, es Kyuta, un niño solitario que vive en Tokio y que recientemente ha perdido a su madre quedándose al amparo de sus nuevos tutores. 

Odiando su situación y sabiéndose débil decide escaparse de casa donde se cruzará con una extraña bestia con aspecto de oso pardo a la que seguirá hasta Jutengai donde espera conseguir la fortaleza que le falta.

Es en este reino mágico donde conocerá a Komatetsu, la bestia a la que siguió, quien se encuentra enfrentado a otro gran ser con aspecto de jabalí, Iouzan con quien se disputa el honor de convertirse en el próximo Lord.


Sin embargo, para que Komatetsu llegue a conseguir tal honor primero debe conseguir un aprendiz, ya que su adversario, ademas de contar con muchísimos de ellos, también tiene dos hijos y el respeto de todo el pueblo, mientras que a Komatetsu le persigue su fama de fuerte, incansable y bueno para nada, por lo que gracias a su naturaleza tosca y ruda mantiene alejados a posibles candidatos para tan necesario puesto.

Lo que Kyuta no sabe es que encontrar un humano entre en el reino de las bestias no es algo bueno, pues estos cuentan con oscuridad en su corazón y esta puede hacer mucho daño. Así pues, a punto están de echar a Kyuta de vuelta a shibuya cuando Komatetsu decide su camino a seguir solamente mirándole a los ojos.

Viendo la oportunidad como caída del cielo la bestia rápidamente decide convertirse en su maestro, y acompañado de otros dos seres más ayudarán al joven Kyuta a adquirir no solo la fortaleza de cuerpo si no también la de mente.

Sin embargo el camino no será fácil. Kyuta no es fuerte y Komatetsu jamas ha enseñado a nadie como hace lo que el hace, por lo que todas las mañanas comenzarán con discusiones y acabaran con estas. Por suerte los dos son tercos como mulas y con el paso del tiempo aprenden a entenderse.
Así el joven chico aprenderá las lecciones más importantes en la vida, como la amistad o la confianza y servirá a la vez de ayuda para su mismo maestro, convirtiéndose en un apoyo, un amigo y un digno contrincante


Sin embargo a Kyuta todo conocimiento le parece poco y una vez hecho un hombre regresa a
Shibuya para buscar respuestas a espaldas de su maestro.

Allí se reencontrará con su padre, quien se divorció de su madre cuando el aún era un niño y que tras saber de su orfandad le buscó incansablemente incluso cuando el resto se dio por vencidos.

También conocerá allí a Kaede, una chica que le mostrará todo este nuevo mundo que hace tanto  tiempo que perdió, le enseñará a leer y será con ella con quien aprenderá los valores que rigen esta parte de su vida que ya creía olvidada, haciendo que empiece a cuestionarse quién es el realmente y a qué mundo pertenece.

Esta nueva vida llama muchísimo al joven muchacho y pasará tanto tiempo junto a los humanos que Komatetsu empezará a perder la fuerza y alegría que logró al lado de su joven maestro. Muchos otros discípulos aparecerán en su puerta pero ninguno como el joven Kyuta.


Mientras Kyuta se plantea estas grandes preguntas un peligro escondido y al acecho va creciendo cada vez más en el mundo de las bestias, un peligro que afectará a ambos mundos con el joven muchacho encontrándose en el medio. ¿Qué harán Kyuta y Komatetsu?


Características:
Tras hacer un rápido repaso a la sinopsis no cuesta darse cuenta que nos encontramos ante un cuento
similar al del Libro de la selva, con un niño como protagonista que tiene que buscar su lugar entre los dos mundos a los que pertenece, el que le vio nacer y en el que se ha criado. Pero a diferencia del cuento clásico, este relato aventurero y fantástico busca un trasfondo más hondo y personal representando de una forma magnifica la relación entre el niño y el monstruo que le cría, siendo en ambos cuentos representado como un oso.

Curiosamente, no solo Kyuta cuenta con este problema de crisis de identidad, el mismo Komatetsu también tiene una al haber crecido y madurado desarraigado de todo lo importante e incapaz de socializar con el resto, de allí su problema en encontrar a un discípulo, explicar sus técnicas o simplemente hacerse cargo de otra persona.

Ambos tendrán que completarse mutuamente, crecer de muchas formas y madurar en diferentes sentidos para lograr el objetivo que venían buscando, el ser más fuertes física y espiritualmente, ya que la soledad es el mayor de los problemas tanto en el mundo de las bestias como en el de los humanos.


Y como no, no podemos olvidarnos de los secundarios, ya sean humanos o bestias, todos cuentan con unos diseños formidables, aunque desde luego los de las bestias resultan mucho más llamativos.

Ente los humanos encontramos al padre del protagonista, un hombre afable y bonachón que le abre los brazos a su hijo si es esto lo que él desea. Y a la importante Kaede, eje central de la vida humana para Kyuta y con quien descubrirá que es normal sentirse solo y enrabiado, pero que eso es algo que hay que saber aceptar y no dejar que nos domine.

Entre las bestias destacan el hijo mayor del Jabalí Iozen, quien, aunque compite contra Kyuta lo considera como un gran amigo, demostrando un maravilloso sentido de la rivalidad y aceptando a Kyuta como es, aunque sea humano. Y como no, el mono y el monje cerdo que acompañan a los protagonistas. Estos dos personajes, aunque en un principio parezcan innecesarios, resultan ser uno de los pilares más importantes para el desarrollo de los dos protagonistas, estando allí siempre que les necesitan y demostrando que la amistad es tan importante como la familia.


Sin embargo, no todo van a ser buenas críticas, y es que aunque el inicio de la historia me parezca muy bueno, sus personajes sean únicos y todo desprenda una magia preciosa, esta parece acabar cuando se llega al desenlace de la película y sale a coalición el villano, del que por ahora no habíamos hablado.

Este personaje, que se va intuyendo muy poco a poco a lo largo de la película, llegado este punto explota en su total magnitud manifestándose como el terror que todos vaticinaban y al que los protagonistas tendrán que afrontar, sin embargo, dicho estallido de rabia se da lugar sin apenas ton ni son al no contar con un desarrollo real del personaje. 

Obviamente esto puede que para otras personas no sea así y que entiendan perfectamente las razones del personaje, pero yo las encuentro no insuficientes, si no demasiado poco exploradas en la trama como para que resulten en este final. La idea obviamente no es mala, pero si se hubieran mostrado más escenas sobre este personaje, explorando en su mente un poco más allá de unas simples miradas esto tendría otro color.


Eso si, las escenas de batallas son increíbles. Desde la primera escena que funciona a modo de prologo con luces brillante sobre un mar infinito, pasando por los momentos de entrenamiento de los protagonistas hasta llegar a la mencionada batalla final con sus ilusiones incluidas, todas son una absoluta gozada.

La animación es preciosa, las escenas muy dinámicas y las coreografías perfectamente realizadas, logrando un conjunto insuperable. Los golpes recibidos en la cara de Komatetsu son dignos de un poema vamos, y no solo porque se vean cómicos, si no porque se sienten hasta dolorosos. 

Las batallas son como tendrían que ser todas las batallas en el mundo de la animación, épicas, divertidas y sobretodo que te den ganas de corear el nombre de los presenten para infundirles ánimos.


Finalmente comentar que aunque el estilo de este director sea menos barroco o sorprendente en comparación a otros grandes en este género, sí que cuenta con un carácter muy personal al contar historias de forma directa, sin llegar dando rodeos. Sus métodos son más maduros, aunque en este caso esto se haya perdido un poco en comparación con su anterior película, Los niños lobo, pero no por ello esta es peor si no diferente. 

Obviamente cuenta con momentos sensibleros y si se compara con otra película infantil puede que encontremos que le sobra un poco de metraje, pero estas pausas y esos silencios es algo típico del cine asiático por lo que no es algo que se tenga que recriminar.

Los elementos fantásticos están muy bien incluidos y son espectaculares pero sin llegar a aturdir al espectador, al igual que sucede con los colores, que por suerte están menos saturados que en otras películas de animación haciendo que se note más madura y menos infantin conclusión, creo que estamos ante una gran película de un gran director. Una vez mas Mamoru Hosoda ha sabido plasmar las emociones en su película y aunque esta cuente con un ritmo mas alegre y divertido no por ello deja de ser un elemento que nos ayuda a reflexionar sobre nosotros mismos.

Estoy segura de que gustará a todos los miembros de la familia y que ayudará a muchos niños y seguro que también a algún adulto ha valorar mas aquello que tienen, porque abrirse a nuevos horizontes siempre es bueno, y si es acompañado de un buen mentor, siempre es mejor.