Este pasado mes de diciembre de 2015, la editorial Yermo Ediciones traía a las estanterías de las librerías especializadas de nuestro territorio el volumen integral de NIOURK, un sensacional BD francés que adapta la novela de ciencia ficción del mismo nombre y nacionalidad publicada el 1957 por Stefan Wulf.
El encargado de convertir ese clásico en viñetas no es otro que el gran Olivier Vatine (Aquablue, Cixi de Troy), quién a cargo de guión y arte se encarga de dicho proposito a lo largo de tres volúmenes bajo el sello Ankama Éditions de septiembre de 2012 a septiembre ce 2015.
Estos tres volúmenes se reúnen de forma íntegra en el presente libro de 160 páginas a todo color, en un precioso cartoné de 22,3 x 31,2 centímetros, que nos permiten disfrutar de toda la historia de principio a final, conociendo el genial periplo del Niño Negro gracias a la indudable habilidad de Vatine.
Viaje y regreso a la ciudad de los dioses.
La historia nos presenta un lejano futuro post apocalíptico en el que, víctimas de sus propios desechos nucleares, la tierra se ha visto sujeta a una involución que los ha arrojado a una suerte de paleolítico.
El caso en concreto nos sitúa en una aldea con sistema y tradiciones tribales que, bajo la guía de un chaman, se arroja a la caza y a la adoración de unos antiguos dioses - sus propios antepasados mucho más evolucionados -.
Viendo sus presas reducidas, el viejo chamán decide achacar las culpas a un niño de piel negra que se encuentra en el poblado, y decide ir de visita a la ciudad de los dioses para regresar con una solución al más puro estilo Moises.
Sabedor de su aciago futuro, el niño negro - como le conocen sus congéneres - decide seguir al anciano a la ciudad de los dioses, solo paras encontrar las ruinas de una vieja ciudad y el cadáver del viejo sabio.
Su visita a esta ciudad arrojará luz sobre muchas mentiras a medida que su conocimiento avanza, otorgándole nuevas ropas, un "palo brillante" - una suerte de arma láser -, la amistad de un oso y la posibilidad de ingerir el cerebro del sabio, por lo que según las tradiciones de su poblado se convierte en él.
Sin embargo y mientras él sigue su camino, su poblado deberá hacer frente a toda una serie de calamidades que los llevará a hacer frente a una serie de pulpos mutantes que, al ser devorados por la tribu, la condenará a la muerte por envenenamiento radioactivo.
La llegada y guía de nuestro protagonista los pondrá en el seguimiento de una nueva quimera, la ciudad de Niourk (New York), siguiendo los consejos de un dios volador, que no será otro que un ser humano desertor de marte...
Con este planteamiento, Vatine adapta la novela esquivando todos los conceptos sexuales de la misma, presentándonos este terrible futuro en el que la humanidad ha destruido su propio habitat condenándose al éxodo espacial.
Una historia repleta de desafíos que nos planteará un destino impensable para nuestro protagonista, sorprendiendo a todos aquellos que no hayan leído la novela, un viaje de fantasía y originalidad sin parangón capaz de encandilar a todo tipo de lectores gracias al atractivo añadido de los fantástico dibujos y colores del gran Olivier Vatine, quién no dejará de maravillarnos con unas viñetas que derrochan belleza por los cuatro costados.
El encargado de convertir ese clásico en viñetas no es otro que el gran Olivier Vatine (Aquablue, Cixi de Troy), quién a cargo de guión y arte se encarga de dicho proposito a lo largo de tres volúmenes bajo el sello Ankama Éditions de septiembre de 2012 a septiembre ce 2015.
Estos tres volúmenes se reúnen de forma íntegra en el presente libro de 160 páginas a todo color, en un precioso cartoné de 22,3 x 31,2 centímetros, que nos permiten disfrutar de toda la historia de principio a final, conociendo el genial periplo del Niño Negro gracias a la indudable habilidad de Vatine.
Viaje y regreso a la ciudad de los dioses.
La historia nos presenta un lejano futuro post apocalíptico en el que, víctimas de sus propios desechos nucleares, la tierra se ha visto sujeta a una involución que los ha arrojado a una suerte de paleolítico.
El caso en concreto nos sitúa en una aldea con sistema y tradiciones tribales que, bajo la guía de un chaman, se arroja a la caza y a la adoración de unos antiguos dioses - sus propios antepasados mucho más evolucionados -.
Viendo sus presas reducidas, el viejo chamán decide achacar las culpas a un niño de piel negra que se encuentra en el poblado, y decide ir de visita a la ciudad de los dioses para regresar con una solución al más puro estilo Moises.
Sabedor de su aciago futuro, el niño negro - como le conocen sus congéneres - decide seguir al anciano a la ciudad de los dioses, solo paras encontrar las ruinas de una vieja ciudad y el cadáver del viejo sabio.
Su visita a esta ciudad arrojará luz sobre muchas mentiras a medida que su conocimiento avanza, otorgándole nuevas ropas, un "palo brillante" - una suerte de arma láser -, la amistad de un oso y la posibilidad de ingerir el cerebro del sabio, por lo que según las tradiciones de su poblado se convierte en él.
Sin embargo y mientras él sigue su camino, su poblado deberá hacer frente a toda una serie de calamidades que los llevará a hacer frente a una serie de pulpos mutantes que, al ser devorados por la tribu, la condenará a la muerte por envenenamiento radioactivo.
La llegada y guía de nuestro protagonista los pondrá en el seguimiento de una nueva quimera, la ciudad de Niourk (New York), siguiendo los consejos de un dios volador, que no será otro que un ser humano desertor de marte...
Con este planteamiento, Vatine adapta la novela esquivando todos los conceptos sexuales de la misma, presentándonos este terrible futuro en el que la humanidad ha destruido su propio habitat condenándose al éxodo espacial.
Una historia repleta de desafíos que nos planteará un destino impensable para nuestro protagonista, sorprendiendo a todos aquellos que no hayan leído la novela, un viaje de fantasía y originalidad sin parangón capaz de encandilar a todo tipo de lectores gracias al atractivo añadido de los fantástico dibujos y colores del gran Olivier Vatine, quién no dejará de maravillarnos con unas viñetas que derrochan belleza por los cuatro costados.