![Cómic: reseña de "MUERDEUÑAS" #2 Manos Ensangrentadas [Norma Editorial]. Cómic: reseña de "MUERDEUÑAS" #2 Manos Ensangrentadas [Norma Editorial].](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2NC8fO243K7EuYOCRhGrWdfeD5sZO7dxhreU7y-YguWfWyxgss2x9aVZ_eS0T2V71NCu8LajWAvtkVqR25yJ4VWQCAORNZjtRfHas9JQ6wu5SISEMeHUZKT_LQFzKth0u6UhG/s320-rw/01319900201_g.jpg)
Publicado originalmente bajo el sello Image en USA en 2014 con el título de "Nailbiter", la serie nos llega por fin de la mano de la editorial en una rústica en formato 17 x 26 cm, a lo largo de una primera entrega de 128 páginas a todo color en la que sus autores Joshua Williamson y Mike Henderson nos demuestran su capacidad para no amedrentarse con una historia que claramente compite en temática y pretensiones con otras de la talla de Se7en o El Silencio de los Corderos.
Buckaroo - Hogar de Asesinos
La trama nos trasladaba en el rpimer número al estado de Oregon y más concretamente al pueblo de Buckaroo, una peculiar localidad que hasta la fecha a dado a luz a dieciséis psicópatas seriales.
Este tenebroso lugar es el pueblo natal de, entre otros, el asesino en serie apodado "Muerdeuñas", quien tras ser exculpado, provoca una insana obsesión en el agente Carroll del FBI, quién decide viajar a la población para investigar las extrañas circunstancias que allí se suceden. En base a dicha obsesión, el agente reclama la ayuda de un antiguo compañero de la agencia NSA llamado Finch, quién se encuentra en estos momentos esperando un juicio por matar a un sospechoso.
Por desgracia para Finch, al llegar a Buckaroo se encuentra con que Carroll ha desaparecido, y se ve arrojado sobre la turbia trama subyacente que parece desarrollarse bajo el mito de los carniceros de Buckaroo, con la sheriff Crane y el mismísimo Edward “Muerdeuñas” Warren como aliados...
En este volumen nuestra historia recorrerá un poco más las peculiaridades de la localidad con una serie de historias paralelas a la de lo planteado en la primera entrega, comenzando por una madre que, a punto de dar a luz, decide ir a la cuna de los carniceros.
Su objetivo, ser la madre de un asesino en serie para así en un futuro poder beneficiarse de la fama que ello conlleva. Una actitud claramente perturbada que obligará a la agente Crane a tomar cartas en el asunto.
A continuación se nos ofrecerá la visita a las páginas de Muerdeuñas del guionista de cómics Brian Michael Bendis, quién en busca de inspiración para una próxima historia llegará al pueblo en su humilde bicicleta, decidido a documentarse con las declaraciones de los residentes... o al menos esa es su idea hasta que su camino se cruza con Edward “Muerdeuñas” Warren, un fan de su obra que le quitará las ganas de escribir sobre Buckaroo al historietista.
Tras estos dos breves altos, el protagonismo regresa a Finch y Crane, quienes continúan su investigación mientras Carroll continúa en coma en un hospital tras los sucesos del primer volumen.
Siguiendo una pista anotada por el propio Carroll, Finch terminará visitando una de las últimas granjas de apicultura de la población, un negocio principal hace veinte años en la zona que poco a poco terminó yéndose a la ruina, arrastrando a la desgracia a la localidad.
Una pista que solo les hará dar más vueltas sobre si mismos para dar paso a otro nuevo y perturbador caso en que el conductor del bus escolar decidirá secuestrar el mismo para terminar con la vida de un montón de posibles futuros carniceros.
Joshua Williamson continúa extendiendo el mito de Buckaroo profundizando en la leyenda de la población a lo largo de esta trama terrorífica en clave de thriller, en esta ocasión con una serie de historias colaterales que se alejan levemente del caso principal de nuestra historia, pero al mismo tiempo dotando de mayor profundidad a la misma.
El dibujo de Mike Henderson se muestra claro y conciso, siendo capaz con sus trazos finos y precisos de introducirnos en toda la intriga y la inquietud que Muerdeuñas respira a lo largo de sus viñetas, algo a lo que el color más que bien aplicado de Adam Guzowski ayuda en sobremanera.
Entre los dos son capaces de lograr unas composiciones de viñetas dignas de cualquier película de terror que pueda estrenarse en los cines, con efectos tan contundentes como ese que sufrimos a lo largo de las páginas en las que fallan las luces en la sala de autopsias.