Cómic: reseña de "CRUZADAS: La Tumba de Hermes" [Yermo Ediciones].

Como parte de sus novedades del pasado mes de julio de 2015, Yermo Ediciones presentaba el segundo y último volumen (de dos) del díptico de caracter histórico/fantástico CRUZADAS.

Como ya lo hizo con el primer número de esta historia el pasado noviembre de 2014, nos llega en un álbum en formato cartoné de 128 páginas a todo color bajo el título La Tumba de Hermes.

En sus páginas hallamos recopilados los números originales franceses “Crusades 2. La porte d'Hermès” (2010) y “Crusades 3. La bataille de Mansourah” (2012) publicados en su momento por la editorial Les Humanoïdes Associés.

Una vez más, tenemos el placer de disfrutar de los guiones de Izu y Nikolavitch y el dibujo de Zhang Xiaoyu, a quién ya conociamos por su trabajo artístico en "Las Crónicas de Legión".
Una Cruzada diferente.
La historia que nos proponen Izu y Nikolavitch nos transportaban en el primer número a inicios del siglo XIII, época en la que se está desarrollando la Quinta Cruzada en Tierra Santa.
Durante la misma, un grupo de cruzados descubre en Damietta una plaga demoníaca que crea soldados no-,muertos cuyo razonamiento parece haber sido sustituido por un hambre caníbal y una sed de sangre que los impulsa a la matanza indiscriminada.

Atraído por la posibilidad de poder que esto representa, el Papa de Roma Inocencio IV envía a el Gran Maestre de los Templarios Guillaume de Sonnac junto a una serie de guerreros del Pugnus Templi con los que anteriormente ya compartió aventuras - los cuales parecen no llevarse demasiado bien entre ellos -  e incluso una brava doncella de armas.
Un grupo que completa su propio hermano, un inteligente pensador y alquimista quién tras haber sido en el pasado separado de su amada ha renegado de Dios y se ha dado por completo a los vicios de la carne.

En esta nueva entrega, con el clan Hashashin pisandoles los talones en las catacumbas de Damietta, el grupo logra al fin llegar hasta la raíz de la verdad tras la plaga al acceder a una extraña construcción subterránea de metal... un constructo que a todas luces es una nave espacial.

Tras pasear por su interior finalmente llegan hasta la tumba de Hermes, lugar donde Gautier, el hermano de Guillaume, acierta a comprender la extraña naturaleza del líquido plateado Wathan, que parece ser el responsable de la plaga demoníaca que ahora custodian los Hashashin.

Atrapados entre la espada y la pared con la cada vez más cercana llegada de sus perseguidores, Gautier y sus compañeros finalmente deciden lanzarse a lo que parece un portal que los deja inesperadamente a las afueras de la ciudad de Alejandría, a cuarenta leguas de su punto de partida segundos antes.

Confusos ante estas últimas revelaciones, Guillaume de Sonnac decide dividir su compañía en dos grupos, partiendo él para informar a sus superiores de sus descubrimientos mientras Gautier y Clotilde parten junto al Pugnus Templi hacia Alejandría para encontrar al Rabí Mathias, quién teóricamente podría descifrar los jeroglíficos de la Tumba de Hermes.

Mientras tanto, otros intereses entran en juego por parte del Legado Pelayo y la mismísima corona, representada por Luis IX a la cabeza de la séptima cruzada...

Izu y Nikolavitch logran terminar de hilvanar con su indiscutible habilidad una historia compleja de lo más completa, dónde demuestran ser capaces de emparejar la historia con la fantasía a partes iguales sin decaer en ningún momento, pasando de reyes a zombies y naves espaciales sin desmontar su rica trama.

Un buen trabajo que se ve acompañado del espectacular e impactante dibujo de Zhang Xiaoyu, quién retrata unos personajes repletos de detalles y carisma a los que se ve capaz de poner en todo tipo de situaciones, sin amedrentarse ante la más intensa acción o los escenarios más ricos y variados que se nos puedan ocurrir.

Todo esto unido en una serie de dos números que encantará a todos aquellos aficionados a los relatos históricos con trazas de fantasía y horror, y como no a aquellos que se sientan atraídos por los no-muertos voraces e implacables.