Una apuesta por una obra de tono adulto y bizarro en la linea manga de la Editorial, donde se muestra lo peor de lo que la humanidad lleva en su interior.
La colección, obra original de Shūzō Oshimi (押見 修造), cuenta con 11 volúmenes que empezaron a publicarse en 2009 bajo el sello Kodansha, dándose por finalizada el pasado mayo 2014.
A España nos llega de la mano de Norma Editorial, en una edición respetuosamente gemela a la original nipona.
Pongámonos un poco en retrospectiva.
Un día Takao regresa al instituto para recuperar su libro después de clases, encontrando en una bolsa el uniforme de gimnasia de Nanako. En un momento de pánico, Takao esconde el uniforme de su compañera y se lo lleva a su casa.
Al día siguiente, hay orden y captura para el pervertido que ha robado el uniforme de Saeki, y Takao no sabe que hacer.
Por desgracia para él, Sawa Nakamura, una chica antisocial con una conducta totalmente psicótica conoce el secreto de Takao. Tras tacharle de pervertido le amenaza con revelar su secreto y destruir su imagen frente a todos, a no ser que haga exactamente todo lo que ella quiera.
El chantaje de Nakamura no tiene fin, hasta el punto de haber dejado a nuestro protagonista el volumen anterior en su primera cita con Saeki portando bajo su ropa el uniforme de la misma.
Takao, absolutamente nervioso, acompaña a Saeki a su librería favorita y a un buen número de lugares intentando hacer frente a la acosadora de Nakamura, que los sigue de cerca coaccionandole para que se revele como un pervertido.
En el cuarto número, tras el fracasado intento de fuga del pueblo y con Takao encontrando todos sus lazos rotos con Nakamura, el chico caía en una espiral autodestructiva en la que ignoraba por completo al mundo, obsesionado con recuperar a su bizarra amiga e ignorando a Saeki.
Obsesión que culminaba cuando robaba toda la ropa interior de sus compañeras de clase y se la ofrecía a Nakamura, quién aceptaba finalmente a Takao de nuevo.
Ahora, con las vacaciones de verano empezando, ambos continúan su cruzada de acciones desviadas, en la que las propuestas de Takao son cada vez más atrevidas, dejando más que complacida a Nakamura con su nueva propuesta de liarla con las bragas robadas durante el festival de verano.
Sin embargo, esta relación insana y sumisa a la que se ha sometido Takao es observada desde fuera por Saeki, quién sabiendo que ellos dos son los responsables del reciente incidente de hurto de ropa interior, comienza a seguir a Takao.
Su obsesión tras haber sido rechazada por el chico es tal, que se convierte en una auténtica acosadora. Así es como descubre el rincón secreto de Takao y Nakamura, e incapaz de soportar la bizarra relación que ambos mantienen (y de la cual ha sido excluida), comienza a desviarse mentalmente del raciocinio.
¿Qué gamberrada están preparando Takao y Nakamura para el festival de verano?
¿Y hasta dónde está dispuesta Saeki para recuperar a Takao?
Shūzō Oshimi continúa presentando la mezquina y absolutamente cruel historia en la que sus personajes están cayendo cada vez más a un pozo dónde su humanidad es constantemente puesta a prueba.
En cada nueva situación vemos como Nakamura protagoniza una nueva situación totalmente humillante para Takao, contra el que no tiene contemplación alguna.
Un personaje al que el mangaka cada vez lleva más allá en la locura y tortura a la psique humana, siendo el epitome del egoismo. Oshimi hace uso de una narrativa que, aunque en ocasiones parece que una situación es demasiado forzada, nos arrastra a un terror primario que no querríamos vivir en la realidad.
A todas estas páginas de maldad las acompaña un dibujo que de momento se muestra bastante simplista, pero que cumple de sobras con lo prometido: maldad.
Maldad a raudales.