Cómic: reseña de "WARSHIP JOLLY ROGER: Detonaciones" vol. #2 [Norma Editorial].

Norma Editorial nos brindaba en sus novedades de junio de 201, a la venta el pasado 22 de mayo, la segunda entrega de esta magnífica space opera en formato novela gráfica.

Guionizado por el belga Sylvain Runberg, quién recientemente se ha hecho mucho más conocido gracias a su adaptación de la trilogía Millenium de Stieg Larsson y contando con el arte del autor español Miki Montlló, Norma Editorial nos ofrece este segundo álbum de WARSHIP JOLLY ROGER bajo el subtítulo de Detonaciones, continuando una saga que no dejará indemne a ningún lector por muy avezado que sea.

Originalmente publicado en Francia bajo el sello Dargaud, la edición española nos llega en un muy similar cartoné en formato 23,5 x 31 cm. de 56 páginas a todo color.

Anteriormente en Warship Jolly Roger...

Es difícil hablaros del presente volumen sin ponernos al día con lo acontecido en la primera entrega, por lo que comenzaremos ofreciendo un pequeño resumen de la misma.
La trama nos transporta a un futuro gobernado por la confederación galáctica donde conocemos al general Jon Tiberius Munro, un héroe de guerra que se ve obligado por órdenes más allá de su mando a lanzar un genocidio en toda regla contra un mundo.

Estas acciones lanzan a toda la opinión publica contra los gobernantes, quienes viéndose entre la espada y la pared deciden someter al general a un juicio marcial dónde le condenan por dichos resultados como si él fuera el único artificie de los mismos.
Esta condena le hace caer en la más absoluta desgracia, siendo encerrado a cadena perpetua y recibiendo el rechazo de su esposa, quién no quiere que sus hijos crezcan siendo los descendientes de un genocida reconocido.

Años más tarde, se organiza un motín en la prisión de máxima seguridad en la que se encuentra, desencadenando una guerra campal entre prisioneros y cuerpos militares. Aprovechando dicha ocasión, logra escaparse junto a tres extraños y peculiares prisioneros junto a los cuales iniciará su rebelión particular.

DETONACIONES
La historia nos deja ahora tras los sucesos durante la captura de la nave de Munro y su enfrentamiento y posterior humillación del presidente de la confederación, responsable directo de la destrucción de toda su vida.

Sin embargo, el presidente no deja que este insulto - y posterior desfiguración de su rostro - queden indemnes. Pedro, el hijo de Munro quién vive ajeno a toda esta guerra a excepción de aquello que le insultan por ser el hijo de un asesino, intenta vivir una vida normal.
Pero esta vida se ve interrumpida cuando, a fin de utilizarlo como moneda de cambio, el gobierno lo envenena y chantajea a la madre de Pedro y ex-mujer de Munro a solicitarle que se entregue a cambio de una cura para su hijo.

Por si esto no fuera suficiente, Munro y su peculiar tripulación terminan visitando el mundo de Erial, víctima de guerras biológicas que lo dejaron convertido en un desastre inhabitable, con la finalidad de conseguir energía para el Jolly Roger.

Por desgracia el trato inicial que pintaba tan prometedor se tuerce de la peor manera visible cuando la líder extremista de un grupo independentista decide que Munro debe ser ejecutado allí mismo por sus crímenes de guerra.

Su única esperanza es el joven extraño y autista Trece, quién logra escapar gracias a su dron y se sumerge en la jungla del mundo destruido, para conocer a sus actuales habitantes: unos telépatas evolucionados de la población humana original, quienes quieren recuperar su mundo.

Runberg y Montlló comienzan con este espectacular primer número una nueva serie que emociona e impacta a todos sus lectores, quienes podemos disfrutar de una historia sólida y trepidante protagonizada por un personaje que nada tiene que envidiar a Jim Raynor de Starcraft, todo acompañado de explosiones, persecuciones y aventuras cósmicas.

Una historia que además viene acompañada no solo de un dibujo impresionante y sumamente perfecto, si no de un color que supera a la mayoría de films animados que podamos ver en televisión, dotando a esta obra de una imagen propia que difícilmente lograremos retirar de nuestras retinas.