Cómic: reseña de "El Samaritano" de Michel Rouge y Fred Le Berre [NetCom2].

Hoy tenemos el placer de traer a reseña el Integral de El Samaritano, una colección originalmente compuesta de tres álbumes que la editorial NetCom2 nos ofrece en territorio español en un único integral de 152 paginas a todo color, y que nos permite disfrutar de toda la obra en un formato excelente, y que llegaba a las estanterías de tiendas especializadas españolas el pasado octubre de 2014.

Como una réplica precisa del volumen recopilatorio publicado originalmente en Francia con el título Le Samaritain bajo la editorial Humanoïdes Associés en 2012, este fantástico BD de carácter histórico-policial nos llega en un cartoné de 23,5x32x1,96 centímetros, en cuyo interior hayamos las siguientes historias correspondientes a los álbumes originales, publicados en tierras galas respectivamente los años 2005, 2006 y 2009 como parte de la colección Dedales:

1. No matarás
2. Los castigos del Mar Muerto
3. Betsabé de Jerusalén

Investigaciones en Palestina.
Este álbum nos ofrece una historia que no puede si no tildarse como una propuesta original dentro del género. El Samaritano nos transporta a la Palestina ocupada por los romanos para mostrarnos los casos de Simón, un juez laico del Sanedrín de Jerusalén que debe encargarse de investigar unos homicidios realizados en las calles de su ciudad.

De esta manera sus autores nos trasladan al pasado para desarrollar una trama policíaca en un escenario totalmente nuevo para este tipo de historias, enriqueciéndolo con el valor añadido de una estupenda documentación histórica que los convierte en joyas.

El propio Simón, pese a su cargo, es rechazado abiertamente por la sociedad que le rodea.

Samaritano criado e instruido en Roma, el pueblo israelí le considera un traidor, mientras los romanos jamás lo aceptarán entre los suyos como un igual. Y precisamente esta situación de enfrentamiento entre los dos pueblos presentes en su tierra es la que dificulta en sobremanera la resolución de los crímenes allí cometidos.
Sin embargo, ninguna de estas dificultades amedranta a Simón, que hace frente a quién sea en nombre de su amada justicia...

En los dos primeros capítulos, "No matarás" y "Los castigos del Mar Muerto", Simón se encontrará inmerso en un caso de asesinato que les llevará a encontrar el cuerpo de un orfebre degollado, sepultado en las ruinas de un almacén que sufrió las consecuencias de un seismo el año anterior.

Ahora, al retirar los escombros, el cadáver sale a la luz para despertar una serie de dudas poco concluyentes que dejan claro que se trata de un asesinato. Las pistas llevarán a Simón a conocer al suegro del muchacho, el cual parece haber salido notablemente beneficiado al quedarse con su negocio, a la madre del chico e incluso a su tío, miembro de los Sicarios que, teóricamente, debían estarle protegiendo cuando fue asesinado.

Las pistas le llevarán de un lado a otro hasta la mismísima espada dorada del Rey David, en una vorágine de misterios que poco a poco irán arrojando algo de luz a las causas y los culpables del crimen.

El segundo homicidio lo encontraremos en el tercer y último capítulo que da cierre al volumen, "Betsabé de Jerusalén", en el que la víctima será Ester, la hija de Aaron el intendente del Rey Herodes.

La muchacha, casada con un joven romano por orden de su padre, aparece asesinada en una casa frecuentada por prostitutas.

Dispuesto a averiguar lo ocurrido, Simón deberá enfrentarse al padre de la muchacha, así como a su marido, quién resultará ser un libertino que disfruta de las más retorcidas orgías y quién, claramente, se alegra más que se entristece de haberse librado de su esposa.

Como podéis apreciar, los guiones de Fred Le Berre nos presentan dos elaborados sucesos en los que Simón deberá emplear todas sus dotes detectivescas en un ambiente hostil. Unas historias perfectamente situadas cronológicamente, a las que ayudan las ilustraciones aportadas por Michel Rouge, quién con su arte puebla las viñetas de unos personajes caracterizados por su correcta vestimenta y sus expresivos rostros, dotando a la trama de toda la credibilidad necesaria.