Hoy traemos otra de las novedades de la cada vez mas grande Editorial Chidori, especializada en literatura Japonesa y en libros en formato electrónico.
En esta ocasión inauguran una nueva sección introduciéndose de esta manera en la literatura infantil, llamada por los asiáticos Kodomo, donde encontramos el libro que hoy venimos a reseñar, Kai-no-hi, obra de Kenji Miyazawa con ilustraciones de David González.
Formato:
En este caso la editorial Chidori ha puesto a la venta el libro en formato electrónico con dos versiones, por un lado en Epub con audiolibro compatible con iBooks (iOS/OSX), Android y Chrome. Y por otro lado en version MOBI y por lo tanto sin audio.
Recomendamos que se lea en una tablet grande y a color, dado que Kindles o libros electrónicos encontrarán problemas en cuanto a poder visualizarlo por falta de lectura de imágenes o bien estas no se podrán reproducir ya que serán en blanco y negro.
Kenji Miyazawa (1896-1933) es uno de los autores más queridos y populares del País del Sol Naciente, comparado por muchos como el Saint-Exupery japonés. Hijo de un prestamista adinerado, fue muy buen estudiante alternando sus estudios en la Escuela de Agricultura y Ciencias Forestales Morioka, con la publicación de algunas de sus poesías en revistas literarias. Acabó graduándose con distinciones y continuó allí con sus investigaciones, sin embargo tuvo que volverse algunos años a su ciudad natal para cuidar a su hermana enferma. Durante esos años Miyazawa aprovechó para escribir sus primeros cuentos.
Más tarde se trasladó a Tokio, donde trabajó como ingeniero agrónomo y docente y entró en contacto con los círculos literarios de la capital. Además fue allí donde se volvió miembro de la secta budista Chigaku-Takana y empezó a seguir las enseñanzas del Lotus-Sutra, fuente de inspiración de Miyazawa para muchas de sus obras y poemas. En 1926 regresó a su ciudad natal, donde fundó la Sociedad Rasuchijin que funcionaba a modo de escuela, para promover la agricultura, la ciencia y la música entre los más desfavorecidos, mejorando el nivel de vida de los agricultores.
Kenji Miyazawa falleció con la corta edad de 37 años por pulmonía aguda y muchas de sus obras fueron descubiertas y publicadas tras su muerte.
Con una vida como la de este autor, podemos llegar a pensar que sus obras no serán del todo alegres, dado que aparentemente siempre tenía los pies bien anclados a la tierra, sin embargo, es totalmente lo contrario, y Kenji Miyazawa logró plasmar su amor por la tierra y los animales en historias y cuentos del todo imaginativos.
De este hombre ya hemos leído y reseñado otros de sus cuentos cortos como La vida de Budori Gusko, el cual, pese a tener también un aire mas infantil estaba enfocado a un publico mas adulto y por lo tanto con mas conocimiento. En esta ocasión el libro está totalmente adaptado a un publico infantil aunque se recomienda a los padres que antes de leérselo a la criatura, lo lean primero ellos por si puede ser demasiado difícil en terminología para los infantes.
La historia pues, sitúa al lector en un mundo de fantasía rodeado de bosques verdes donde los protagonistas del cuento son nada mas y nada menos que los habitantes de este bosque tan especial, en concreto una familia de conejitos cuyo miembro mas joven se llama Jomoi.
El pequeño conejito Jomoi, quien tras un acto de valentía salva a uno de los habitantes del bosque se encontrara con un gran regalo, el Kai-no-hi, una preciosa gema cuyo nombre significa ópalo y que elige a su propietario basándose en su arrojo y en la entrega que demuestra hacia los demás.
Sin embargo, ¿Será el pobre conejito suficientemente listo para no dejarse engañar por aquellos mas listos? La aparición del astuto zorro pondrá a Jomoi en mas de un apuro y le hará dudar sobre lo que está bien y lo que está mal.
Así pues, nos encontramos ante la típica fabula tradicional donde los personajes animales consiguen características medio humanoides manteniendo las habituales de dicho animal.
El gracioso Jomoi representa la dulzura y la inocencia de los niños, con ese punto de soberbia por creerse superiores peo a la vez ante la falta de picarda de los adultos. Mientras que por otro lado tenemos al astuto y vil zorro, quien engaña sin tapujos al joven inocente para conseguir de esta manera sus objetivos.
Como viene siendo común en todas las fabulas, encontramos una moraleja en su final que nos habla de la trascendencia de nuestras decisiones y de las consecuencias de nuestros actos. Sin embargo quizás queda un poco velada por el suceso trágico que encontramos en las últimas líneas, motivo por el cual, como he comentado antes, quizás seria adecuado que los padres leyeran previamente la historia para asegurar que al niño dicho final no le va a incomodar.
El arte con el que cuenta el libro corre a cuenta de David González, quien consigue unas ilustraciones espectaculares con un estilo muy infantil `pero a la vez atractivo a los ojos de los adultos. Tanto los colores como los dibujos están bellamente proporcionados sin saturar la página y le otorgan mucha gracia a la historia
Mención especial a los pequeños detalles que mas gracia nos han echo, como el estilo acuareable de las ilustraciones, simplemente precioso y el hecho de que los animales parezcan que visten trajes, donde podemos apreciar las costura en los costados
Conclusión:
Nos encontramos ante un libro corto, fácil de leer para los adultos y seguramente, entretenido para los niños ya que apenas cuenta con 70 páginas, la mayoría de ellas bellamente ilustradas.
La historia es tierna y con un toque muy imaginativo que a los niños les gustará, sin embargo el final puede resultar un poco duro para aquellos pequeños que estén acostumbrados a los finales edulcorados de los cuentos Disney.