Todo un impactante tomo debido a su tamaño y grosor que difícilmente pasaba desapercibido en las librerías a ojos de los lectores, en buena parte gracias a su preciosa ilustración en portada
Pero... ¿Qué podemos encontrar dentro de semejante ladrillo?
Para aquellos que ya conozcan a Inio Asano quizá puedan hacerse una idea del contenido sensible y al mismo tiempo cargado de fuerza con el que nos encontraremos al leer sus páginas.
Y para los que no, como sucedía conmigo antes de leerme Solanin, este es sin lugar a dudas un buen punto de partida.
SOLANIN: Una balada atemporal.
Solanin no trata sobre invasiones alienígenas, adolescentes con sorprendentes súper poderes ni frenéticas leyendas de fantasía.
La trama que se nos presenta nos sumerge en la vida cotidiana de unos jóvenes que acaban de adentrarse en el mundo adulto y deben hacer frente al tedio y la rutina diarios que toman la forma de sus insustanciales trabajos.
¿Qué fue de todos aquellos sueños de instituto?
¿Dónde quedaron todas aquellas ilusiones sobre nuestro futuro, todos aquellos proyectos inacabados?
¿Es la creatividad el precio de la madurez?
La historia de Meiko es una más entre la de todos los demás. Tras acabar sus estudios hace dos años y haberse mudado a un pequeño piso de Tokio con su pareja Taneda, los dos entraron al mundo laboral.
Desde entonces, su vida se ha ido desarrollando de forma lineal: ella como oficinista intentando pagar la renta del apartamento, y Taneda como ilustrador a medio tiempo en una revista.
Así transcurren sus vidas, únicamente interrumpidas por las citas con sus amigos de la adolescencia, cuando quedan para tomar algo o para ensayar como lo hacían cuando tocaban juntos en la banda del instituto.
Todo parece funcionar correctamente, pero dentro de ellos saben que una pieza falla. Algo en el puzzle que es el esquema de sus vidas se ha perdido.
Deseando romper el desagradable ritmo en el que se han visto arrojados, Meiko abandona su trabajo para encontrar que es lo que les falta.
Sin embargo, esta decisión provocará que el peso sobre Taneda se incremente, a medida en que sus amigos y su propia pareja comiencen a sugerir casi de forma inconsciente que han abandonado el eje de la felicidad de sus vidas: la música.
Taneda decide hacer caso a sus amigos y abandona su trabajo para enfocarse en su música como nunca, grabando su propia maqueta con ellos para mandarla a promotores y discográficas.
Pero tras pasar el tiempo y no recibir una respuesta sobre su trabajo, Taneda desaparece de casa, dejando tras de si su trabajo definitivo mientras trata de encontrarse a si mismo.
Una despedida: la balada Solanin.
En el espíritu de su música, dónde residen todos sus sentimientos.
Inio Asano se desata en estas páginas con una historia tan cargada de emociones que parecen desbordarse por sus viñetas.
Un drama delicado, impactante y sorprendente que es capaz de hacer estremecer nuestros corazones con cada decisión y giro en la vida de sus entrañables personajes.
Una prueba escrita y dibujada que demuestra que hace falta un valor inimaginable para hacer frente a la vida y aferrarse a los sueños.