Warhammer 40K: El Emperador de la Humanidad ¿Quién es?

En su momento publicamos un artículo sobre El Emperador de la Humanidad y su progenie, dejando pendiente su propio artículo. Hoy os traigo su historia y orígenes, algo que siempre navega en la bruma del transfondo de Warhammer 40.000.
Gracias al Culto Imperial a millones de personas les son familiares las fábulas sobre el Emperador. Los niños cantan sus alabanzas y escuchan historias sobre su vida. Tal es el poder del culto, y tan grande es la necesidad del hombre de creer en su autenticidad, que nadie cuestiona su autoridad. En cuanto al Emperador, él no ha hablado ni se ha movido en los últimos diez mil años. Así, la verdadera historia de la extraordinaria vida del Emperador previa a su encarcelamiento en el preservador Trono Dorado ha sido ahora casi completamente sumergida por la pía doctrina de la Eclesiarquía.
Su origen.

El Emperador nació en la región de la tierra conocida como Anatolia Central, ahora mismo una zona de Turquía, en el octavo milenio antes de cristo, un lugar de áridas montañas y fríos arroyos.


Con el despertar de la Disformidad, la humanidad yacía desnuda ante sus energías. La disformidad es un universo alternativo compuesto enteramente de energía psíquica generada por los pensamientos, emociones y actividad intelectual de los seres vivientes. La disformidad, en mucha menor medida, está también influida por plantas y animales. A veces se le conoce como el Mar de Almas debido a su espiritual reflejo de la vida, pero también es conocido como el Reino del Caos.Las energías naturales de la disformidad eran armoniosas pero las almas de los hombres, eldar etc. eran problemáticas, obsesivas, guiadas por la culpa, o imperfectas. Estas energías negativas se congregaron en la disformidad, uniéndose a otras por atracción mutua, hasta que formaron problemáticos puntos de disonancia, como un tumor en un animal. Estas fuerzas disonantes eventualmente se convirtieron en Poderes del Caos, las entidades psíquicas a las que hoy nos enfrentamos. Fueron creados de los miedos, represiones e insuficiencias de los seres inteligentes.

En los primeros tiempos de la vida del Emperador los Poderes del Caos no eran fuertes y solo acumularon poder muchos, muchos, cientos de años después.

Desde que los primeros humanos primitivos evolucionaron, las especies desarrollaron una especial relación con la disformidad. Los simples cazadores y recolectores de los primeros tiempos reconocieron las fuerzas naturales que fluían a través de todas las cosas vivas. Aquellos que podían predecir el futuro y sentir el flujo de la energía disforme eran conocidos como chamanes o curanderos tribales. Usaron sus poderes para beneficiar a su gente.

Mientras el número de humanos se incrementó y la civilización humana creció desde sus raíces naturales, las particulares energías disformes creadas por el los humanos comenzaron a dominar la disformidad. Donde las energías de la naturaleza era armoniosa y benigna, las de los hombres eran a menudo impredecibles y peligrosas. Poder, ambición, codicia, lujuria y cientos de otros sentimientos humanos enraizaron en la disformidad y comenzaron a crecer. Al hacerse más fuertes los pensamientos de los hombres, los ritmos naturales de la disformidad fueron interrumpidos y se volvieron menos accesibles a los chamanes. Inevitablemente, el proceso de civilización dañó los lazos de la humanidad con las fuerzas naturales de la disformidad, y crearon otras nuevas basadas en su propio carácter. Con el tiempo las fuerzas disonantes crecieron en los Poderes del Caos.

El Emperador nació mientras el ritmo de la disformidad aún fluía con fuerza a través de todas las cosas naturales. Los viejos chamanes eran guiados por la disformidad y en su vuelta guiaban a su pueblo. Pero el crecimiento del poder de la humanidad se estaba dejando sentir, y los chamanes temieron que todo su conocimiento desaparecería. Las energías de las que dependían se volvían más y más difíciles de controlar. Aun peor, estaban perdiendo su habilidad para reencarnarse: cuando un chamán moría su espíritu fluiría por la disformidad, bañándose en sus energías, esperando el momento en que encontrara un nuevo cuerpo, y con esto los chamanes nunca morirían. Pero ahora esas almas eran consumidas por los malignos Poderes del Caos.

Aterrorizados por el futuro de su raza, todos los chamanes de la tierra se reunieron en y comenzaron el más largo e importante debate en la historia de la humanidad. Después de cientos de años de debates e investigación los chamanes se dieron cuenta de que estaban malditos y que sin ellos la raza humana no sobreviviría. Si continuaban como hasta entonces solo serían capaces de sobrevivir una o dos encarnaciones y las entidades psíquicas eventualmente consumirían el planeta.

Los chamanes decidieron reunir sus propias energías reencarnándose en un mismo cuerpo. Los cientos de chamanes realizaron un suicidio ritual con veneno, desapareciendo para siempre de la tierra. Un año después nació el hombre posteriormente conocido como el Emperador.

El Emperador y la Historia Humana

El Emperador tenía muchos dones. Podía aliviar el sufrimiento de otros y leer las mentes de las persona, y lo más importante: era inmortal y viviría para siempre. Los chamanes se aseguraron de este punto porque debido a la corrupción de la Disformidad la reencarnación sería imposible muchos siglos después. Este nuevo ser inmortal no tendría necesidad de la reencarnación y permanecería inalterado toda la eternidad.

Durante treinta y ocho milenios este nuevo ser caminó sobre la tierra y a través de la historia humana. Al principio se limitaba a observar el mundo a su alrededor, pero pronto empezó a ayudar donde podía, usando su antigua sabiduría para extender el gobierno eficiente, manejo de la cosecha, cuidado de animales, tecnología y paz. Siempre usó su influencia con cuidado, adoptando el aspecto de un hombre normal, y sin revelar su verdadera naturaleza.

Durante milenios el Emperador observó el desarrollo de la raza humana. Viajó por todo el globo, viendo y ayudando, a veces adoptando la personalidad de un gran líder o consejero. En tiempos de peligros se convertía en un cruzado, un líder religioso o un mesías, en otros momentos permanecía contribuyendo a los eventos en un segundo plano, un consejero de reyes, un cago de la corte, un científico pionero. Muchas de las apariencias que tomó eran humildes, otras se convirtieron en monumentales figuras de la historia o la religión. En momentos de crisis él estaría allí, dirigiendo la carrera de la raza humana a lo largo de un estrecho camino que sólo él podía ver.

El Emperador y los Poderes del Caos

Al prosperar la raza humana la disformidad se fue distorsionando en incremento de modo que su flujo no podía continuar sosteniendo el planeta como una vez lo hizo. A pesar de los esfuerzos del Emperador para promover la paz y la armonía, el carácter humano no podía suprimir sus valores instintivos de ambición, desafío, y autosatisfacción.

Los Poderes del Caos sintieron la presencia del nuevo ser creado por los chamanes y sus esfuerzos por reprimir su propio poder y crecimiento. Incluso antes de alcanzar la plena conciencia los Poderes del Caos reconocieron en el Emperador a su gran enemigo. Khorne fue el primero en despertar totalmente, y una era de guerras y conflictos rugió sobre la tierra. Tzeentch fue el siguiente, y naciones y políticas crecieron hasta la adultez con todas su intrigas implícitas y dobles sentidos. Nurgle fue el tercero en despertar y las plagas se extendieron sobre los continentes clamando almas para el Señor de la Podredumbre. A finales de la edad media los tres Poderes del Caos habían despertado a la plena conciencia. El cuarto poder, Slaanesh, aún dormía y su ascensión coincidió con la Caída de los Eldars.

El Emperador supo que mientras la humanidad estuviese encadenada a su propio sistema solar estaría condenada. A lo largo del segundo, tercero, y cuarto milenio, el Nuevo Hombre fue esencial en el desarrollo de la tecnología espacial. Pronto hubo colonias humanas por toda la galaxia, pero durante esta expansión la caída del Imperio Eldar desató unas tormentas de Disformidad que separarían irremediablemente todas estas colonias. Una era de guerras asoló la Tierra, llevando a la humanidad a casi su propio exterminio entre guerras nucleares y psíquicas.

Fue en en este momento cuando este ser se deshizo de su envoltura para convertirse en el Salvador del Hombre, adoptando la identidad de El Emperador. Durante los cientos de años el Emperador buscó establecer su gobierno sobre la tierra y moldeó a su gente en un ejército leal. Empezó a planear la reconquista de la galaxia anticipándose a la dispersión de las tormentas de la disformidad alrededor del planeta.

Los Primarcas

El Emperador nunca cometió el error de subestimar la amenaza del Caos, y en orden a encontrarse con esa amenaza puso a los mejores científicos de la tierra a trabajar. Armas y naves espaciales fluían abundantemente de las factorías marcianas para apoyar a las situadas fuerzas por toda la galaxia.

El plan más largamente esperado por el Emperador para contrarrestar los Poderes del Caos era la creación los Primarcas: superhombres genéticamente diseñados con poderes divinos. La intención del Emperador era crear una raza completa de superhombres con la esperanza de que serían inmunes a las tentaciones del Caos.


Los Primarcas serían brillantes ejemplos de humanos libres de la mancha de la corrupción. La energía de la disformidad incorrupta fluiría a través de ellos como lo hacía a través del propio Emperador, vigorizándolos y confiriéndoles poderes como los poseídos por los chamanes de la antigüedad.

De algún modo los Poderes del Caos supieron de los Primarcas a pesar de los intentos del Emperador de esconderlos, y en un osado movimiento los dispersaron mientras aún crecían en sus tanques amnióticos. Incluso para los Poderes del Caos esto era un gasto masivo de energía. Los Primarcas fueron absorbidos a través de la disformidad y se dispersaron en mundos humanos separados. En ese momento los Poderes del Caos no tuvieron la suficiente energía para destruir a los Primarcas de una vez por todas.

Los Marines Espaciales

El Emperador había perdido a los Primarcas y no podía recrearlos, e incluso si hubiera podido, no habría tiempo. El Emperador pensó otro plan: Usando el material genético de los Primarcas que había quedado en los laboratorios algunas de sus cualidades podrían ser reproducidas como órganos biológicos separados. Mediante la implantación de estos órganos en un cuerpo joven en crecimiento podría crearse una persona con algunas de las cualidades de los Primarcas. De esta forma se fundaron las Legiones de Marines Espaciales. Cada legión usaba material genético derivado de uno de los Primarcas, convirtiéndose en su heréncia.

La Gran Cruzada

En el momento en que las tormentas de la disformidad terminaron, los Marines Espaciales y otras fuerzas Imperiales estaban listas para reconquistar la galaxia. Las fuerzas del Caos eran ya poderosas, y muchos mundos humanos habían sido tomados por adoradores del Caos u otros alienígenas. Era un esfuerzo duro y largo, pero con cada victoria el joven Imperio crecía más fuerte mientras nuevos guerreros se unían a la Gran Cruzada.


Las conquistas iniciales se centraron en donde los Primarcas se habían dispersado. Usando sus poderes psíquicos el Emperador los localizó gradualmente y los reunió con las legiones de Marines Espaciales. Los Primarcas no parecían haber sido afectados por su contacto con el Caos, habiendo crecido para derrotar a grandes líderes y guerreros de las comunidades humanas locales. Con los Primarcas la Gran Cruzada se extendió sobre la galaxia y la humanidad comenzó a reconstruir su antigua herencia. El Caos se retiró a su propio reino en el Ojo del Terror.

La Herejía de Horus

No entraremos en detalle sobre la terrible guerra que casi condena a la humanidad. Es, sin embargo, otro capítulo en la vida el Emperador. En combate singular contra su antiguo amigo e hijo, el Señor de la Guerra y primarca Horus, el Emperador casi fue destruido. Fue Horus quien finalmente cayó en ese duelo y el Emperador nunca se ha recuperado de aquella confrontación en particular y nunca lo hará.

El Trono Dorado

El combate contra Horus tuvo lugar en el plano material y en la disformidad, sus cuerpos y espíritus combatiendo por la supervivencia. El cuerpo del Emperador fue casi destruido, y sus poderes psíquicos sufrieron también un severo golpe. Las fuerzas del Caos se disolvieron. Algunos de aquellos que no habían estado demasiado tiempo al servicio del Caos se liberaron repentinamente de sus ilusiones y rápidamente cambiaron de bando, luchando con todo el valor para enmendar su traición. El cuerpo del Emperador se devolvió a la tierra apresuradamente y situado en una burbuja preservadora de vida.

La unidad de soporte vital conocida como el Trono Dorado fue destinada a acoger al Emperador. Sus poderes sobrevivieron pero su cuerpo estaba hecho pedazos. Al principio era capaz de comunicarse coherentemente durante breves periodos, después se sumió en un completo silencio. Ese silencio que ha permanecido inalterado desde hace ya casi diez mil años.

Se habla que si fuese liberado de su cuerpo muerto, el poder psíquico del Emperador, su alma, sería abandonado a la deriva sobre las corrientes de la disformidad, para ser llevado por las contracorrientes aleatorias y torbellinos del Mar de Almas hasta que sea el momento de renacer. Como los chamanes de la antigüedad, el Emperador es uno con la propia disformidad.

Pero de momento, su vigía permanece inalterada, guiando a la humanidad desde su Trono Dorado.