Cine: Ponyo en el acantilado (崖の上のポニョ)

Presentada en el pasado Festival de Venecia, "Ponyo en el acantilado" (2008) de Ghibli es una aventura de amistad y fantasía para toda la familia. Su responsable está considerado el mejor director japonés de animación de la historia, y no es de extrañar, ya que Hayao Miyazaki ha sacado de su chistera títulos como "La princesa Mononoke", "El castillo ambulante" o "El viaje de Chihiro", ganadora de un Oscar y un Oso de Oro en Berlín. En esta ocasión nos ofrece su mágica versión del cuento de "La sirenita", con una gran presencia de la naturaleza y valores como la solidaridad y la responsabilidad.


Ponyo, Sosuke y el resto de personajes han sido creados con una imaginación desbordante. La madre de Sosuke trabaja en una residencia de ancianos con vistas al mar y su padre es un capitán de barco que intercambia mensajes en morse con su hijo. Por su parte, los progenitores de Ponyo lindan más con el plano fantástico: él es un hechicero que odia a los humanos por su falta de respeto al océano y ella una bella diosa marina. Aunque la película ha utilizado técnicas informatizadas, la estética recuerda a las acuarelas, tanto en los paisajes del pueblo como en las profundidades marinas.


Es posible que sus incondicionales protesten porque "Ponyo en el acantilado" sea la más ingenua, la menos kamikaze de las joyas animadas del maestro Miyazaki. El genio aquí se descuelga con un homenaje sui generis al universo Andersen de "La sirenita" pero sin afilar las aristas, mirando el cuento desde una perspectiva más blanca, más austera y definitivamente más universal.


A diferencia de otras de sus películas, situadas en un umbral más adulto (si bien siempre perfectamente al alcance de los pequeños), "Ponyo" despliega todo su risueño encanto para encandilar al público infantil, bajando el listón de la exuberancia mitológica, las honduras legendarias, la dimensión onírica y de capas múltiples que salpica muchos de sus trabajos recientes.

fuente: www.20minutos.es