Reseña de Marvel Omnibus. Patrulla-X: Amanecer de X – El resurgir mutante que redefinió a los X-Men

 Cuando Panini Comics publica Marvel Omnibus. Patrulla-X: Amanecer de X, no solo reedita una de las etapas más ambiciosas en la historia de los mutantes, sino que también ofrece a los lectores españoles la posibilidad de vivir de nuevo el renacimiento total del universo X-Men ideado por Jonathan Hickman. Este volumen de más de 700 páginas recopila los primeros compases de la Era de Krakoa, el monumental experimento narrativo que siguió a Dinastía de X / Potencias de X y que transformó radicalmente la forma en que entendemos a los mutantes de Marvel. Es un tomo que se lee como una Biblia moderna del homo superior: una recopilación que combina ciencia ficción de alto concepto, política, filosofía y acción superheroica, con un despliegue artístico de primer nivel.

La propuesta de Hickman trasciende la continuidad clásica. Con Krakoa convertida en una nación soberana donde todos los mutantes conviven bajo una nueva bandera, el guionista plantea una pregunta que pocos se habían atrevido a formular: ¿qué ocurre cuando los marginados dejan de ser víctimas y pasan a dominar su propio destino? Amanecer de X es el relato de esa utopía naciente, un mosaico coral que entrelaza las historias de X-Men, Nuevos Mutantes, Marauders, X-Force, Excalibur y varios especiales, todos orbitando alrededor de un mismo eje: el sueño mutante convertido en realidad política.

Hickman firma aquí los primeros once números de X-Men junto a Leinil Francis Yu, con un tono que oscila entre lo introspectivo y lo visionario. Cyclops, Jean Grey, Wolverine, Magneto y Xavier son los pilares de esta nueva era, pero la historia no gira tanto en torno a sus conflictos personales como al desarrollo de una mitología colectiva. Cada número se siente como una pieza independiente dentro de un gran rompecabezas, y aunque algunos lectores pueden acusar cierta frialdad en el enfoque —esa distancia casi quirúrgica con la que Hickman suele observar a sus personajes—, es precisamente ese tono analítico el que eleva la obra. Aquí los mutantes no son héroes ni villanos: son una nueva civilización, y el autor los trata como tales.

El volumen también incluye los episodios de New Mutants escritos por Hickman y Ed Brisson, donde la serie adopta un tono mucho más ligero y aventurero. El arco espacial con Sunspot, Cannonball y compañía funciona como un contrapunto perfecto a la solemnidad de X-Men, una suerte de road movie cósmica que combina humor y nostalgia, magníficamente ilustrada por Rod Reis, cuyo estilo pictórico evoca lo mejor de Bill Sienkiewicz. Brisson retoma el testigo con historias más terrenales que abordan el racismo, la violencia y la búsqueda de identidad de las nuevas generaciones mutantes. Aunque el cambio de tono puede resultar brusco, el conjunto refuerza la idea de que Krakoa no es un paraíso uniforme, sino un ecosistema lleno de matices y contradicciones.

Entre los materiales incluidos también destacan X-Men + Fantastic Four, miniserie escrita por Chip Zdarsky y dibujada por Terry Dodson, que enfrenta dos visiones irreconciliables sobre la familia y la pertenencia. El conflicto por el futuro de Franklin Richards, hijo de Reed y Sue, sirve de metáfora para la tensión ideológica entre humanos y mutantes, un tema recurrente que Hickman y sus colaboradores exploran con madurez y profundidad. A ello se suman Empyre: X-Men, coordinada por Gerry Duggan y Leah Williams, una pieza coral donde el caos de un evento cósmico se filtra en la nueva nación mutante, demostrando la capacidad del equipo editorial para mantener cohesión incluso en medio del crossover más desbordante.

Artísticamente, el tomo es un festín visual. Leinil Francis Yu, Pepe Larraz, R.B. Silva, Mahmud Asrar y Andrea Broccardo aportan estilos muy distintos pero coherentes entre sí. El trazo de Yu otorga solemnidad y contundencia, mientras que Larraz y Silva imprimen dinamismo y claridad narrativa. Todos los artistas logran capturar la monumentalidad de Krakoa, esa mezcla de biología y arquitectura viva que simboliza la simbiosis entre los mutantes y su nuevo entorno. Cada página parece respirar, expandirse, mutar, como si el propio cómic estuviera vivo.

Pero más allá del espectáculo visual, Amanecer de X destaca por su capacidad para repensar el mito mutante desde sus cimientos. Hickman convierte la metáfora de la discriminación en una exploración política y ética: ¿qué pasa cuando los oprimidos obtienen poder absoluto? ¿Puede una utopía sobrevivir sin convertirse en tiranía? 

Estas preguntas recorren cada historia, desde los experimentos moralmente ambiguos de X-Force —con un Beast cada vez más autoritario— hasta las maniobras diplomáticas de Emma Frost y Kate Pryde en Marauders. Todo en Krakoa está teñido de ambigüedad, de promesas y amenazas entrelazadas. Esa ambigüedad, que algunos critican como frialdad narrativa, es también su mayor virtud: Hickman nos obliga a mirar a los X-Men no como héroes idealizados, sino como seres políticos y falibles, arquitectos de un nuevo orden mundial.

Este Omnibus de Panini Comics se convierte así en la puerta de entrada definitiva a la Era de Krakoa. Su lectura no solo es un deleite para los seguidores veteranos, sino también una oportunidad perfecta para que nuevos lectores descubran a los X-Men en su versión más audaz y contemporánea. En sus páginas se respira el mismo espíritu de renovación que Chris Claremont imprimió en los años ochenta, pero reinterpretado bajo la óptica del siglo XXI: más inclusiva, más compleja y más consciente de los dilemas morales de su tiempo. Amanecer de X no es solo el inicio de una nueva etapa; es la reafirmación de que los mutantes siguen siendo el espejo más lúcido de nuestras propias tensiones sociales.