Reseña de My Happy Marriage Vol. 4: un amor a prueba de malentendidos y sombras del pasado

Con el cuarto tomo de My Happy Marriage, publicado por Norma Editorial, la historia de Miyo y Kiyoka sigue explorando los claroscuros de un romance que no se limita al ideal romántico, sino que profundiza en las heridas emocionales, las inseguridades y la fragilidad de los vínculos humanos. Lo que comenzó como un encuentro marcado por la desconfianza y la desigualdad va tomando forma como un lazo verdadero, aunque todavía obstaculizado por el peso del pasado de Miyo y por la sombra de las conspiraciones que acechan en el presente. 

En este volumen, los autores Akumi Agitogi, Rito Kohsaka y Tsukiho Tsukioka logran un equilibrio entre el romance íntimo, el drama familiar y el trasfondo fantástico que caracteriza a la serie, a la vez que introducen nuevos personajes que añadirán tensión y matices al relato.

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La premisa de este tomo es sencilla, pero cargada de implicaciones emocionales: Miyo y Kiyoka se han comprometido oficialmente. Para Miyo, que arrastra una vida de maltratos y desprecio familiar, la idea de convertirse en esposa de un miembro de la prestigiosa familia Kudô no solo le resulta abrumadora, sino que la enfrenta a sus inseguridades más profundas. Consciente de no haber recibido la educación propia de una dama, acepta recibir lecciones de Hazuki, la hermana mayor de Kiyoka, quien se convierte en mentora y en contrapunto luminoso frente a la timidez de Miyo. La llegada de Hazuki aporta un aire fresco a la narración, ya que su carácter alegre y directo rompe con la rigidez del entorno, aunque también genera tensiones al poner en evidencia las limitaciones de Miyo.

Este proceso de aprendizaje, sin embargo, no está exento de dificultades. Mientras Miyo intenta adaptarse a las exigencias de su nuevo papel, los efectos de un poder latente –su “don”, que se manifiesta a través de pesadillas que drenan su energía– comienzan a deteriorar su salud. La combinación de la presión autoimpuesta, el agotamiento físico y la falta de comunicación con Kiyoka desemboca en uno de los conflictos centrales de este volumen: el malentendido. Incapaz de abrirse completamente a su prometido por miedo a ser un estorbo, Miyo guarda silencio sobre su sufrimiento, lo que inevitablemente siembra dudas y distancia entre ambos. Esta dinámica puede resultar frustrante para el lector, pero también refleja de forma realista la dificultad de superar años de traumas en apenas unos meses de felicidad.

El desarrollo de Miyo es, de hecho, uno de los puntos más interesantes de este tomo. Su evolución no sigue una línea recta, sino que se construye a base de retrocesos y pequeños avances. Aunque sigue siendo frágil y proclive a los malentendidos, también demuestra un esfuerzo consciente por crecer y hacerse digna de la relación que tanto valora. En contraste, Kiyoka se mantiene como un personaje firme, protector y paciente, cuya presencia estabiliza la historia incluso en los momentos de mayor tensión. La interacción entre ambos, aunque marcada por silencios dolorosos, transmite la sensación de que el verdadero eje del manga es la lenta construcción de un vínculo basado en la confianza mutua.

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El tomo también destaca por la incorporación de Arata Tsuruki, un personaje que aparece con un aura de misterio y cuya llegada sugiere nuevas intrigas en el trasfondo político y sobrenatural de la obra. Su irrupción no solo amplía el elenco, sino que anticipa posibles conflictos que van más allá del ámbito íntimo de la pareja. La trama, en este sentido, no se limita al romance: los elementos fantásticos y las tensiones familiares se entrelazan con la vida cotidiana de los protagonistas, lo que aporta riqueza y variedad al relato.

Uno de los aspectos más comentados por los lectores es la manera en que la obra maneja los malentendidos como recurso narrativo. Para algunos, este recurso puede sentirse forzado o excesivo, al ralentizar el progreso de la pareja y generar frustración. Sin embargo, también puede interpretarse como una representación coherente con el carácter de Miyo, quien todavía carga con cicatrices emocionales profundas y teme el rechazo. En lugar de ofrecer un romance idealizado y sin obstáculos, el manga opta por mostrar cómo incluso en una relación marcada por el amor genuino pueden surgir distancias si no hay comunicación.

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El apartado artístico mantiene el nivel al que la serie nos tiene acostumbrados: las ilustraciones en blanco y negro, acompañadas en esta edición de Norma por dos páginas a color, transmiten con delicadeza la atmósfera melancólica y romántica que envuelve a los personajes. Los trazos suaves, la atención a los gestos faciales y la composición de las escenas íntimas refuerzan la naturaleza introspectiva de la obra. Frente a la espectacularidad de otros mangas de fantasía, My Happy Marriage apuesta por la sutileza visual, lo que encaja a la perfección con su tono emocional.

En definitiva, My Happy Marriage Vol. 4 es un tomo que puede despertar sentimientos encontrados: por un lado, la frustración de ver cómo los malentendidos ponen en jaque la relación de Miyo y Kiyoka; por otro, la satisfacción de asistir a un retrato realista de lo que implica sanar heridas emocionales en el marco de un romance. La obra sigue consolidándose como un josei con identidad propia, capaz de combinar romance, drama y fantasía con un ritmo pausado pero intenso.