Pocas cosas hay que nos suban más el ánimo que una divertida comedia romántica, y como recientemente hemos tenido el gusto de hincarle el diente al cuarto tomo del manga The Dangers in My Heart, hoy os traemos nuestras impresiones de esta obra creada por Norio Sakurai y publicada en nuestro país gracias a la editorial Ivrea.
Este cuarto tomo se nos presenta como los anteriores, con formato en rústica con sobrecubiertas extraíbles y tamaño de B6, siendo concretamente 128 x 180 cm. En su interior encontramos tomos dobles, por lo que hasta la fecha se ha publicado hasta el tomo 8 japonés de los 12 que ya han salido a la venta gracias a la editorial Akita Shoten. Compuestos por aproximadamente 400 páginas cada uno, encontramos páginas en blanco y negro, así como unas primeras a color. Para aquellos que quieran continuar con esta colección, tienen los tomos a la venta por 15€ en librerías especializadas, tiendas de cómics y a través de la web de la editorial.
La extraña relación que tienen Yamada e Ichikawa se mantiene justo así, extraña; sin embargo, pese a que de relación no cambie, hay algo especial entre ellos que crece día a día. Y eso solo lo pueden ver ellos y aquellos que están en su círculo más interno.
Una cita doble de lo más confusa, un día blanco lleno de lágrimas, la celebración de cumpleaños de Ichikawa y la petición de Yamada de empezarle llamarle de una forma única: Kyotaro. Todo ello poco a poco va llevándoles a un nuevo punto en sus vidas en el que ya no hay marcha atrás.
Por otro lado, la aparición de un admirador de Yamada trae una crisis inesperada para ambos, porque entonces serán cada vez más conscientes de lo importantes que son el uno para el otro y de lo mucho que quieren protegerse entre ellos.
Con esa resolución en mente, Kyotaro se dirige con determinación hacia ese punto álgido de la vida de todo chico, el viaje escolar más complicado de sus vidas, y la inesperada decisión de que sus sentimientos ya no se pueden contener solamente para él. Tiene que decírselo.
Sí, la cosa se ha puesto seria aquí. Los sentimientos están desbordados y se nota que estos dos adolescentes están dando todo lo que tienen dentro para que, pese a lo confuso de las hormonas y a sus duros esfuerzos por complicarlo todo, consigan entenderse de la mejor manera posible. Una gran labor teniendo en cuenta lo confusa de su relación y todas esas palabras no dichas entre medias.
Lo mejor de todo es que nuestro querido protagonista, Kyotaro, no se ha echado hacia atrás y ha demostrado la valía que le caracteriza. Ya no es ese chico retraído y rarito que se sentaba al fondo del aula, sino que ha hecho amigos, ha conocido a personas muy diferentes y finalmente ha encontrado alguien por quien vale la pena arriesgarse.
En cuanto al apartado artístico encontramos el divertido arte de Norio Sakurai en su máximo exponente, con escenas realmente cómicas y otras muy hermosas, que retratan a la perfección lo absurdo que es la adolescencia para aquellos que ya somos adultos, pero lo valiosa que es para quienes viven ese momento. Una preciosidad en las últimas páginas del tomo y unas ilustraciones a color que quitan el sentido.
Así pues, con todo el pescado vendido, ahora queda ir viendo como se desarrolla esta extraña relación de amistad que ha llegado a ser algo más. Un bonito romance que ha florecido lentamente y que esperamos ver brillar con mucha fuerza en los tomos siguientes.