La premisa básica de Los Caballeros Oscuros de Acero nos presenta a Jor-El y Lara, los últimos supervivientes de Krypton, quienes aterrizan en la Tierra, pero no en el presente como suele ser habitual, sino en una versión medieval del planeta. El cambio de contexto es esencial para la historia, ya que, al colocar a estos dioses entre humanos en una época de superstición y reinos, Taylor añade una nueva capa de complejidad a personajes tan emblemáticos como Superman y Batman.
La trama principal gira en torno a la familia El, quienes rápidamente se alzan como la familia gobernante de un poderoso reino, con el joven Kal-El, su hermana Zala y el bastardo Bruce Wayne (mitad kryptoniano, mitad humano) como protagonistas. Sin embargo, la narrativa no solo se centra en los El, sino que expande el universo DC en esta versión medieval, introduciendo reinos liderados por otros personajes conocidos como el Rey Jefferson (Rayo Negro) y las Amazonas de la princesa Diana. El equilibrio de poder entre estos reinos es frágil, y las tensiones políticas y militares se desatan a lo largo del cómic.
Tom Taylor ha demostrado en trabajos anteriores como Injustice y DCsos su habilidad para gestionar tramas con múltiples personajes y mantener el interés del lector en cada uno de ellos. En Los Caballeros Oscuros de Acero, Taylor nos ofrece versiones medievales de los héroes y villanos más queridos de DC, pero sin perder la esencia que los hace reconocibles. Aunque los personajes se enfrentan a situaciones completamente nuevas, Taylor los dota de personalidades coherentes y los coloca en papeles que encajan de forma natural en este nuevo mundo.
El guionista no se limita a hacer versiones superficiales de los héroes; cada uno tiene un papel importante en la trama, y sus decisiones y acciones están fundamentadas en los ideales y conflictos internos que los definen. Esto es evidente con Bruce Wayne, cuya doble naturaleza (humano y kryptoniano) añade una complejidad emocional que se refleja en sus interacciones con los demás personajes, especialmente con Kal-El y Zala. A lo largo del cómic, Taylor también introduce una reflexión sobre el poder absoluto y el autoritarismo, una temática recurrente en su obra, que aquí encaja a la perfección con la ambientación medieval y las luchas de poder entre los reinos.
En el apartado gráfico, Yasmine Putri lidera la mayoría de los números, apoyada por otros talentosos artistas como Nathan Gooden y Michele Bandini. El estilo de Putri se caracteriza por un dinamismo fluido que captura la velocidad de la acción sin sacrificar detalle, lo que encaja perfectamente con el guion de Taylor. Las páginas están llenas de viñetas trepidantes que llevan al lector de una batalla a otra, con una narrativa visual que aprovecha perspectivas y planos que recuerdan al manga japonés.
Sin embargo, uno de los puntos que puede generar debate es la estética demasiado pulida del cómic. A pesar de estar ambientado en una época medieval, donde la suciedad, el barro y las imperfecciones deberían ser más prominentes, el arte de Putri es increíblemente limpio. Los personajes y escenarios parecen salidos de un cuento de hadas, lo que, si bien otorga una belleza visual a la obra, contrasta con la brutalidad de la historia. Esta falta de crudeza en el dibujo puede ser vista como una oportunidad perdida para darle más realismo y autenticidad a la ambientación.
El ritmo de la historia es frenético, con revelaciones, giros y batallas sucediendo a un ritmo casi vertiginoso. Taylor no da tregua al lector, presentando continuamente nuevas ideas y personajes que enriquecen el mundo que ha creado. Sin embargo, este ritmo acelerado también puede ser un arma de doble filo. En algunos momentos, el lector puede verse abrumado por la cantidad de información que se presenta, necesitando detenerse para absorber y reflexionar sobre los nuevos conceptos y relaciones que se van desarrollando.
Por otro lado, la riqueza de las ideas de Taylor es lo que hace que Los Caballeros Oscuros de Acero sea un cómic tan gratificante para releer. Cada nueva lectura permite descubrir detalles que pueden haber pasado desapercibidos en una primera lectura rápida, lo que habla de la profundidad del guion y del compromiso de Taylor con la construcción de su universo.
En conclusión, Los Caballeros Oscuros de Acero es un cómic que aprovecha al máximo el concepto de Elseworlds, ofreciendo una reinvención fresca y emocionante del universo DC en un contexto medieval. La combinación de fantasía, ciencia ficción y drama político crea una obra sólida que, aunque no perfecta, logra captar la atención del lector de principio a fin.
El trabajo de Taylor en el guion, junto con el arte dinámico de Putri, hacen de este cómic una experiencia visual y narrativa digna de ser disfrutada. A pesar de algunos pequeños detalles, como la falta de crudeza en el arte o el ritmo a veces demasiado rápido, Los Caballeros Oscuros de Acero es una obra imprescindible para los fans de DC y aquellos que disfrutan de las historias de fantasía épica. Este cómic nos recuerda que incluso en mundos alternativos, los héroes de DC siguen siendo tan poderosos y fascinantes como siempre.