Tras una larga espera, finalmente este pasado mes de octubre Norma editorial nos brindaba el ansiado volumen 11 de Dead Dead Demons dededede Destruction, la increíble historia de Inio Asano que nos tiene totalmente enganchados desde hace ya demasiado tiempo.
Como siempre, el tomo tiene un formato en rústica con sobrecubiertas extraíbles y presenta en la portada a un alegre Makoto. Cuenta con un tamaño de 13 x 18.2 cm y en su interior encontramos 200 páginas en blanco y negro más las cuatro primeras a color. El precio del tomo es de 9€ y está a la venta en librerías, tiendas de cómics y a través de la web de Norma editorial.
En anteriores tomos Ooba decidía contarle a Makoto una verdad que nadie más conoce: Ouran es una viajera del tiempo que viene de un mundo paralelo. Ante el atónito Makoto, Ooba hace uso de un extraño artilugio alienígena que les permite viajar a través de los recuerdos de Ouran para descubrir los motivos de su viaje en el tiempo y de paso, descubrir al lector los auténticos engranajes que se encuentran tras todo lo que ha sucedido con los terrícolas y los invasores los últimos años.
Mientras tanto, mientras nuestros protagonistas terminan sus últimos días en la playa, en la gran ciudad la situación comienza a complicarse cuando se disparan todas las alarmas tras tanto años formando parte del paisaje tokiota, la nave nodriza empieza a inclinarse amenazando con caer sobre la ciudad. A esto solo se añade más tensión cuando el estadio en el que se encontraba la cúpula del gobierno despega y desaparece en el cielo abandonando a los ciudadanos a su suerte...
En medio de todo este desastre, parece que la única esperanza de salvar el mundo del apocalipsis que inevitablemente se le viene encima es el propio Ooba, que es el único capaz de desactivar la autodestrucción de la nave.... pero por desgracia para él y aunque los invasores se encuentran de su lado, un terrorista se mete en medio e impide que cumpla su misión.
Lo que viene a continuación es el apocalipsis. Conforme los sistemas de la nave fallan y sin saber si esta relacionado, una especie de esferas de luz comienza a flotar por el aire sobre todo el planeta, desintegrando a su contacto a todas las personas a las que tocan, desatando una horrible e imparable masacre.
Por si esto fuera poco, la propia nave termina estallando en una enorme columna de luz que parece engullirlo todo, una estrella creciente que parece anunciar en si misma el fin de los días.
¿Serán capaces los habitantes del planeta de actuar con rapidez para evitar su inminente destrucción? ¿O seguirán aferrados a sus trivialidades cotidianas mientras el destino de la humanidad pende de un hilo?
Inio Asano es un maldito genio y ahora que comienza a entrecruzar todas las tramas de los personajes que han ido emergiendo en esta historia lo deja claro una vez más. Giros argumentales inesperados, unos personajes tan bizarros como despreciables y a la vez humanos y esa continua sensación deprimente que nos transmiten con todas sus acciones forman aparte un conjunto capaz de narrar una historia que se siente tan fantástica y original como familiar.
Una vez más Asano lo ha logrado y se ha ganado nuestro fanatismo, demostrando que siempre tiene algo nuevo con lo que sorprendernos.
