¡Alien, el gran icono del cine de terror, llega Marvel, de la mano de Phillip Kennedy Johnson (Superman) y Salvador Larroca (El Invencible Iron Man)! ¡Gabriel Cruz entregó su vida a la Corporación Weyland-Yutani y, por culpa de un ataque alienígena al que sobrevivió a duras penas, a punto estuvo de entregarla literalmente! Cruz, que se jubiló recientemente, está intentando retomar su relación con su hijo, al que abandonó, con la ayuda de un amigo; un androide modelo Bishop. Pero su regreso a la vida civil va a ser complicado, ¡puesto que va a toparse de nuevo con los mortíferos xenomorfos!
Disney / Marvel se hizo hace algún tiempo con los derechos de la franquicia clásica de Aliens, cuyos cómics estuvieron durante mucho tiempo bajo el sello Dark Horse. Ahroa, la primera colección nos llega gracias a Panini Comics en un recopilatorio de lujo los números Alien 1 al 6, en el interior de un cartoné de 17x26 cm y a lo largo de 160 páginas a color.
Pero, tras montones de películas, videojuegos y mil historias a lo largo de las últimas décadas...
¿Qué tiene que añadir Marvel Cómics a una franquicia de ciencia ficción tan manoseada?
Alien 1: Linajes
La respuesta correcta a la pregunta anterior es... poca cosa. La primera historia que nos llega bajo Marvel Comics no inventa absolutamente nada, y en su lugar Phillip Kennedy Johnson decide coger un montón de ingredientes usados demasiadas veces en la franquicia para repetir una vez más algo que ya todos conocemos.
Por un lado tenemos a Weyland-Yutani, quienes en una estación colona llamada Epsilon tiene un laboratorio secreto repleto de xenomorphos creados a partir de un espécimen que lograron recuperar. Por el otro tenemos a Gabriel Cruz, el marine responsable de que ese espécimen sobreviviera hasta estar en manos de la compañía y quién, tras años de servicio, ha sido obligado a jubilarse.
Y finalmente, tenemos a su hijo Danny, quién es miembro de un grupo activista anti-Weyland-Yutani cuyos planes no tardan ni diez páginas en liberar la amenaza en la estación usando la acreditación de su padre.
Con la nave infestada de bichos y Danny en medio del meollo, la compañía decide enviar a Cruz de regreso a la estación junto a dos marines para que salve lo que pueda antes de pasar a las medidas drásticas que ya todos suponemos.
Una estación infestada de aliens por culpa de los experimentos de Weyland-Yutani, unos marines que no saben a que se enfrentan, un androide Bishop y un hombre de acción demasiado viejo para el trabajo suman una fórmula que huele a viejo y no aporta nada que no sepamos, dando como resultado un cómic insípido y poco memorable.
Si a eso le sumamos las partes oníricas en las que Cruz sueña con la reina alien jamona que parece haberse escapado de Starcraft 2, la cosa no termina de mejorar y poco a poco cae en una espiral de desidia que no nos invita a continuar.
Pero eh, lo he leído hasta el final y, sorpresa: Un cliffhanger con un gato.
Uf.
Y a esto le sumamos un dibujo del gran Salvador Larroca que se siente demasiado incómodo en la mayoría de viñetas, con seres humanos poco expresivos y xenomorphos de proporciones extrañas.
No siempre se da en el clavo, pero la verdad es que la franquicia Alien hace mucho, mucho tiempo que no nos da una alegría. Y aun así, como fan que soy, me encuentro culpable de examinar cada nuevo producto en busca de algo bueno.
Veremo si el futuro de esta serie o el de cualquier otra, alberga algo mejor.