Aquí una servidora, muy fan de los cuentos infantiles y fábulas en general, quedó prendada de la preciosa portada que ilustraba la novela gráfica titulada Nieve, cristal, manzanas. Esta singular obra de Neil Gaiman que cuenta con el arte de Collen Doran, ha sido editada en nuestro país de la mano de Planeta Cómics y hoy os traemos su reseña.
El volúmen en sí ha sido editado con un formato en cartoné de tapas duras, sin sobrecubiertas, que mide 16,5 x 25,8 cm. En su interior encontraremos 72 páginas traducidas por Diego de los Santos en las que además de la historia también podremos apreciar algunos de los bocetos previos, diseños de páginas y anotaciones de la dibujante. Para aquellos que como nosotros, quieran hacerse con esta maravilla ilustrada, tienen el tomo a la venta por 16.95€ en librerías, tiendas de cómics y a través de la web de la editorial.
No siempre las madrastras son las malas de los cuentos y en esta versión de la popular blancanieves, nos demuestran que como siempre, hay un lado oscuro en cada historia, ya sea real, imaginario o inventado.
En este caso nos encontramos ante una reina no tan malvada, que se enamora de un joven y apuesto rey que viudo, encuentra entre sus brazos el consuelo que necesita. Juntos van a vivir al palacio de este y aunque los días pasan tranquilos, siempre hay algo que enturbia su felicidad.
Y es que aunque la reina pocas veces sale de sus aposentos, un día recibe la visita de su monstruosa hijastra de ojos negros como el carbón, negros como su pelo y labios más rojos que la sangre. Será en esta singular visita cuando la jovencita demuestra sus verdaderas intenciones y la reina tenga que tomar cartas en el asunto.
Así, decidida a ahuyentar a esta criatura y a salvar su reino de un mundo donde no existen los finales felices, la madrastra cumplirá con su papel, mandará a la joven al bosque, le arrebatará el corazón y lamentablemente, tiempo después, será consciente de que esta fue la peor decisión a tomar.
Neil Gaiman nos trae con este cuento, una curiosa versión del clásico de Blancanieves, eso sí, con una historia muy original y un giro de tuerca que no había leído hasta la fecha. Normalmente las romantificaciones de los cuentos infantiles, sobretodo a causa de la factoría Disney, vienen cargadas de muy buenas intenciones pero cuentan con tramas muy predecibles. En este caso es todo lo contrario.
Dicho esto, pasada la sorpresa inicial nos encontramos con una trama interesante, que sigue las pautas del cuento original, pero con pequeños cambios que modifican totalmente el ritmo de este cuento. Acompañando su ambientación oscura, encontramos escenas de sexo, mutilación y mucho misticismo, por lo que hay que saber dónde nos metemos al empezar a leer esta obra. Ya se sabe, no todos los cuentos son para niños.
Como suele suceder en estas versiones actualizadas de los cuentos, lo primero que nos llamó la atención fue ése espectacular dibujo, digno de vidriera de catedral o de ex libris ilustrado. Una joya con brillantes colores que acompaña perfectamente a esta historia en su recorrido hacia la oscuridad y es capaz de mostrarnos unos personajes que aunque se parecen muchísimo a los que recordamos de nuestra infancia, poco tienen que ver con estos realmente.
En conclusión, esta obra de Gaiman aúna una historia sorprendente y un arte fascinante, capaz de dejarnos enganchados a sus páginas incluso días después de haber acabado la lectura. Claramente no está recomendada para menter frágiles y mucho menos para los más jóvenes de la familia, pero seguro que para muchos adultos esta obra les resultará más atractiva que la original.