Sabemos que a veces parece que pase una eternidad entre cada uno de los tomos de nuestra esperada serie Noragami, pero es que ya estamos en el tomo 22 de esta obra de Adachitoka y cada vez se vuelve mas interesante en su inesperada y sentimental saga.
Norma editorial es la encargada de publicar este nuevo número que pasa a formar parte de nuestras estanterías, con un sencillo formato en rústica con sobrecubiertas extraíbles protagonizada por una extraña pareja, el mago y Yukine. En su interior encontraremos 192 páginas en blanco y negro además de las 2 primeras a color, y 4 capítulos llenos de suspense y corazones rotos. El precio del tomo, como siempre, es de 9€ y está a la venta en librerías, tiendas de cómics y a través de la web de la editorial.
Noragami 22 
Kazuma y Yato siguen siendo un duo de lo mas inesperado, pero su colaboración en pos de un bien mayor les lleva a superar sus propias expectativas en combate. Lo que de verdad ninguno de los dos esperaba es que Yukine empezara a pinchar a Yato al ver como su amo le deja de lado; y lo haga de una forma tan dolorosa y cruda, que hasta el mismo dios del chándal se retuerza de dolor y de miedo por su shinki.
Y es que a fin de cuentas Yukine lo único que quiere es formar una familia, y si Yato no es capaz de proporcionarle ese hogar seguro, tendrá que recurrir a otra persona, en este caso al Mago, padre del dios y el único capaz de responder a sus preguntas. ¿Quién era Yukine antes de ser lo que es ahora? Como era su vida y quien era su familia? y lo más importante de todo, como murió tan joven?
Dividido entre su miedo y su ira, el conocimiento que le proporciona el mago le empieza a transformar en un ayakashi y su corazón se empieza a romper en mil pedazos al descubrir la violenta verdad que hay tras su muerte. Sin embargo no es el único en ver dicho suceso ante sus ojos. Hiyori guiada por Nora también entiende finalmente el terror del joven shinki, pero igual que Yato, es incapaz de encontrarle.
Ahora Yukine solo tiene a una persona en la que considera puede confirar, y no es precisamente la mas amigable de todas.
El trauma de Yukine no es algo nuevo para los lectores. Fue el primer dilema que tuvo que soportar Yato cuando le hizo su Shinki, y el primer problema al que se enfrentó Hiyori tras conocer a Yato, pero desde luego ninguno de los dos, y mucho menos el lector, esperábamos que llegaría a estas alturas. Pero bueno, ya dicen los dioses que es mejor no crear ayakashis demasiado jóvenes, ya que la curiosidad les lleva a los caminos mas turbulentos, algo que ya habíamos visto con otros personajes, como Kofuku, por lo que aunque no es nuevo, si que resulta igual de impactante.
Pese a todo, esta serie de terribles sucesos nos llevan a recordarnos la verdad inevitable de esta serie. Yato, su protagonista, está mas centrado en la venganza que en ayudar a los suyos. Por lo que cegado por ese camino oscuro y sin retorno ha tenido que dejar atrás a sus dos amigos. No sabemos muy bien como va a resultar esto, pero desde luego la cosa pinta muy muy fea.
En cuanto al arte, en este tomo seguimos encontrando batallas, pero pocas quedan que sean por todo lo alto. Aquí sobre todo hay desesperación, traumas reprimidos y un Yukine que poco a poco ve perdiéndose entre sus miedos y su desconfianza. Curiosamente Yato apenas aparece y son el resto de secundarios los que guían la trama hacia su turbulento desarrollo.
Admitimos que le teníamos unas ganas tremendas a este nuevo volúmen, sabiendo como iba a suponer un cambio brutal en la vida de Yukine. Lo que no esperábamos es que llegara a tener un desarrollo tan cruel y sorprendente ya que estas autoras pocas veces se ceban así con los personajes.
Ahora tendremos que esperar de nuevo sentados a que salga el siguiente número, mientras nos comemos las uñas con impaciencia.