Saltamos nuevamente a las coloridas, turbias y siempre desternillantes tierras del reino de las hadas para acompañar a Gert en sus aventuras más inusuales, ahora con el cuarto tomo de I hate Fairyland, obra de Skottie Young de la que no escuchábamos nada desde 2018, allá cuando Panini lanzó al mercado el tercer volúmen de esta serie.
Al igual que en los anteriores tomos, estamos ante un tomo en tapas duras que recopila en su interior los números originales de I Hate Fairyland 16-20 publicados originalmente por IMAGE COMICS. Esto quiere decir 120 páginas a todo color, en las que morirnos de risa con lo inverosímil de la situación que vive nuestra protagonista, así como sus aliados y enemigos. Pero ya se sabe que en el País de las hadas cualquier cosa es posible, te guste o no. El tomo está a la venta desde el pasado mes de noviembre por 18€.
Todo parecía haber terminado para Gertrude, pero con esta nueva entrega nos queda claro que no; no parece que haya un simple un momento de paz para nuestra pequeña diablilla de pelo verde y es que lo que debería ser un momento de descanso y reflexión para nuestra querida amiga fallecida recientemente (y para todo el País de las Hadas) es cualquier cosa menos eso.
Mientras Gert deambula por un inframundo de cuento de hadas, los villanos del País de las Hadas conspiran para resucitar a un putrefacto personaje.
¿Puede el País de las Hadas albergar la esperanza de sobrevivir a la inminente tormenta cuando las únicas personas que intentan salvarlo son este dúo genial formado por Larry y Duncan Dragón?
Bueno, está claro que no y es que Gert tiene que volver de su plácido y tormentoso sueño para salvar la situación una vez más. Lástima que eso suponga hacerse con unos poderes de los más TOP para derrotar el mal que viene; pero como todos sabemos, eso no es algo que vaya a echar hacia atrás a nuestra heroína deslenguada.
Admitamoslo, echabamos de menos a nuestra querida y odiada Gert, y no somos los únicos, porque sus amigos no han dudado ni un segundo en acudir a ella cuando ha sido necesario, por lo que está claro que todos estamos emotionally attached a Gert y sus tacos. Obviamente, la vuelta de Gert ha sido por todo lo alto y con un giro de tuerca digno de Skottie Young y sus alocadas ideas.
Con esto, podríamos pensar que este cuarto ejemplar es básicamente un añadido de más, pero no, se nota igual de fluido que los dos anteriores y nos presenta respuestas a preguntas que teníamos pendientes de analizar.
En cuanto al diseño de personajes y el arte en general, este sigue siendo el punto fuerte de la saga. No podemos negar que Skottie Young da rienda suela a sus mas oscuras fantasías y deseos con estos tomos y eso hace que gane puntos y guste desde la primera viñeta. Obviamente esto no resultará igual para todo el mundo, porque no lo neguemos, es un tanto zafio y asquerosete, pero bueno, eso es lo que lo hace tan bueno.
En conclusión, estamos ante un cuarto número que no desperdicia en nada todo lo bueno de los anteriores. Tanto el dibujo y los diseños, como la historia perpetúan su estirpe que comenzó con el primer tomo y solo podemos batir palmas de lo contentos que nos deja.