hoy llegamos con una nueva review literaria y en esta ocasión se trata de otro libro de uno de esos autores recién descubiertos y que nos han dejado su impronta grabada. Se trata de Afterparty, obra de Daryl Gregory que ha licenciado la editorial Gigamesh, como sucedió con la magnífica Estamos todos de Puta madre.
En esta ocasión nos encontramos ante un libro en tapas duras con una destacable portada protagonizada por una pastilla de dos colores sobre fondo amarillo. En su interior encontraremos 480 páginas de puro suspense y teología científica que desde luego nos han parecido una joya. Para aquellos que quieran conseguir este libro, lo tienen a la venta desde inicios de Julio por 26€.
Afterparty 
No ha pasado mucho tiempo desde nuestra actualidad hasta la que tiene lugar en el libro, y aunque varias cosas han cambiado, la más llamativa es en relación con las drogas, tanto recreativas como adictivas. Y es que ahora cualquiera puede fabricar drogas con una quimjet, repartirlas entre los amigos y irse de fiesta loca.
Y es precisamente en Toronto donde de la nada, alguien ha empezado a administrar una sustancia que permite ver a Dios, o al menos a alguna de sus representaciones, ya sea la católica, la budista, una versión cósmica o una sobrenatural.
La protagonista de esta historia, Lyda Rose, convive con su ángel particular desde que tomó una sobredosis de dicho fármaco, y cuando se entera de que vuelve a estar en las calles y matando a gente no por sobredosis, si no por la perdida de la fé y el suicidio, decide abandona el psiquiátrico en el que se encuentra con un objetivo: sacar la droga de las calles.
Pero no estará sola en este periplo, su querido ángel de la guarda siempre irá con ella, la doctora Gloria la seguirá donde vaya, ya sea dentro de su cabeza como en sus sueños, además de contar con otros aliados que se unirán en el camino en su complicada misión.
Pero no todo gira en torno a Lydia, su compañera Gloria se lleva parte de los aplausos para un personaje omnisciente, pero solamente en el cerebro de su huésped, mientras que el tercer puesto es claramente para Ollie, esta pequeña asiática, compañera de batallas y clara enferma mental, es todo lo que necesitamos como contrapeso para los planes locos de Lydia, y la verdad es que nos encanta.
Claro está, la historia irá girando en espiral, mostrando personajes desconocidos, conocidos, reales y ficticios, que nos ofrecerán disfrute puro, risas y muchas sorpresas, porque desde luego nadie esperaba que Dios susurrara en el oído de una drogadicta, ni que su cerebro de científica diera con la respuesta adecuada para todos sus problemas.
En conclusión, un libro muy bueno que hemos leído con gusto y gracia, que nos ha enganchado desde el principio hasta el final. Muy contenta de que Gilgamesh publique las obras de Daryl Gregory, porque hasta ahora 2 exitos de 2. Y que siga la fiesta