A mediados del siglo XXI, las guerras desaparecieron del mundo junto con la aparición de superhéroes en todos los países del planeta. Una vez solucionado el conflicto, nuestros héroes volvieron a sus países para ocuparse de otros asuntos. Esta es la historia de Shy, una joven y tímida heroína japonesa.
La editorial nos la ofrece en un perfecto formato tankoubon que es una replica exacta del japonés, un rústica con sobrecubierta de 11,2x17,5 cm que en su interior alberga 192 páginas en blanco y negro.
El manga SHY de Bukimi Miki describe un mundo en el que las guerras son cosa del pasado porque un día aparecieron de la nada superhéroes que aseguraron la ley y el orden. Cada país tiene su propio héroe, que utiliza sus superpoderes para prevenir desastres, salvar vidas humanas y garantizar la paz.
Estados Unidos, Rusia y Gran Bretaña en particular aparecen regularmente en los titulares con sus íconos heroicos que hacen del planeta un lugar mejor, pero una mirada a Japón deja en claro que también puede haber serias diferencias entre ellos.
Teru Momijiyama encarna a Shy, que se caracteriza principalmente por este rasgo distintivo: la timidez. Las relaciones y apariciones públicas, parte del día a día de los superhéroes, la hacen sudar y tartamudear, y las críticas a sus acciones la hunden en la más profunda miseria.
Cuando durante una misión de salvamento una de las víctimas termina malherida, una profunda depresión toma forma y lleva a Shy a aislarse provocando que durante meses Japón no vea señales de vida en su heroína. Y es que de hecho, las dudas llevan a Shy a ser incapaz de transformarse.
Este es solo el principio del primer tomo, durante el cual Shy deberá hacer frente primero a sus propios miedos, antes de descubrir junto a sus compañeros superhéroes que un terrible mal está tomando forma y amenaza con atacar y sembrar el caos...
Si bien es inevitable comparar esta obra con el exitoso My Hero Academia de Horikoshi y encontrar demasiados paralelismos, una lectura más profunda revela como esta se aleja un poco del shonen clásico de competiciones entre compañeros y rivales para verse inmerso en una trama sobre los sentimientos y como estos afectan a los personajes de la serie.
El primer volumen de SHY es un interesante preludio de un género que ahora está bastante consolidado, pero que cautiva y despierta la curiosidad con focos completamente diferentes. Es cierto que no se puede prescindir completamente de la acción, pero claramente las ideas del autor quieren abarcar otras áreas. Todos los personajes parecen multifacéticos de inmediato y tienen lados más trágicos que humorísticos, especialmente la protagonista Shy con sus modales sumamente introvertidos, sin duda simbólico para algunos japoneses, quién tiene que luchar consigo misma y con su personalidad.