Con ocho décadas a sus espaldas, y uno aun puede coger un cómic de Batman y emocionarse y sorprenderse. De verdad, es algo que parece increíble, pero gracias a grandes autores esto es aun posible. Grandes autores como Sean Murphy, quién en 2017 daba inicio a una de las sagas más memorables del murciélago de los últimos tiempos: BATMAN: Caballero Blanco.
La miniserie de ocho números ya ha sido recopilada en varias ediciones, y por suerte nosotros hemos podido hincarle el diente a la Deluxe que nos ofrece ECC Ediciones, en la cual la historia completa se suma a todos los extras posibles a lo largo de 248 páginas a todo color, todo en el interior de un cartoné con portada y contraportada en blanco y negro, a la que le suma la nota de color una vaina transparente que convierte el libro en una delicia para los fans.
Sean Murphy toma en esta serie todo lo que creíamos saber de Batman, Gotham y el Joker, le da la vuelta y nos lo lanza en la cara. Libre de ataduras, nos ofrece una historia fuera de la continuidad de DC Comics increíblemente única e interesante, una joya que logra distinguirse entre todos los demás cómics del Caballero Oscuro.
Pero pongámonos en materia. La historia da inicio con Batman combatiendo el crimen, y en concreto persiguiendo al Joker a través de las calles de Gotham en una caza brutal e inclemente. A su lado marchan Batgirl y Robin, quienes solo pueden alucinar con el rastro de destrucción dejado por su líder.
La persecución lleva a Batman, seguido de su familia y la policía de Gordon hasta una fábrica abandonada, dónde el Joker acusa al murciélago de ser el auténtico villano, el monstruo de Gotham que realmente debe ser temido.
La respuesta es una brutal paliza por parte de Batman mientras el resto observan inmóviles, que termina con Joker atragantado con una sobredosis de unas pastillas que teóricamente deberían poder curar su locura.
Napier alza el conflicto denunciando a la policia, los políticos, la clase alta de Gotham y al murciélago, comenzando una batalla burocrática en la que se redefine a sí mismo como una figura heroica del pueblo.
Paralelamente, su nueva personalidad libre de la influencia del Joker debe hacer frente al prejuicio que supone su pasado, así como a su relación con Harley Quinn, la mujer a la que ha torturado de todas las maneras posibles durante su infernal relación repleta de toxicidad. Una relación a la que ahora se añade un toque de romanticismo que jamás habíamos esperado.
Pero eh, no nos equivoquemos. Esto no es un cómic sobre burocracia, y aunque la historia de Napier es la que hace girar los engranajes, a su alrededor se desata una tempestad imparable. Sus acciones generan que se abra la veda contra Batman, quién ha perdido por completo las riendas de su propia cruzada.
Asediado, mientras su familia le abandona o cae, Batman debe sobrevivir a una Gotham que le odia y le teme, mientras la amenaza que lleva años conteniendo se convierte en el héroe de los votantes.
¿Tienes razón Napier en todo lo que dice?
No, en absoluto, y él es el primero que se vale de todo tipo de trampas y de mentiras para convertirse en el bueno de la película. Pero no como un villano, si no como un hombre para el cual el fin justifica los medios... y el fin es salvar Gotham del horrible status quo en el que está encerrado.
El resultado es una maravilla. Una historia repleta de ambigüedad y tonos de gris, en la que un villano consigue atrapar todo nuestro cariño y nos enamoramos aun más del héroe de siempre.
Una historia dónde sentimos a Gotham latiendo con furia, con docenas de personajes de sobra conocidos formando parte de una red que te atrapa y te absorbe hasta la última viñeta.
Acompañando a esta maravillosa genialidad de Sean Murhpy encontramos su arte. Sus trazos agresivos y afilados se unen a los colores de Matt Hollingsworth se unen para crear un cómic que es simplemente, precioso. Murphy crea unas páginas bien estructuradas y llenas de detalles, creando un libro que es fácil de leer y seguir visualmente.
Cada personaje tiene un diseño específico que se extiende desde su personalidad hasta cada aspecto de su apariencia. El vestuario simple de Bruce Wayne coincide con su personalidad, el esquema de color rojo y blanco de Harley Quinn se extiende a cada atuendo que usa, ya sea su disfraz o su ropa de calle; y los diversos diseños de ropa de Joker complementan perfectamente ambos elementos de su doble personalidad, dependiendo de cuál se exhiba. Incluso diría que esta fusión entre personalidad y apariencia se extiende a la propia Gotham, cuyos vecindarios reflejan las personas que los habitan.
El resultado es un cómic repleto de cariño, una obra maestra que se disfruta de principio a fin.
