La colección que recopila las series limitadas del Veneno de los noventa y que dio inicio con la mítica Veneno: Protector Letal continúa con un nuevo número, ya el quinto que nos ofrece la editorial Panini y que se lanzaba el pasado mes de noviembre. Como ya sucedía con las anteriores, este nuevo libro sigue cronológicamente las sagas de Eddie Brock en un recopilatorio que reúne en su interior dos de estas colecciones: Matanza desencadenado y Redención.
Contando con cuatro y cinco entregas en grapa originalmente, Panini reúne ambas miniseries en su sello 100% Marvel HC, 312 páginas a todo color en una edición cartoné de lujo de 17x26 cm.
Titulada originalmente Carnage Unleashed y publicada en USA a lo largo de cuatro entregas de abril a julio de 1995 con historia de Larry Hama y dibujo de Andrew Wildman, y suponía una vez más un cruce entre Veneno y su vástago Matanza, algo que ya habíamos visto en un buen montón de cómics hasta la fecha pero aun no en esta colección.
¿El resultado de juntar a estos dos personajes? Pues en esta ocasión... muy peculiar y sin lugar a dudas un hijo claro de las influencias noventeras. Y es que en los noventa, había cosas muy jodidas.
Todo empieza cuando se anuncia un videojuego llamado Carnage Unleashed que permite a los jugadores recrear los eventos de Maximum Carnage en línea.
Sí, a unos genios del marketing se les ha ocurrido hacer un videojuego ultraviolento basado en los hechos de un villano real que ocurrieron recientemente y dejaron un buen montón de víctimas, y el fandom está como loco por probarlo. Y por si todo esto ya no fuera lo bastante absurdo, resulta que han contratado al propio Cletus Kasady (actualmente en prisión) para poder retratar al psicópata debidamente, dónde se le permite jugar bajo supervisión.
El tema aquí es que a Veneno le toca la moral que vayan ha hacerle un videojuego a Matanza y en un arrebato decide ir a detener esta movida, conociendo en el viaje a una chica que se dedica a la música que parece haber sido engañada por un drogata a quién ella considera el amor de su vida y que Eddie, ahora bajo el original alias de Freddy Block (risas), no durará en ayudar.
Madre mía, esta historia hace aguas por todos lados.
En los años noventa el concepto de que los videojuegos solo eran una fuente de ultraviolencia que adoctrinaba a los jóvenes, y esto se nota claramente en lo que nos cuenta Larry Hama, aunque no nos queda muy claro si va a favor o en contra.
Sin detenernos a pensar en cuantos millones de aprobaciones debería acarrear este producto y de como la empresa se arruinaría en cuestión de minutos a base de demandas por intentar lanzar un juego sobre un asesino reciente, aquí lo más preocupante de todo es que nadie en la creación de este cómic parece tener ni idea de videojuegos o tecnología.
Hay matices, pero que Cletus, un tipo que a duras penas sabe leer, pueda "piratear" el videojuego online para enviar su simbionte a niveles moleculares a través de la red y así salir de la pantalla de sus víctimas para asesinarlas, es probablemente una de las cosas más idiotas que visto en un cómic.
Mientras Larry Hama nos cuenta ese galimatías tecno-orgánico sin sentido asistimos a como Matanza secuestra a su terapeuta y lleva la lucha con su progenitor simbionte no solo a través de toda la ciudad, si no hasta el interior del propio videojuego.
Sí. Así es. Veneno y Matanza se meten molecularmente en en el ciberespacio para combatir en el interior del videojuego, y mediante una magia informática sin sentido, su batalla se ve en las televisiones.
Probablemente está es la historia más sin sentido de toda la colección, pero dejando de lado la berborréa sobre videojuegos que no tiene ninguna lógica, al final siempre está bien ver a Matanza compartir página con Veneno, y más bajo los lápices de Andrew Wildman, quién logra retratar toda la brutalidad de dicho encuentro en unas viñetas de lo más salvajes..
Lastima que nadie pensara en documentarse o buscar asesoramiento sobre lo que realmente se puede y no se puede hacer con soportes digitales online antes de idear todo este tinglado...
Veneno: Redención
Titulada originalmente Sinner Takes All y publicada en USA a lo largo de cinco entregas de agosto a diciembre de 1995 con historia de Larry Hama y dibujo de Greg Luzniak, esta historia nos muestra el regreso del Comepecados, el terrorista cuya existencia terminó con su carrera (con cierta colaboración de Peter Parker).
La aparición inesperada del terrorista en medio de un juicio se cobra un buen número de víctimas a su paso entre las que se encuentra Anne Weying, la ex-esposa de Eddie, que cae abatida y es trasladada a un hospital cercano para salvar su vida... algo que el terrorista en su cruzada parece no estar dispuesto a permitir.
En medio del fuego cruzado con policías cayendo como chinches ante todo el armamento pesado del loco homicida, el bueno de Veneno decide meterse en medio y ser él mismo quién proteja a su ex-pareja, encargándose personalmente de sacarla de allí para huir a un sitio más tranquilo dónde el asesino no pueda encontrarla.
El tema aquí es que para tratar sus heridas, que a priori parecen letales, Eddie decide traspasarle el simbionte a Anne para que este cure sus heridas. Con la mala pata de que mientras sucede esto, aparecen unos maleantes de poca monta que deciden atacarlos, no vaya a ser que Eddie tenga un momento de paz.
Es en esta situación en la que el simbionte decide actuar y así nace una de las cosas más bizarras y molonas de este universo: La Veneno (risas), una versión femenina de nuestro protagonista totalmente fuera de sí, con unas enormes ansias homicidas y unas enormes tetas que claramente en la viñeta anterior no poseía Anne.
Y es que sí, realmente está claro que este nuevo personaje, aunque fugaz, es el principal foco de atención de esta historia y por lo que aun se la recuerda hoy ern día. ¿Cómo olvidar su amplia, afilada y babeante sonrisa?
Esto es tan así que incluso la vimos aparecer figazmente como un precioso huevo de pascua para los fans en la película de Sony.
Por desgracia, el peso de portar el simbionte es demasiado para la señorita Weying, quién decidirá unilateralmente que Veneno es un monstruo y que no quiere volver a verlo en su vida, y mucho menos dejar que vuelva a violar su cuerpo / mente.
Esto dejará por supuesto el camino libre a un enfrentamiento final entre Veneno y el Comepecados (tras ser engañado una primera vez), antes de dar paso a una confrontación con la madre de la muchacha del anterior volumen, quién resulta ser una letal asesina a sueldo... toma giro argumental.
En esta ocasión el guión es notablemente mejor que en la primera historia (no era difícil), y el arte recae en Greg Luzniak, quién nos ofrece unos simbiontes musculosos, agresivos y algo más caricaturizados, a la vez que visualmente más violentos que los anteriores... y sobretodo babosos.
Muy, muy babosos.
¿El resultado de juntar a estos dos personajes? Pues en esta ocasión... muy peculiar y sin lugar a dudas un hijo claro de las influencias noventeras. Y es que en los noventa, había cosas muy jodidas.
Sí, a unos genios del marketing se les ha ocurrido hacer un videojuego ultraviolento basado en los hechos de un villano real que ocurrieron recientemente y dejaron un buen montón de víctimas, y el fandom está como loco por probarlo. Y por si todo esto ya no fuera lo bastante absurdo, resulta que han contratado al propio Cletus Kasady (actualmente en prisión) para poder retratar al psicópata debidamente, dónde se le permite jugar bajo supervisión.
El tema aquí es que a Veneno le toca la moral que vayan ha hacerle un videojuego a Matanza y en un arrebato decide ir a detener esta movida, conociendo en el viaje a una chica que se dedica a la música que parece haber sido engañada por un drogata a quién ella considera el amor de su vida y que Eddie, ahora bajo el original alias de Freddy Block (risas), no durará en ayudar.
En los años noventa el concepto de que los videojuegos solo eran una fuente de ultraviolencia que adoctrinaba a los jóvenes, y esto se nota claramente en lo que nos cuenta Larry Hama, aunque no nos queda muy claro si va a favor o en contra.
Sin detenernos a pensar en cuantos millones de aprobaciones debería acarrear este producto y de como la empresa se arruinaría en cuestión de minutos a base de demandas por intentar lanzar un juego sobre un asesino reciente, aquí lo más preocupante de todo es que nadie en la creación de este cómic parece tener ni idea de videojuegos o tecnología.
Hay matices, pero que Cletus, un tipo que a duras penas sabe leer, pueda "piratear" el videojuego online para enviar su simbionte a niveles moleculares a través de la red y así salir de la pantalla de sus víctimas para asesinarlas, es probablemente una de las cosas más idiotas que visto en un cómic.
Sí. Así es. Veneno y Matanza se meten molecularmente en en el ciberespacio para combatir en el interior del videojuego, y mediante una magia informática sin sentido, su batalla se ve en las televisiones.
Probablemente está es la historia más sin sentido de toda la colección, pero dejando de lado la berborréa sobre videojuegos que no tiene ninguna lógica, al final siempre está bien ver a Matanza compartir página con Veneno, y más bajo los lápices de Andrew Wildman, quién logra retratar toda la brutalidad de dicho encuentro en unas viñetas de lo más salvajes..
Lastima que nadie pensara en documentarse o buscar asesoramiento sobre lo que realmente se puede y no se puede hacer con soportes digitales online antes de idear todo este tinglado...
Titulada originalmente Sinner Takes All y publicada en USA a lo largo de cinco entregas de agosto a diciembre de 1995 con historia de Larry Hama y dibujo de Greg Luzniak, esta historia nos muestra el regreso del Comepecados, el terrorista cuya existencia terminó con su carrera (con cierta colaboración de Peter Parker).
La aparición inesperada del terrorista en medio de un juicio se cobra un buen número de víctimas a su paso entre las que se encuentra Anne Weying, la ex-esposa de Eddie, que cae abatida y es trasladada a un hospital cercano para salvar su vida... algo que el terrorista en su cruzada parece no estar dispuesto a permitir.
En medio del fuego cruzado con policías cayendo como chinches ante todo el armamento pesado del loco homicida, el bueno de Veneno decide meterse en medio y ser él mismo quién proteja a su ex-pareja, encargándose personalmente de sacarla de allí para huir a un sitio más tranquilo dónde el asesino no pueda encontrarla.
Es en esta situación en la que el simbionte decide actuar y así nace una de las cosas más bizarras y molonas de este universo: La Veneno (risas), una versión femenina de nuestro protagonista totalmente fuera de sí, con unas enormes ansias homicidas y unas enormes tetas que claramente en la viñeta anterior no poseía Anne.
Y es que sí, realmente está claro que este nuevo personaje, aunque fugaz, es el principal foco de atención de esta historia y por lo que aun se la recuerda hoy ern día. ¿Cómo olvidar su amplia, afilada y babeante sonrisa?
Esto es tan así que incluso la vimos aparecer figazmente como un precioso huevo de pascua para los fans en la película de Sony.
Esto dejará por supuesto el camino libre a un enfrentamiento final entre Veneno y el Comepecados (tras ser engañado una primera vez), antes de dar paso a una confrontación con la madre de la muchacha del anterior volumen, quién resulta ser una letal asesina a sueldo... toma giro argumental.
En esta ocasión el guión es notablemente mejor que en la primera historia (no era difícil), y el arte recae en Greg Luzniak, quién nos ofrece unos simbiontes musculosos, agresivos y algo más caricaturizados, a la vez que visualmente más violentos que los anteriores... y sobretodo babosos.
Muy, muy babosos.