Cómic: Reseña de "Monika" #2 Vanilla Dolls [Diábolo Ediciones].

Este mes de octubre de 2015, Diábolo Ediciones lanzaba al mercado con una portada totalmente sugerente que quitaba el hipo el segundo volumen del BD “MONIKA” bajo el subtitulo “Vanilla Dolls”.

La obra cuenta con guiones de la belga Thilde Barboni y dibujos del artista español Guillem March, quién ya es de sobra conocido en el panorama internacional gracias al trabajo realizado por el titán DC Comics encargándose de dibujar a personajes tan populares como Batman ó Catwoman.

En 2006 ya habíamos disfrutado de sus obras en la editorial Diábolo con “Sofía, Ana y Victoria”, y ahora regresaba a su catálogo con este díptico cuya primera entrega, "Baile de Mascaras", llegaba a nuestro territorio el pasado abril.

Originalmente Monika #2 fue publicado en Francia bajo Editions Dupuis con el mismo título, un trabajo que Diábolo Ediciones traslada a nuestras entanterías en un idéntico cartoné de 24x32 centímetros en cuyo interior hayamos 60 páginas a todo color que dan final a la saga.

Vanilla Dolls

Tras el trepidante primer número que nos presentaba a la sensual Monika, la historia comienza en esta ocasión poco después de aquel apoteósico final cliffhanger, con nuestra protagonista saliendo al fin de la cárcel tras haber quedado exculpada de los terribles atentados que tantas víctimas se cobraron.

Con un nuevo culpable al que meter entre rejas, la artista alternativa se encuentra de repente fuera del foco de la ley y con la oportunidad de volver a empezar de nuevo. A la salida de prisión, Monika se reencuentra con su amigo hacker / científico Theo, quién ahora se haya cambiando de nombre y vivienda para eludir a sus perseguidores japoneses, los cuales andan tras él y tras su androide autónomo Philip, quién se encuentra ya en sus fases finales de desarrollo.

Ante este terrible panorama, Monika se ve limitada a depender de las minúsculas dependencias que le ofrece Theo, e incluso a trabajar sontra su voluntad como una especie de gogo para el grupo de moda Vanille Dolls, luciendo su cuerpo en sustitución de la bailarina a la que utilizan para sus performance.

Vestida como una muñeca, Monika padece y disfruta a partes iguales esta interpretación repleta de sexualidad, antes de tratar de ponerse a recuperar su anterior vida.

Dispuesta a encontrar a su hermana Erika, quién se ha vendido a el alocado movimiento cruzado responsable de los actos terroristas, Monika contacta con el comisario y con su amante, el ministro Christian Epson, del cual intentará aprovechar sus lazos en la ley para destapar a la organización que parece responder únicamente bajo el líder sectario conocido como "el Seglar".

Una trama de sectas, mafias japonesas y ciencia ficción en la que no falta nada, y en la cual como siempre Monika se verá arrastrada al submundo de los vicios y el morbo, en esta ocasión bajo sus actuaciones con los Vanilla Dolls.

Una vez más el grande de Barboni nos sorprende con una historia completa en la que entremezcla varios géneros sin despeinarse y, por supuesto, sin perder la atención de un lector que ya de por si se encontrará atrapado por el embrujo de Monika, cuya belleza hipnotizadores es responsabilidad de los increíbles trazos de Guillem March.

Guillem March (Palma de Mallorca, 1979) estudió diseño gráfico y económicas, pero la ilustración y el mundo del cómic han sido siempre su vida. Es totalmente autodidacta. 

Tras recibir varios premios (Concurs de comic d´Ïgualada, Artjove, Salón del Manga de Barcelona), ha colaborado con importantes periódicos y revistas (Diari de Balears, Diari de les Bones Noticies, Diario de Mallorca, Última hora, Dibus!, Minami, Nexus, Dolmen, Playboy); sus obras han sido publicadas por editoriales españolas (Dolmen, Diábolo) y francesas (Paquet). 

En los últimos años ha puesto su inmenso talento al servicio de personajes de DC Comics tan imprescindibles como Batman, Catwoman, Poison Ivy.