Con esta edición enciclopédica nos encontramos ante una larga recopilación que englobará las etapas del infame Constantine en su paso por el sello Vértido por autores, abarcando en 17 volúmenes toda la magnífica colección.
La etapa Brian Azzarello nos llegaba el pasado julio de 2015 en un formato cartoné de tapa negra de 696 páginas a color, siendo hasta ahora el más grueso de todos los volúmenes. Todo un ladrillo que agrupa los números originales Hellblazer núms. 146 a 174 y 250 USA, Secret Files: Hellblazer USA.
Brian Azzarello es el equivalente de un maestro del cine negro en el celuloide, con toda su maestría trasladada a las viñetas. Sus obras destacan por su enfoque oscuro, su humor que roza lo macabro y sus largos diálogos entre personajes más duros que un bocata de clavos.Con sus historia es capaz de trasladarnos a un submundo que se esconde tras la sociedad, dónde la felicidad es solo una promesa vacua y sus protagonistas se mueven por bajos fondos repletos e drogas, sexo por dinero y muerte sórdida.
Con estas referencias, es de esperar que su paso por Hellblazer fuese capaz de plasmar inequívocamente el carácter que define una buena historia del timador John Constantine. Y sin duda, este voluminoso recopilatorio de su etapa en la saga más conocida de Vértigo deja bien claro que cada página que salió de su mente, retrata a ese bendito cabrón como pocos han conseguido.
Con una prisión de Estados Unidos repleta de la peor calaña del mundo dónde encontramos desde bandas de negratas a musulmanes, chicanos, nazis e incluso italianos, Constantine se ira abriendo paso a paso camino hasta la cumbre completamente solo, enfrentándose a los pocos idiotas que deciden ir a por su culo blanco haciéndose valer de sus trucos sucios.
Pronto, aquellos que eran los reyes dentro de la trena irán viendo como sus ofensivas son reducidas a la nada, mientras la prisión se convierte poco a poco en un Infierno reinado por el Inglés.
Todo un retrato de las cárceles y su microuniverso de maldad y tortura, dónde John dejará ir toda su mala leche para hacerles pasar algo mucho peor a lo que ellos consideraban lo peor que podía ocurrirles.
Richard Corben es quién se encarga en esta etapa de plasmar la estancia de Constantine entre los barrotes, con un estilo de dibujo mayormente errático que nos muestra unas proporciones de lo más absurdas y unos rasgos faciales bastante poco constantes que en ocasiones rozan la caricatura, pero que sin embargo sabe retratar muy bien las muecas faciales de sus personajes.
Tras su estancia en prisión, Constantine se dirige a Babaperro, una villa interior de los USA repleta de paletos anteriormente dedicada a la mineria, dónde busca a los hermanos de Lucky, el hombre cuya muerte fue la que le metió en chirona, unos viejos conocidos que parecen llevar sus propios temas más que turbios.
Así se reúne tras un magistral capítulo lleno de autoestop con Dickie y Richie, los cuales le invitan a una noche de desenfreno y alcohol en el que, tras drogarlo hasta que solo es un despojo babeante, le graban en una cinta pornográfica casera haciendo toda clase de perversiones que no citaremos en este impoluto artículo.
Marcelo Frusin es quién se encarga del arte en este arco, demostrando su inmensa capacidad que nos dejará especialmente perplejos tras haber sufrido las viñetas de Corben en la trama anterior. Furisn destaca por un delineado fino y un estilo repleto de sombras negras que nos recuerdan en más de una escena a la maravillosa escenificación de 100 Balas de Eduardo Risso.
Tras ello pasaremos a ...Y Enterrado, un pequeño capítulo que hará de puente entre este arco y el siguiente, contando con los lápices del gran Steve Dillon, a quién ya vimos como escudero de Garth Ennis.
Tras hallar en un coche aparcado en el exterior el cadáver de un hombre atravesado por un tempano de hielo, los asiduos al restaurante comenzarán ha hablar sobre el mito de El Hombre de Hielo, a quién se le atribuyen asesinatos en la zona desde hace décadas.
Está situación disparará el estrés entre los clientes, quienes terminarán alzando las armas unos cotnra otros en una situación que a muchos les recordará a las historias de Quentin Tarantino.
Toda una obra maestra de arco argumental que Azzarello orquesta sin despeinarse, una vez más acompañado del genial dibujo repleto de sombras de Marcelo Frusin.
Junto a otros amigos (entre los que también vemos a un joven Chas), John llevará a cabo un fraude con mayúsculas metiéndose brevemente en lo oculto.
Mientras, al mismo tiempo, una de sus conocidas comete el gran error de caminar entre lo místico para echar una ojeada al futuro de Constantinea través de un libro mágico...
El siguiente arco titulado Highwater retomará a lo largo de tres partes más conclusión la historia principal en al que se enfoca este volumen, llevando al viejo John hasta la ciudad dónde habita la esposa del fallecido que lo trasladó a prisión para presentar sus respetos.
Sin embargo, a su llegada John se encuentra con un fuerte movimiento nazi que parece proliferar por la zona. Durante su estancia en este lugar, John conocerá a un general quién parece estar "criando" a estos jóvenes en los ideales racistas en base a la biblia, lavando su cerebro de la misma manera en que lo ha hecho con la viuda a la que él venía a visitar.
Por desgracia para los jóvenes extremista, John tendrá mucho que decir sobre los crímenes cometidos, dejando que todos ellos tengan un trozo de infierno.
Toda una historia repleta de creencias erróneas, crimen y sangre vertida, el terreno en el que sin duda Azzarello sabe moverse con mayor soltura, y en la que de fondo podremos leer como una voz en off una reinterpretación de las escrituras desde el punto de vista de un nazi.
Un arco magistral en el que una vez más, Azzarello se verá acompañado de Frusin a los lápices.
A continuación tendremos dos historias cortas con Una Capa de Pintura Roja y Cazando Demonios, ambas dibujadas por Giuseppe Camuncoli dónde por un lado se profundizará un poco más en el personaje del agente Turro del FBI, así como en Stanley Manor (o SW), quién a lo largo de todo este volumen ha ido abriéndose paso poco a poco...
Finalmente, toda la larga y perfecta introducción del villano Stanley Manor, así como del agente Turro llega a su maravillosa conclusión en este arco argumental, dónde Stanley desatará toda la maldad que se acurruca en su pútrido corazón, mientras el agente del FBI trata de arrojar algo de luz sobre lo que parece haber sido la muerte por combustión espontánea de John Constantine en un club sexual de sadomasoquismo.
Una muerte que, por supuesto, el agente no se cree ni loco.
Con esta historia, Azzarello nos llega a la apasionante conclusión de una etapa repleta de originalidad y lo que únicamente podemos retratar como un guión magistral.
Finalmente, el volumen encuentra su cierre con las historias Una Navidad Cabrona y La Primera Vez, dos especiales que sirven de broche de oro a semejante tomo enciclopédico sobre el mago más cabrón de todos.
BRIAN AZZARELLO
Natural de Cleveland (Ohio, EE.UU. 1962), este apasionado del género negro se ha convertido en uno de los guionistas más populares de la industria del cómic, destacando sus colaboraciones con el dibujante argentino Eduardo Risso. Juntos han desarrollado proyectos del calado de la multipremiada 100 balas, la serie limitada de ciencia ficción Spaceman, o las aventuras del Hombre Murciélago recopiladas en Grandes autores de Batman: Brian Azzarello - Ciudad rota y otras historias. Un equipo creativo de auténtico lujo, que recientemente se ha reencontrado en la serie limitada 100 balas: Hermano Lono.Más allá de exitosas estancias al frente de Hellblazer y Superman, en su bibliografía también ocupan un lugar de privilegio la amplia variedad de obras publicadas por ECC Ediciones: desde la antología de terror Flinch, hasta los títulos de la línea pulp First Wave (First Wave,First Wave: Batman y Doc Savage, Doc Savage: Inmerso en la oscuridad), pasando por sus recurrentes colaboraciones con Lee Bermejo: Batman: Fuego Cruzado, Lex Luthor yJoker; Entre 2012 y 2013, jugó un papel decisivo en la línea Antes de Watchmen, encargándose de las miniseries El Comediante y Rorschach junto a J.G. Jones y el propio Bermejo. Y en la actualidad brilla con luz propia en Wonder Woman, formando equipo creativo con Cliff Chiang en una de las colecciones más destacadas del Nuevo Universo DC.