Este verano Norma Editorial bendecía a todos los lectores otakus con el lanzamiento de uno de los mangas más esperados: Jirokuraku, obra original de Yûji Kaku.
Gabimaru el vacío, conocido como el ninja más fuerte, es atrapado al intentar darse a la fuga. La verdugo Yamada Asaemon Sagiri le cuenta que puede conseguir que sea exculpado de todos sus crímenes. No obstante, para ello debe ir hasta una isla misteriosa con varios asesinos en su misma situación.
Jigokuraku (地獄楽) se publica semanalmente de forma gratuita en la aplicación Shōnen Jump+ desde el 22 de enero de 2018, contando hasta la fecha con 8 volúmenes tankōbon.
Los ninjas no son nada nuevo en el manga, y menos si tenemos en cuenta la influencia que ha ejercido Naruto de Masashi Kishimoto en la población de lectores otakus. Pero aunque estamos acostumbrados a ver a los ninjas como héroes que frustran los planes de algún malvado, la verdad al final del día es que realmente los verdaderos ninjas eran asesinos, entrenados para llevar a cabo su misión independientemente de las implicaciones éticas.
En esta visión más adulta de Yuji Kaku del mundo ninja, Gabimaru es uno de esos asesinos, conocido en todas partes como "el Vacío", porque parece no tener remordimientos por la violencia imprudente que perpetra en nombre de sus misiones.
Al comienzo de la historia encontramos a Gabimaru capturado y condenado a muerte por el Shogunato, pero sin importar el método, es imposible matarle... y aunque afirma estar listo para la muerte, inconscientemente está usando su ninjutsu para contrarrestar cada intento de sus ejecutores por terminar con su vida.
Y es que el bueno de nuestro protagonista no es un shinobi cualquiera, si no el más fuerte de todo Iwagakure, un clan conocido por ser el más poderoso de todo Japón.
La verdugo de Gabimaru, la aparentemente tranquila y serena Sagiri, resulta ser una Yamada Asaemon, maestros inclementes con la espada cuya vida es decapitar reos y probar su katana en nombre del Emperador.
Tras descubrir que el motivo por el cual Gabimaru no puede morir es porque desea desesperadamente reunirse con su esposa, una historia que es la que, tras la traición del líder de su aldea, es la que le ha traído hasta esta situación.
Conocedora de ello, Sagiri le ofrece la oportunidad de ser indultado y poder reunirse a su esposa... con la condición de cumplir para el Sogunato una última y peligrosa misión: viajar a la isla de Shinsenkyô para conseguir el Elixir de la Vida.
El problema es que todos ellos viajan acompañados de su verdugo, un Yamada Asaemon, que se asegurará de que cumplan la misión encomendada.
En compañía de Sagiri, Gabimaru acepta, comenzando así una relación tenue entre prisionero y verdugo mientras se embarcan en un viaje a una isla extraña cuya exploración inicial ya deja claro que esto no va a ser nada sencillo: No solo los propios criminales compiten cruelmente por ser los ganadores de dicha libertad, si no que pronto los monstruos comienzan ha hacer aparición, transformando la idílica isla en un horrible infierno.
La obra de arte de Kaku es fluida y, aunque al principio puede costar acostumbrarse a su trazo, pronto logra que nos sumerjamos en escenas espantosas representadas con una especie de belleza enfermiza.
El peso de la historia poco a poco nos hechiza, pasando de una historia de ninjas y samurais a un battle royale, y antes de darnos cuenta, en una de misterio repleta de infernales y bizarros demonios inhumanos.