Tras lo que pareció el final de Fairy Tail, llega la secuela oficial Fairy Tail: 100 Years Quest escrita por el propio Mashima y con dibujos de su ayudante Atsuo Ueda. Este pasado mes de marzo, se lanzaba su segundo volumen, que sigue con esta nueva aventura de Natsu y sus amigos y que, hasta la fecha, ha logrado estar a la altura de la saga principal.
Fairy Tail (フェアリーテイル), obra original de Hiro Mashima, comenzó a publicarse el 23 de agosto de 2006 en la revista Shōnen Magazine, de la editorial japonesa Kōdansha, y en el país del sol naciente alcanzaba su final en 2017 con la friolera de 64 tomos publicados.
Fairy Tail: 100 Years Quest empezaba su publicación el 25 de Julio de 2018 en la Shōnen Magazine.
Norma Editorial nos ofrece esta secuela en una réplica exacta de su formato japonés, un rústica sobrecubierta de 11,5 x 17,5 cm en cuyo interior encontramos 192 páginas en blanco y negro.
En el primer tomo veíamos como Natsu, Lucy, Elsa, Wendy y Gray viajaban para una nueva misión que lleva vigente desde hace cien años y nadie ha logrado completar jamás en el continente llamado Guiltina. Con esto en mente, sus pasos les llevan hasta una ciudad dónde deben encargarse de sellar al Dragon Divino acuático, quién para su sorpresa resulta ser el bueno de la película.
Sus rivales realmente son un grupo de Dragon Eaters pertenecientes al gremio Diavolos, unos poderosos magos a la caza del poder de ese Dragón Divino que son capaces de vencer rápidamente al grupo de Fairy Tail: la sensual Kyria con el poder de cortarlo todo, Mardmole con una armadura invencible y Skullion, con el poder de la ceniza.
Tras la apabullante derrota a sus manos y Erza convertida en el perro de Kyria, nuestros héroes deberán recuperar sus fuerzas para detener esta amenaza antes de que tengan que hacer frente al enemigo real...
Pero por suerte, contarán con la inesperada ayuda de una antigua rival.
Mientras tanto en Fiore, Crujsy continua intentando averiguar quién es en realidad Touka, una muchacha que ha venido hasta aquí con ansias de acosar a Natsu como una enamorada loca, muy al estilo Lluvia... pero que parece despertar con su actitud las sospechas de algunos de sus compañeros y en especial de Jeral, que ha venido hasta Fiore con la intención de detener la amenaza que yace tras La Maga Blanca, líder de una secta que pretende devolverlo todo al blanco, o lo que es lo mismo, a la nada.
Por supuesto, la llegada de Jeral despierta suspicacia entre los miembros de Fairy Tail - como Laksas -, que a pesar de sus sospechas en Touka, deciden priorizar a su familia y protegerla hasta que al verdad salga a la luz.
¿Es realmente Touka un enemigo para ellos?
Fairy Tail: 100 Years Quest logra su cometido y se siente como una digna continuación. Los personajes protagonistas se sienten exactamente igual, con sus marcadas personalidades y sus escenas totalmente idas de la olla, algo que es de agradecer. La historia de Mashima ayuda mucho, pero es el dibujo de Atsuo Ueda lo que termina de convencernos, con un estilo de dibujo exactamente igual al del sensei.
Sus rivales realmente son un grupo de Dragon Eaters pertenecientes al gremio Diavolos, unos poderosos magos a la caza del poder de ese Dragón Divino que son capaces de vencer rápidamente al grupo de Fairy Tail: la sensual Kyria con el poder de cortarlo todo, Mardmole con una armadura invencible y Skullion, con el poder de la ceniza.
Tras la apabullante derrota a sus manos y Erza convertida en el perro de Kyria, nuestros héroes deberán recuperar sus fuerzas para detener esta amenaza antes de que tengan que hacer frente al enemigo real...
Pero por suerte, contarán con la inesperada ayuda de una antigua rival.
Por supuesto, la llegada de Jeral despierta suspicacia entre los miembros de Fairy Tail - como Laksas -, que a pesar de sus sospechas en Touka, deciden priorizar a su familia y protegerla hasta que al verdad salga a la luz.
¿Es realmente Touka un enemigo para ellos?
Fairy Tail: 100 Years Quest logra su cometido y se siente como una digna continuación. Los personajes protagonistas se sienten exactamente igual, con sus marcadas personalidades y sus escenas totalmente idas de la olla, algo que es de agradecer. La historia de Mashima ayuda mucho, pero es el dibujo de Atsuo Ueda lo que termina de convencernos, con un estilo de dibujo exactamente igual al del sensei.
