Ya hace tiempo desde que Netflix compró Millarworld, el sello del guionista escocés Mark Millar bajo el que ahora publica sus obras, lo cual significaba claramente que ibamos a ver un buen númro de sus cómics en la pequeña pantalla. Se anunciaron varios proyectos, pero para sorpresa de todos, lo primero que lanzó el sello tras este acuerdo fue un nuevo cómic: The Magic Order.
Tras capturar vuestra atención con este cuanto menos fascinante trailer que la productora televisiva publico hace más de un año en su cana de Youtube, es hora de hablaros del cómic en sí, que llegaba a nuestro país gracias a Panini este pasado mes de julio, en una edición cartone de 18x27,5 cm en cuyo interior encontrábamos los seis números que conforman su primera serie limitada, así como toda una serie de valiosos extras.
Desde la publicación del primer libro de Harry Potter en 1997, la exitosa franquicia se ha extendido a través de numerosos medios y ha seguido siendo una influencia continua para otros creadores, allanando el camino a otras historias para jóvenes adultos ambientadas en la fantasía que rodea al mundo de la magia. De hecho, el Mundo Mágico de J.K. Rowling es tan evidente en la cultura actual que negar su influencia en esta obra es querer ser ciego.
Pero tranquilos, que esto no va de niños magos, ni mucho menos. A estas alturas ya conocemos a Mark Millar y sus historias repletas de sangre y brutalidad dirigidas a un público mucho más adulto que aquel en el que se centra Hogwarts, y The Magic Order no es menos.
La historia se centra en un grupo de cinco familias de magos que han estado manteniendo el mundo a salvo de problemas sobrenaturales durante miles de años, manteniendo a los civiles de a pie en el completo desconocimiento de dichas amenazas.
Tras el asesinato de uno de los suyos, la Orden pone sus sospechas en Madame Albany, una hechicera que fue expulsada de la misma debido a su tenebrosa conducta y su obsesión por obtener un libro de hechizos prohibid conocido como el Oricalco, el cual permanece sellado bajo la protección de la organización.
Nuestros protagonistas son los miembros de la familia Moonstone, formada por Leonard Moonstone y sus tres hijos, Cordelia, Regan y Gabriel. Como no podía ser de otra forma, cada uno de estos hijos tiene sus defectos, mannías e imperfecciones mediante los cuales Millar los humaniza, introduciéndonos en la dinámica de una familia fracturada.
Cordelia encarna el sentido del humor negro del autor al presentarse como la oveja negra de la familia, una rebelde sin causa incapaz de obedecer las estrictas reglas de la orden; una actitud que Millar remarca en una secuencia hilarante en la que traumatiza a un grupo de niños al narrar su triste historia durante su trabajo como animadora infantil.
A partir de aquí ya os podéis imaginar como se desmadra esto. Olvidad a Harry Potter, pero coged a sus magos con varitas y secretismos y lanzadlos a un mundo repleto de sexo y violencia, con Millar desatando su imaginación al reinventar los ingeniosos usos y posibilidades de la magia, especialmente cuando se trata de las gráficas muertes que ocurren cada pocas viñetas.
A esto hay que sumar el increíble arte aportado por el artista Olivier Coipel, quien (junto con el colorista Dave Stewart) ideó algunos diseños geniales para los magos y su mundo, particularmente unos villanos que pueden no ser los mejor desarrollados a nivel dramático... pero el veneciano es una de las cosas más molonas que hemos visto en este sector en bastante.
Con esto sobre la mesa, y con una adaptación de Netflix asomando la cabeza cuando menos nos lo esperemos, estamos ante una historia entretenida que seguramente os resultará satisfactoria.
