La editorial Dibbuks nos ofrece una nueva dosis de sangre, visceras y corrupción gracias a una nueva entrega de Doggy Bags, la que es probablemente la publicación más atrevida de la editorial y una de las más revolucionarias del mercado nacional actual. Y en esta ocasión, nos salimos de la regularidad habitual para disfrutar de un volumen muy especial titulado South Central Stories.
La idea de este monstruo de celulosa es culpa de Run, jefazo del peculiar sello Label 619 de la editorial francesa Ankama Éditions, quién con semejante publicación rescataba el olvidado pulp que caracterizó a toda una generación, reuniendo en una publicación tres historias para adultos que evocaban las que en los años cincuenta incluían las publicaciones similares; tres tramas de carácter censurable independientes y políticamente incorrectas, rodeadas de anuncios, correo de los lectores y toda una serie de artículos de información que se alejan del cómic actual y se acerca más a una revista repleta de contenido.
En Francia, la colección ya tiene un total de 13 entregas, pro esta, como decíamos, es muy especial...
Doggy Bags presenta: South Central Stories
Este nuevo volumen repleto de violencia recupera de nuevo la esencia de Doggy Bags en un tomo muy diferente que nos ofrece tres historias que a la vez, son una sola, todo a lo largo de 108 páginas a todo color que Dibbuks nos ofrece en un rústica con solapas de 17x24 cm.
El culpable de todo esto es, por supuesto, Run, quién crea esta historia en tres partes para ofrecer el protagonismo y por lo tanto el punto de vista a tres personajes muy, muy diferentes: un pandillero que se inicia en una banda, un hermano ex-marine vengador, y un niño víctima de todos estos sucesos.
A cargo del dibujo de estos tres arcos encontramos a un único artista en esta ocasión: Neyef, cuyo peculiar estilo caricaturesco se ha convertido ya en la identidad propia de la colección Doggy Bags, en la cual ya hemos podido disfrutar varias veces de su arte.
La situación nos traslada a la costa oeste a inicios de los años 90, una época en la que las guerras de bandas dejaban los suelos asfaltados manchados de sangre, y en que una vida valía muchos menos que la prostitución y las drogas... una situación que realmente a día de hoy tampoco ha cambiado demasiado en según que rincones.
En esa época, las bandas de matones se diferenciaban por el color de sus bandanas, y solo por llevar ese color y cruzar la calle equivocada podías terminar masacrado por algún chalado.
La primera historia nos muestra a dos chavales que deciden ingresar en una banda y, para poder ser admitidos, son enviados a un ajuste de cuentas con sus rivales. Pero a los chavales el tema se les va de las manos rápidamente, y lo que debería haber sido un "trabajo fácil", termina en una autentica masacre.
Sus acciones por supuesto, tienen repercusiones cuando uno de los familiares de las víctimas decide cobrarse la venganza por su propia mano... y se trata de un ex-marine más que preparado para repartir castigo. Y bueno, no solo eso... ya que esta segunda historia tiene una buena sorpresa escondida.
La tercera historia se enfoca en el hermano pequeño de este ex-marine, y sirve de conclusión a una trama en al quye claramente Run se ha dejado el pellejo.
El resultado es uno de los argumentos de Doggy Bags más molones, profundos y sorprendentes de los que han aparecido hasta ahora, una obra que os encantará a todos los que hasta ahora hayáis sabido apreciar esta magnífica colección.
¡Totalmente recomendable!
El culpable de todo esto es, por supuesto, Run, quién crea esta historia en tres partes para ofrecer el protagonismo y por lo tanto el punto de vista a tres personajes muy, muy diferentes: un pandillero que se inicia en una banda, un hermano ex-marine vengador, y un niño víctima de todos estos sucesos.
A cargo del dibujo de estos tres arcos encontramos a un único artista en esta ocasión: Neyef, cuyo peculiar estilo caricaturesco se ha convertido ya en la identidad propia de la colección Doggy Bags, en la cual ya hemos podido disfrutar varias veces de su arte.
En esa época, las bandas de matones se diferenciaban por el color de sus bandanas, y solo por llevar ese color y cruzar la calle equivocada podías terminar masacrado por algún chalado.
La primera historia nos muestra a dos chavales que deciden ingresar en una banda y, para poder ser admitidos, son enviados a un ajuste de cuentas con sus rivales. Pero a los chavales el tema se les va de las manos rápidamente, y lo que debería haber sido un "trabajo fácil", termina en una autentica masacre.
La tercera historia se enfoca en el hermano pequeño de este ex-marine, y sirve de conclusión a una trama en al quye claramente Run se ha dejado el pellejo.
El resultado es uno de los argumentos de Doggy Bags más molones, profundos y sorprendentes de los que han aparecido hasta ahora, una obra que os encantará a todos los que hasta ahora hayáis sabido apreciar esta magnífica colección.
¡Totalmente recomendable!