Este mes de febrero editorial Ivréa lanzaba al mercado el tercer y último tomo de SCUMBAG LOSER, obra del mangaka Mikoto Yamaguchi, conocido por obras como Tomodachi Game o la perturbadora Dead Tube, una colección de terror psicológico dirigida al público adulto de lo más bizarra capaz de sorprender a propios y extraños con su contenido.
Originalmente titulado Saiteihen no Otoko ( 最底辺の男), fue publicado en la revista Gangan Joker de Square Enix entre noviembre de 2011 y diciembre de 2012, la serie fue posteriormente recopilada en tres volúmenes tankoubon que Ivréa nos brinda en idéntico formato B6 con sobrecubierta, prometiendo una cadencia bimestral.
En anteriores números conociamos a Masahiko Murai, un ser humano de 16 años despreciable y repugnante que cree que todo el mundo da asco menos él y Haruka Mizusawa, una adolescente que debería estar muerta hace cinco años, y que ha sido reemplazada por una especie de monstruo horrible que, haciendo uso de su pellejo, obliga a Masahiko a proporcionarle nuevos especímenes que devorar: los más inútiles y asquerosos seres humanos que encuentre.
De esta forma, Haruka iba devorando a sus compañeros de clase, que son reemplazados por seres semejantes a ella: monstruos sin sentimientos que necesitan más víctimas... Hasta que finalmente Masahiko explota al no poder soportar más la situación. Ahora, convertido en mitad monstruo, el muchacho intenta dar caza al monstruo... quién se suma a la plantilla de personajes despreciables que, al presentarse a una audición para un peculiar grupo de idols dónde conoce a Yuumi Okura, una chica de 16 años casi tan despreciable como el protagonista que se enamora de ella al nivel del acoso.
La muchacha de cuerpo espectacular y tetas enormes que comenzó a salir con Yamada al inicio de esta serie, creando la situación que desató todos los eventos hasta la fecha. Esta muchacha, claramente transformada por los monstruos y sin escrúpulos a la hora de llevarse a la cama a quién tenga delante, es la que termina de guiar al detective hacia las STH24.
De esta manera, Masahiko, el detective y Yumi terminan yendo a parar al mismo lugar, dónde las STH24, formado por las mayores fracasadas, se dispone a dar un concierto... que tiene una recompensa bastante truculenta para los fans.
Un buen par de giros para dar final a un manga que, con solo tres tomos, consigue generar un mal rollo y un asco bastante digno de mencionar, haciendo que disfrutemos de cada página.
Con nuevos ingredientes que aun la tornan más interesante, continua esta historia de terror psicológico que nos ha dejado totalmente enganchados, una historia repleta de gente despreciable con un horror subyacente que supera lo esperado y que, además, viene en compañía de un arte capaz de crear viñetas realmente escalofriantes.