Que tendrá el invierno que nos es propicio para ver el terror en todas sus formas? Será el frío o las ganas de quedarse recluido en casa, pero desde luego es la mejor época del año para echarle mano al cómic que hoy tenemos que reseñar. Se trata de un volumen, adaptación de un relato corto de uno de los reyes del terror, Stephen King, con su obra N.
Quizás a alguno os suene ya que antes de ser cómic fue publicado en formato de relato corto, que a su vez contó con una webserie de esas que tan de moda estaban hace unos años. Con 25 episodios a sus espaldas cada uno de 30 minutos y realizados por Alex Maalev, la obra ganó bastantes adeptos y el cómic que traemos hoy es una re-formulación gráfica de ese concepto inicial.
La editorial que ha dado el paso con este formado es Panini Comics, aunque hemos de darle las gracias a Marc Guggenheim y al mismo Alex Maleev por realizar-lo de una forma tan efectiva e interesante. El formato con el que cuenta es un sencillo volumen en tapa dura con un tamaño de 17 x 26 cm en cuyo interior encontraremos 112 páginas a todos color en las que nos narran la oscura historia de N.
Para aquellos que quieran hacerse con este pedazito de obra del gran King, el tomo tiene un precio de 16€ y está a la venta en librerías y tiendas especializadas desde el pasado mes de octubre.
Empezamos pues hablando de N, paciente de Johnny, un psiquiatra al que va ver y quien documentará su caso el cual posteriormente pasará a manos de la hermana de Johnny, Sheila, para llegar después a las de su amigo de la infancia Charlie. Pero quien es N? Bueno, esa es la primera pregunta que nos tenemos que formular y una de la que la respuesta no nos podría gustar demasiado, ya que N es el causante de que se desarrollara toda la serie de sucesos que encontramos en esta historia.
N sufre de trastorno obsesivo-compulsivo y delirios paranoicos relacionados con "mantener el equilibrio". Está convencido de que un círculo de piedras en un campo en las afueras de una ciudad cercana, el Campo de Ackerman, contiene una puerta a otra realidad desde donde un monstruo aterrador que se llama Cthun está intentando abrirse paso. El signo de la inminente llegada de este ser es ser capaz de ver en el campo de los Ackerman ocho piedras en lugar de siete, lo que remitirá en la necesidad de verificar su presencia y que a posterior dicha persona se obsesione con los números.
Así la persona que entre en el campo tendrá la necesidad de proteger a la humanidad de este monstruo, quien únicamente permanece encerrado si el involucrado realiza la cuenta de los objetos que tiene a su alrededor de forma constante, sin embargo, esta lucha perpetua y agotadora llevará a N a suicidarse y a que Johnny, curioso ante este extraño caso acuda al mismo campo que fue N a ver las piedras, y lo mismo sucederá con su hermana cuando investigue sobre su muerte, exactamente igual que le sucederá a Charlie.
Con este volumen en nuestras manos nos encontramos con otra pieza del extenso puzle creado por Stephen King, en el que el autor vuelve a la ciudad de Maine a explorar otros de ésos secretos ocultos que moran en esa ciudad. Al igual que sucede con otras de sus obras como Salem’s Lot, Cementerio de animales o incluso en la producción televisiva de Castle Rock, King nos muestra una ciudad sumida en las desgracias cuyo origen aunque no queda del todo claro, si que nos muestra unas pinceladas.
Porque si algo sabemos sobre este autor, es que su fetiche con Maine crece con cada relato, así como su intrigante uso de los números a los cuales también suele recurrir cuándo busca generar un terror realista mezcla de enfermedad mental y terrores nocturnos. No será ni el primer ni el último autor que los utilice, pero desde luego en su caso llaman bastante la atención.
Aunque en esta ocasión el punto fuerte de este relato resulta la repetición de sucesos que nos llevan a plantearnos en cuál de los mundos de su extensa superposición de planos nos encontramos, de cual de ellos proviene Cthun y si nosotros nos atreveríamos a visitar el campo de los Ackerman visto el funesto resultado.
En cuánto al apartado artístico nos encontramos con un estilo muy peculiar obra de Alex Maalev, quien nos acerca a la versión de cortometrajes gracias al dibujo realista con aspecto fotográfico de sus páginas. Sus personajes cuentan por tanto con expresiones muy humanas y nos encanta poder ver reflejado en su rostro tanto realismo.
El mismo Marc Guggenheim ya indica en el prólogo que no solamente quería plasmar el aspecto realista de la serie, si no también la documentación que en ella se reproducía, aportando datos para que la historia nos resulte mas atractiva.
La verdad es que en conjunto nos ha parecido realmente interesante tanto gráficamente como a nivel narrativo y nos encanta acercarnos un poco más a las obras de este autor tan prolífico. Recomendado a todos aquellos que busquen terror de ese que te hace dudar sobre la realidad que nos rodea.