Volvemos a la carga con el nuevo número publicado de una de nuestras series shonen favoritas, Noragami, obra de Adachitoka que ya se planta en su volumen número 16 editado por Norma, quienes pusieron a la venta este volumen el pasado mes de octubre.
En esta ocasión el manga vuelve a contar con un formato de cartoné con sobrecubierta, estando en esta ocasión protagonizada por los tres personajes principales, Hiyori en su modo espirirual, Yato en el centro y finalmente Yukine, resultando una de la portadas mas bonitas y apacibles de todo el manga.
En su interior encontraremos 176 páginas en blanco y negro mas las dos primeras a color en las que la historia se pondrá al rojo vivo en vista de que nuestra diosa mas sexy se ha ido a tomarse la justicia por su mano.
Como siempre, todos aquellos que se quieran hacer con este volumen lo podrán conseguir en tiendas de cómics, libreras especializadas o en la tienda de Norma cómics por un precio de 8€.
La ausencia de Bishamonte no se ha hecho demasiado de notar, sin embargo hay espías y ojos en demasiados lados y no tardará en quedar al descubierto su verdadero objetivo, buscar al Hechicero, padre de Yato y causante de toda la desgracia que rodea a la diosa.
Sin embargo ahora Bishamonte no estará sola, cuenta con la ayuda de una reliquia sagrada, desterrada por oponerse a los dioses y demasiado salvaje para el mundo actual, este shinki llamado Nana le proporcionará armas y vestuario así como la fuerza necesaria para plantarse delante de su mayor enemigo. El problema es que el hechicero no es para nada tonto y a la mínima de turno escapará de las garras de la diosa ocultándose de si vista y de la del cielo.
Obviamente ante tales acciones la presencia de Bishamonte resultará demasiado estridente y el cielo correrá en su búsqueda no únicamente para castigarla, si no también con el objetivo de hacerla una renegada por oponerse a los designios del cielo.
Pero Beena no está sola, a su lado acudirán Yato y Yukine, mientras que Kazuma y su familia hace lo mismo por otro lado. Lástima que se interpongan demasiadas personas en su camino, siendo el mismo Takemikazuchi quien se plantará ante Yato y Yukine dispuesto a frenarles.
Una de las grandes batallas se acerca a su apogeo y en esta ocasión el culpable no es Yato! Pobrete nuestro dios que no para de meterse en líos para ayudar a sus amigos, primero sucedió con Ebisu y ahora con Bishamonte. La diferencia principal radica en que aunque Ebisu tuvo suerte y simplemente se reencarno en un nuevo ser, en el caso de Bishamonte puede ser expulsada del cielo y repudiada por sus acciones, por lo que habría que ver que sucede con ella al acabar esta gran batalla,
Pero mientras tanto, podemos disfrutar no únicamente de su nuevo diseño de indumentaria, si no también de otros tantos personajes que empiezan a tener cabida en el volumen, como el dios Takemikazuchi, quien no tendrá reparos en cortar todo lo que se le ponga a mano. Algo que obviamente hace preocupar y muchisimo a Yukine.
En el caso del Hechicero no tenemos ni la mas remota idea de que camino va a tomar, ya que es un personaje totalmente impredecible, sin embargo nos alegra saber que el futuro de Yato ya no está tan ligado a su vida como pensábamos.
En cuanto al apartado artístico es Bishamonte la que se lleva todos los halagos porque si anteriormente pudimos ver un resquicio de como es su nuevo traje, ahora lo tenemos a doble página y con todo tipo de poses, ataques y gestos. Aunque como ella misma dice, parece mas el traje de un villano que es de un héroe.
Pese a eso, no podemos obviar la maravillosa batalla que está teniendo lugar y que nos parece simplemente increíble, contando con unas coreografías esplendidas y unos movimientos muy nítidos, de los que nos gustan a nosotros ya que resulta mucho mas fácil seguir los golpes y emocionarse con la lucha.
En conclusión, otro gran número de los que nos gustan a nosotros, con mucha acción, diseños espectaculares y emoción a manos llenas. Esperemos que nuestros dioses soporten las flechas del cielo y que la confesión de Kazuma sirva para algo, además de para quitarle un poco de prepotencia que ya se le estaba subiendo demasiado a la cabeza.