Estos meses de julio y agosto Norma Editorial lanzaba los tomos 21 y 22 de uno de los shonen más populares del momento: SEVEN DEADLY SINS (Nanatsu no Taizai 七つの大罪) obra original de Suzuki Nakaba (鈴木央).
Este manga de fantasía heróica, aventuras y humor empezó a serializarse en la revista japonesa Weekly Shōnen Magazine en octubre de 2012, teniendo hasta la fecha recopilados 29 volúmenes. Además, cuenta con una adaptación a serie de anime que empezaba el 5 de octubre de 2014 a emitirse en Japón de la mano de A-1 Pictures, y que ya se encuentra en su segunda temporada.
Los tomos nos llegan en una edición idéntica a la japonesa de 184 y 188 páginas respectivamente, con la clásica sobrecubierta con solapas de 11,5 x 17,5 cm.
Hace diez años, la orden de caballería Seven Deadly Sins fue acusada de traición por intentar derrocar al rey de Britania. Los caballeros sagrados lograron derrotarles, y desde entonces estos peligrosos malhechores desaparecieron del reino. Pero quizá esa no es la verdad.
Meliodas, un descarado muchacho que sirve buena cerveza y comida malísima resulta ser el capitán de los Seven Deadly Sins, y en compañía de la princesa Elizabeth comienzan su búsqueda de sus otros compañeros para salvar al reino de su auténtico enemigo... Los Caballeros Sagrados.
Nuestra atención durante estos volumen se centra en el Gran Festival de Byzel, a dónde los Diez Mandamientos Gloxinia y Drole han convocado a todos los guerreros del reino, con la promesa de que al ganador se le concederá cualquier deseo solicitado.
La totalidad de nuestros protagonistas se hayan este evento, dónde los luchadores del Gran Festival de Byzel terminan formando unos peculiares parejas para dar inicio a los combates muerte que los dos villanos han decidido celebrar a cambio de conceder cualquier deseo al vencedor del festival.
La totalidad de nuestros protagonistas se hayan este evento, dónde los luchadores del Gran Festival de Byzel terminan formando unos peculiares parejas para dar inicio a los combates muerte que los dos villanos han decidido celebrar a cambio de conceder cualquier deseo al vencedor del festival.
El tema es que estas parejas no son lo más equilibrado que existe, como es el caso de Elizabeth y Elaine, quienes aunque ni siquira habían venido a combatir, se encuentran de bruces en medio de una batalla contra dos guerreros que, contra todo pronóstico, no terminan de dar la talla.
En contrapartida tenemos a continuación un duelo bastante diferente a continuación, cuando la pareja protagonista la forman ni más ni menos que Ban y Meliodas, un equipo que parece venir a responder a todas las exigencias de los fans.
La química que existe entre estos dos rivales y amigos no tiene igual dentro de los Seven Deadly Sins, y el resultado es un combate que, si bien no es demasiado favorable a las dos bestias demoníacas a las que les toca hacer frente, es una sobrada en cuanto a lo que esperaban los seguidores de la serie: Un derroche de poder de los que nos gusta ver en viñetas.
El wishlist de batallas no termina aquí, ya que a continuación y haciendo frente a dos representantes de los propios Gloxinia y Drole encontramos a Diane y King, una pareja algo extraña ahora que Diane ha perdido por completo sus recuerdos... algo que dificulta claramente la existencia de un King que ahora está más que decidido a confesarle sus sentimientos.
Personalmente, lo mejor de toda la batalla es el inicio, cuando pensando que King es solo un niño indefenso decide protegerle entre sus tetas, lo cual casi mata al pobre rey de las hadas de una hemorragia nasal. De todas maneras, lo más interesante es ver como Diane evoluciona poco a poco en esta batalla, ganando más y más afecto por el Pecado de la Pereza.
Finalmente tenemos un enfrentamiento en el cual podemos ver a Gowther, quién desea tener un corazón, contra Escanor, a quién vemos en su forma debilitada debido a la oscuridad de la noche. Gowther, quién no tiene dudas sobre su deseo y a quién no le importa nada ni nadie, no duda en atacar a sus compañeros, incluido el propio Escanor...
Pero los ataques mentales de Gowther, en lugar de debilitar aun más al Pecado del Orgullo, le hacen recordar toda su vida, pasando por su terrible infancia y llegando hasta el momento en que conoció a Merlín... quién es la luz de su vida.
Iluminado de forma virtual por su amada, Escanor evoluciona hasta su forma más poderosa, utilizando toda su potencia para atacar a un blanco inesperado... los Diez Mandamientos Gloxinia y Drole, quienes pillados totalmente fuera de juego son derribados dando el festival por terminado y comenzando el ataque real de Meliodas...
Efectivamente, aunque el resto de sus amigos no tenían constancia de ello, la finalidad de Meliodas de venir al Festival era únicamente pillar a los Diez Mandamientos con la guardia baja, algo que Escanor ha procurado aun desconociendo el plan de su Capitán.
Dispuesto a comenzar a exterminarlos, Meliodas desata todo su abrumador poder contra sus enemigos mientras el resto de participantes del festival se teletransportan lejos de allí.
Pero cuando parece que Meliodas ya está a punto de poner un final a la existencia de Gloxinia y Drole llegan los refuerzos más indeseados...
... La totalidad de los Diez Mandamientos de plantan frente al Capitán Meliodas, dispuestos a cambiar para siempre el curso de esta historia.
Con un buen montón de revelaciones y, sin lugar a dudas, con el final de un arco argumental, Suzuki Nakaba nos presenta dos tomos que son tanto un final como un comienzo...
¡No podemos esperar al tomo 23!