Cómic: Reseña de "Antes de Watchmen: El Corsario Carmesí" de Len Wein y John Higgins - ECC Ediciones

Aprovechando la renovada fama lograda gracias a la película de 2009, DC Comics decidió lanzar en 2012 una serie de miniseries precuela / spinoff de Watchmen, la mítica serie de 12 grapas de Alan Moore y Dave Gibbons publicada en 1986.

El proyecto llamado Before Watchmen recogió bajo su techo la friolera de ocho series limitadas - un total de 37 entregas - , cada una de ellas protagonizada por uno de los vigilantes protagonistas de la serie, situándolos en un momento previo de la historia principal.

ECC Ediciones ha trazado un largo camino con los recopilatorios de Antes de Watchmen, trayéndonos cada una de las colecciones en un tomo diferente para poder hacernos ordenadamente con todo el universo expandido de Watchmen y recogiendo respectivamente a Ozymandias, Dr. Manhattan, El Comediante, Espectro de seda, Minutemen, Búho Nocturno y Rorschach.

Pero aun con todo este contenido debidamente recopilado faltaba una última historia con la que completar la colección, una serie de pequeños capítulos que fueron publicados durante la serialización original de forma dispersa como extra de las demás, y que ahora se reúne en este volumen bajo el título de Antes de Watchmen: El Corsario Carmesí en un cartoné de 72 páginas a todo color.


Antes de Watchmen: El Corsario Carmesí
Todos sabemos bien a estas alturas que en el universo de Watchmen los cómics no están protagonizados por superhéroes. De hecho, en el Watchmen original había una historia corta, dispuesta en forma de pequeñas capsulas (como esta) titulada Tales of the Black Freighter, en la que los piratas tenían un protagonismo que aquí se ve homenajeado.

La historia que nos reúne en esta ocasión es La maldición del Corsario Carmesí, y en ella se nos presenta al marinero escocés Gordon McClachlan en 1771, un hombre de buena fe que se enrola en la tripulación de un navío con esperanzas de futuro y aventuras.

Pero pronto el tema se le complica cuando, incapaz de soportar como el capitán trata a sus tripulantes, lidera un fracasado motín que termina con él atado a un cañón recibiendo una buena ducha de latigazos.

Su triste fortuna es tal que, mientras se encuentra en esta situación, son bombardeados por un buque de guerra español que hunde su barco y se cobra como victimas a toda la tripulación... excepto a él mismo.

Naufragando y esperando la muerte, su triste suerte le lleva a ser rescatado por el mítico Holandés Errante, dónde el Corsario Carmesí le explica que ahora su destino es permanecer toda la eternidad a bordo del navío fantasma. 

McClachlan se niega rotundamente a cumplir esta injusta condena, y su interlocutor decide dejarle clara su situación de una forma bastante efectiva: arrancándole su alma inmortal y poniéndole tres pruebas imposibles a cambio de recuperarla algún día antes de echarle por la borda.

Condenado, el escocés continúa una existencia miserable en busca de sus tres pruebas, pasando de mal en peor, entre esclavistas españoles y brujas de sudamérica, viviendo una auténtica pesadilla día a día.
¿Qué horrores deberá enfrentar?
¿Qué horrores deberá cometer?
Quizá al final de esta historia, no le quede mucha alma que recuperar...