Homónimos, esas personas o cosas que tienen el mismo nombre propio que otra. Esto es lo que la buena de la wikipedia nos explica sí buscamos el título del volumen que tenemos en nuestra manos, obra de Antonio Navarro, y aunque a primera vista no parezca más que una descripción de la RAE, realmente retrata muy bien lo que nos vamos a encontrar entre estas páginas.
Dicho esto, empecemos por el principio, porque detrás de este volumen hay una editorial que lo ha hecho posible, siendo concretamente Norma quienes lo han editado con un bonito y delicado formato en Cartoné que cuenta con un tamaño de 21 x 28,5cm, lo que viene a ser un volumen europeo ligeramente más grueso de lo habitual ya que en su interior encontramos la friolera de 215 páginas todas ellas a color que nos cuentan historias de lo más variopintas.
Para aquellos que quieran hacerse con este volumen, se lanzó al mercado el pasado mes de junio con un precio de 26€ y está disponible en librerías y grandes superficies.
Homónimos:
Visto el volumen nos adentramos un poco más en sus profundidades para encontrarnos precisamente una serie de homónimos ya que estas 215 páginas están formadas por 8 historias totalmente independientes entre si, cuyo nexo de unión más claro es el nombre de su protagonista, Antonio Navarro. Así el autor pone su nombre a los protagonistas, o todos ellos resultan tener su nombre, contándonos historias de lo mas variopintas.
Y como no, en cada una de las historias hemos podido ver un escenario diferente y muy concreto, pasando desde Barcelona durante la II República, la Cuba revolucionaria, el Madrid de los 60, la Argentina de la última dictadura militar o la Salamanca medieval, todos ellos con diferentes conflictos ya sean reales o mentales que nos llevaran a los recovecos mas oscuros de la mente de este omnipresente personaje que es Antonio Navarro.
Entre estas páginas encontraremos sentimientos en estado puro, tan variados como las localizaciones donde tienen lugar. Ya sea representando el amor, la frustración, el cainismo y la muerte, todos ellos han sido abordados según la historia desde la perspectiva del humor, la tristeza, la tragedia o el drama, logrando una paleta de colores de lo mas variado.
Sin embargo si hay un hilo conductor que entrelaza todas estas historias ese es el formado por las sombras negras, por los registradores, bibliotecarios de la consciencia que desgranan de una en una las historias, viendose mas o menos afectados por estas y poco a poco, volviéndose mas cercanos al lector y al mismo Antonio Navarro, a la vez que nos resultan totalmente ajenos y extraños.
Además claro está, no nos podemos olvidar de esos pequeños detalles que convierten estas historias en algo terrenal y cercano, ganándose un hueco en nuestros corazones. Y no me refiero a laos grandes sentimientos, a las dulces gestas o a los corazones rotos, si no a la forma tan sencilla y natural de mencionar cosas cotidianas como Tintin, los Thunderbirds o Pablo Picasso. Esto nos recuerda que todas estas historias aunque nazcan de la mente de un autor bien podrían ser ciertas, llevando su simbolismo al siguiente nivel.
Finalmente en cuanto al apartado artístico encontramos una gran amalgama de estilos, formas y diseños, que aunque sean diferente y algunos de lo mas variopintos, logran plasmar muy bien la historia contada.
En este sentido, cada historia está dibujada con una estética adecuada a los elementos simbólicos que predominan en el relato, esto queda claramente identificado con la historia en Stop Motion o con los retablos eclesiásticos. Pese a su belleza plástica, el resultado no es una exhibición pirotécnica de virtuosismo técnico. Se trata, en realidad, de la demostración palpable de que, en las mejores historietas, el fondo mantiene siempre un diálogo fluido con la forma.
En conclusión, estamos ante una obra atípica, no apta para todos los paladares, que sorprenderá a aquellos que con una mente abierta y ganas de descubrir el mundo se adentren en sus mas oscuros recovecos.