Nos llega una nueva dosis de sangre, vísceras y corrupción gracias a la sexta entrega de Doggy Bags de la mano de la editorial Dibbuks, en la que es probablemente la publicación más atrevida de la editorial y una de las más revolucionarias del mercado nacional actual.
Para los profanos en este universo, nos encontramos ante una colección que decide saltarse todas las convenciones sobre censura, abordando temas de lo más escabrosos y, en buena parte, desagradables a las mentes débiles.
La idea de este monstruo de celulosa es culpa de Run, jefazo del peculiar sello Label 619 de la editorial francesa Ankama Éditions, quién con semejante publicación rescataba el olvidado pulp que caracterizó a toda una generación, reuniendo en una publicación tres historias para adultos que evocaban las que en los años cincuenta incluían las publicaciones similares; tres tramas de carácter censurable independientes y políticamente incorrectas, rodeadas de anuncios, correo de los lectores y toda una serie de artículos de información que se alejan del cómic actual y se acerca más a una revista repleta de contenido.
En Francia, la colección ya tiene un total de 13 entregas, y esta sexta nos llega a nosotros para mostrarnos todo un volumen repleto de violencia, reuniendo en 96 páginas a todo color (y algunas en un artístico blanco y negro) dentro de una rústica con sobrecubiertas tres historias que hacen un todo gracias a la colaboración entre el grande de Run y Céline Tran, un nombre que poco tiene que ver con el noveno arte pero que, igualmente, sé que muchos sabréis reconocer...
¿Quién es Céline Tran?
Si leemos las editoriales que hay entre las historias que conforman este volumen podemos ver toda una historia sobre como llego a tomar forma la historia de tres partes que encontramos en él.
El tema es que como decíamos, esta trama es fruto de la colaboración argumental de Run y Céline Tran, mujer en la que además está inspirado su explosivo y sanguinario personaje protagonista, Katsuni.
Y Katsuni es, de hecho, el nombre artístico que Céline Tran utilizaba durante su carrera como actriz porno. Ahora aquellos que seáis duchos en este género ya tendréis una mejor idea de de quién es esta buena mujer ¿verdad?
Céline TranKatsuni (Lyon, 9 de abril de 1979) es escritora, artista marcial, blogger y ex-actriz porno bajo el nombre artístico de Katsuni que dio inicio a su carrera cinematográfica en 2001, recibiendo numerosos premios entres los que encontramos tres galardones en los AVN a la mejor actriz extranjera. Tras retirarse del mundo pornográfico en 2013, Tran ha aparecido en películas Les Kaïra (Francia 2012) ó Jailbreak (Camboya 2017) con su propio nombre.
Si leemos las editoriales que hay entre las historias que conforman este volumen podemos ver toda una historia sobre como llego a tomar forma la historia de tres partes que encontramos en él.
El tema es que como decíamos, esta trama es fruto de la colaboración argumental de Run y Céline Tran, mujer en la que además está inspirado su explosivo y sanguinario personaje protagonista, Katsuni.
Y Katsuni es, de hecho, el nombre artístico que Céline Tran utilizaba durante su carrera como actriz porno. Ahora aquellos que seáis duchos en este género ya tendréis una mejor idea de de quién es esta buena mujer ¿verdad?
Céline TranKatsuni (Lyon, 9 de abril de 1979) es escritora, artista marcial, blogger y ex-actriz porno bajo el nombre artístico de Katsuni que dio inicio a su carrera cinematográfica en 2001, recibiendo numerosos premios entres los que encontramos tres galardones en los AVN a la mejor actriz extranjera. Tras retirarse del mundo pornográfico en 2013, Tran ha aparecido en películas Les Kaïra (Francia 2012) ó Jailbreak (Camboya 2017) con su propio nombre.
Y ahora nos llega como protagonista en esta novela gráfica para mayor deleite del personal.
Rompiendo un poco con lo habitual de Doggy Bags (si es que en esta colección hay algo habitual), en esta ocasión y como ya os mencionábamos nos encontramos ante tres historias cortas que narran una única historia más larga.
Así nos encontramos ante tres historias de cuyo argumentos son responsables Run y Céline Tran, pero en las cuales encontramos a diferentes artistas a cargo, todos ya viejos conocidos del sello 619: Singelin, Maudoux y Gasparutto.
En todas ellas vamos conociendo a Katsuni, su historia de venganza y su pasado repleto de vampiros y sangre, ofreciéndonos cada una un corte muy diferente pero, al mismo tiempo, reuniéndose en un estilo Pulp muy a lo cine de serie Z.
En la primera de las historia, se nos presenta como una vengador anónimo que, en medio del rodaje de una escena X, salta para masacrar a unos vampiros espontáneos que se encuentran a punto de clamarse una nueva víctima en una joven que intenta estrenarse en el cine porno.
La segunda por otro lado nos cuenta sobre el origen de esta misteriosa asesina de vampiros asiática, narrando como el destino la llevo a este submundo de violencia, sexo y horror hasta convertirse en la guerrera que ya conocimos en el primer episodio.
Por último, la historia final nos muestra una nueva masacre, esta vez con un toque un poco más divertido, que alimenta aun más el mito de Katsuni.
Entre las tres nos encontramos ante una trama ambientada en el cine porno y la corrupción, entretejiéndose de forma gratuita con todo un complot vampírico que justifica con una pizca de fantasía el mal que habita entre las altas esferas de este submundo.
Quizá no nos encontramos ante la mejor de las entregas de Doggy Bags, pero desde luego, nos encontramos ante la que ofrece más contenido sexual hasta la fecha. Y eso, siempre está bien.
Así nos encontramos ante tres historias de cuyo argumentos son responsables Run y Céline Tran, pero en las cuales encontramos a diferentes artistas a cargo, todos ya viejos conocidos del sello 619: Singelin, Maudoux y Gasparutto.
En todas ellas vamos conociendo a Katsuni, su historia de venganza y su pasado repleto de vampiros y sangre, ofreciéndonos cada una un corte muy diferente pero, al mismo tiempo, reuniéndose en un estilo Pulp muy a lo cine de serie Z.
En la primera de las historia, se nos presenta como una vengador anónimo que, en medio del rodaje de una escena X, salta para masacrar a unos vampiros espontáneos que se encuentran a punto de clamarse una nueva víctima en una joven que intenta estrenarse en el cine porno.
Por último, la historia final nos muestra una nueva masacre, esta vez con un toque un poco más divertido, que alimenta aun más el mito de Katsuni.
Entre las tres nos encontramos ante una trama ambientada en el cine porno y la corrupción, entretejiéndose de forma gratuita con todo un complot vampírico que justifica con una pizca de fantasía el mal que habita entre las altas esferas de este submundo.
Quizá no nos encontramos ante la mejor de las entregas de Doggy Bags, pero desde luego, nos encontramos ante la que ofrece más contenido sexual hasta la fecha. Y eso, siempre está bien.